Persiguiendo Mavericks

La película tiene dos niveles. Por un lado está la historiade superación deportiva de un chaval, Jay (Jonny Weston), que quiere dominarlas olas más imponentes de California, llamadas mavericks. Por otro, una trama cruzada de búsquedas del padre,tanto por parte de Jay -abandonado por su padre cuando era niño y que vive consu inestable madre (Elizabeth Shue)- como por parte de su mentor Frosty (GerardButler). Frosty está felizmente casado y tiene dos hijas, pero es un padreausente marcado por la muerte prematura de sus progenitores. Estas tramas devínculos, a las que se añaden los amores de sus respectivas parejas, son lospilares sobre los que se teje la historia de superación y autoexigencia delsurf. Sin duda la cinta trasmite valores positivos sobre los vínculos depertenencia, la familia, y el afán de superación, pero rezuma un vitalismovoluntarista radical. Ofrece una confusa escala de valores en la que el éxitoen las conquistas de autodominio deportivo parece convertirse en el único motorde la vida. Es cierto que Frosty acaba anteponiendo el cuidado de sus hijas asu pasión por el surf, pero en conjunto el acento está puesto en el reto de lasolas como ideal. Esa positividad vitalista contrasta con una mirada nadareligiosa sobre la vida, desembocando en un buenismo poco satisfactorio.
La articulación del guión y la puesta en escena es muytelevisiva y plana, aunque nos brinda unos planos de Mavericks realmenteespectaculares.