Natura

La pintora expresionista Constanza López Schlichting desnuda su alma en la muestra que presenta hasta mediados de noviembre en la galería madrileña Montsequi, quien ya llevara su obra el pasado año a ESTAMPA, XXIV Feria Nacional de Arte Contemporáneo, en el Matadero de Madrid.
La artista hispano-germana se pone en juego en esta exposición con una poética del paisaje que se recrea en sí misma. La vida y el drama transcurren en ella, acogidos por un silencio vivo, contemplativo: naturalezas de movimientos agitados y naturalezas trepidantes y desbordadas, en el viento, en los árboles, en el fondo marino; y las rocas firmes, que vomitan aguas aceleradas, que se desbocan. El mundo natural grita como la vida misma. Pero también, como en la misma vida, el alma se serena y sobre la tierra antes estéril surge una presencia cálida, rosácea al alba, y la vida resucita en flor de almendro, cantando colores en la campiña veraniega. Ya en el interior del salón, las flores, de intenso carmesí, saltan apasionadas –como el prendedor meninesco de la velazqueña infanta Margarita– dejando apenas ver el jarrón blanco inmaculado que las sujeta con firmeza, en el gran espacio puro y apenas sugerido.
Por la ventana veo el paisaje del jardín, esmaltado de luz en su enlosado que, cual mojadas vidrieras, la lluvia ha disuelto en tornasoles cromáticos. Me sobrecoge la mística del momento. Y las niñas en acción, en un instante irrepetible, potentes, escultóricas, envueltas en color, indiferentes en su disfrute de la naturaleza al mundo y su drama. Así veo el expresionismo de Constanza.
Inició su trayectoria en Berlín con Kaus Flussman, y la continuó por su amistad con el berlinés Achim Niemann, adoptando un lenguaje sencillo y concreto, con su quehacer enriquecido paso a paso por otros amigos y maestros, a veces bien diversos, como el realista y genial Antonio López.
Schlichting se inició con la mancha y el color por pasión, con los ojos puestos en la figura humana, tan propia de la Escuela Española de pintura, que conoce bien por sus estudios de Historia del Arte. Le sedujeron las ciudades bulliciosas y sus gentes como Milán o Madrid, maternidades y de manera especial el mundo infantil. Vieron su trayectoria en Alemania y en Italia, en España, Panamá y EEUU.
En los últimos años la creación de Constanza continúa por derroteros nuevos, paisajes, floreros dialogantes que arrojan el color de sus flores, litografías, collages, en un expresionismo casi abstracto, de íntima y creciente síntesis, con una búsqueda permanente y fiel, la de aquella Presencia que abraza su realidad, la realidad toda.