El Senado aprueba la ley que regulariza las uniones entre parejas del mismo sexo
Además de los habituales rifirrafes parlamentarios (los senadores del Movimiento 5 Estrellas (M5S) optaron por no participar en la votación), la tramitación de la ley también ha tenido gran repercusión en la calle y en los medios, con manifestaciones a favor y en contra y encendidos debates en los que la Iglesia católica no ha permanecido al margen. Hasta el secretario de Estado vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, mostró el martes su alegría tras conocer que la posibilidad de adoptar al hijo de la pareja quedaba excluida del proyecto. “Hay que evitar todo tipo de ganzúas que equiparen las uniones civiles con el matrimonio”, dijo el ´número dos´ de la Santa Sede.
Las voces más críticas con el borrador presentado el pasado 2 de febrero por la senadora Cirinnà advertían de que reconocer el derecho de adopción de los hijos naturales del cónyuge constituiría la puerta de entrada a la gestión subrogada, prohibida en Italia y otros países del entorno, incluida España. La eliminación de esa cláusula ha provocado que nadie haya quedado plenamente satisfecho con el resultado, ni los sectores más conservadores representados por Forza Italia y la Liga Norte ni tampoco los colectivos de gais y lesbianas, que durante semanas han demostrado una considerable capacidad de movilización en prácticamente todas las ciudades del país.
La diputada Monica Cirinnà admitió que se trata de una victoria agridulce. Dijo al respecto: ´Es una victoria con un agujero en el corazón, solo un primer paso, porque es una ley importantísima, pero también pienso en los hijos de tantos amigos que no podrán ser adoptados por quienes consideran sus padres o sus madres. Debemos seguir dando pasos. Estamos solo a la mitad del camino”. Veremos finalmente en qué queda todo ello, pero ya dijimos que Renzi, inmerso en pleno proceso de supresión del Senado, y más allá de sus propias convicciones personales (que se desconocen), nunca dinamitaría su pacto con el NCD teniendo en cuenta que sus votos son decisivos tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Renzi, una vez más, y aunque sea a su modo y manera, cumple con su palabra, por muy controvertida que ésta pueda finalmente resultar.