Artur Mas, se acabó el baile
Es lo que tienen las cosas, que al final llegan. Se acabó la función. El president Mas, en teoría president de todos los catalanes, con un mandato que le daba la Constitución española, resulta que no era president más que para los suyos, que cada vez son menos. De ´ridículo´ se habla con su propuesta de ´referéndum de juguete´.
“V no de victoria, sino V de vergüenza”, y “no entiendo nada” son algunas de las reacciones entre los periodistas “de la casa”, valedores de la consulta, desde sus medios de comunicación bien lubrificados con el dinero de todos administrado por Mas. El tiempo que le ha llegado a Mas es el de contrastar su promesa de consulta, y la realidad de su imposible. No habrá consulta vinculante el 9N, con lo que Mas (en un escenario político democrático moderno) debe dimitir, igual que Francesc Homs, portavoz de gobierno, un puesto de especial relevancia cuando quien gobierna tiene una agenda nacionalista, una ideología que acostumbra a crear “nuevas verdades” repitiendo viejas mentiras.
Es el fin de Mas. Es probablemente el fin de Convergencia, que podremos comparar con aquel fin de UCD, un centro democrático que pasó del poder a la nada. Convergencia tiene aún una base de alcaldes, que han sido claves en la campaña de secesión. La opción de votar “por lo local” en las locales hace que puedan lucir el voto de una herencia, pero ERC pasa sobradamente a Covergencia. Oriol Junqueras lo sabe, y sabe que le ha llegado su hora. Artur Mas ha sembrado división, y división ha recogido. No hay unidad entre los que tienen “romper la unidad” como objetivo político. La vida tiene también eso; que uno recoge de lo que ha sembrado, y semilla de división y sospecha la ha echado Convergencia a espuertas, de la mano de Artur Mas. La digestión va a ser lenta. Llegan tiempos de elecciones generales, tiempo de ERC dominando un baile que, ahora, va al son que Junqueras marca.