`Romney contaría más con Europa`
¿Cuáles son las diferencias esenciales en política exterior de Obama y de Romney?
Hay unanimidad en afirmar que una política exterior bajo un segundo mandato de Barack Obama o un primero de Mitt Romney serían prácticamente iguales. Hay tres posibles. Una es el acercamiento a Rusia. Durante su mandato, Obama trató de "empezar desde cero" con Rusia, firmó el nuevo Tratado START con Moscú, y prometió más flexibilidad con la administración rusa en relación al escudo antimisiles europeo. Romney ha dicho que no será flexible ante Rusia ni le hará ninguna concesión en relación al escudo antimisiles. Considera que es una adversario geopolítico que se opone sistemáticamente a todo hace EEUU globalmente.
La segunda excepción es el gasto de defensa. El gasto en defensa ha crecido considerablemente desde 2001 y según Obama ha llegado el momento de reducirlos una vez que Irak se ha acabo y que Afganistán está acelerando el proceso de transición de la seguridad del país a manos de las fuerzas afganas. Obama también tiene en cuenta las dificultades económicas que atraviesa el país, y afirma incluso que ni siquiera los militares han pedido ese aumento de los presupuestos de defensa. Romney pide una vuelta a los presupuestos de 2010, es decir invertir un mínimo del 4% del PIB. Primero porque es uno de los pilares esenciales para recuperar la posición liderazgo del país que según Romney EEUU ha perdido con Obama; y en segundo lugar porque también podría suponer una pérdida de puestos de trabajo. Que el mundo que ve Romney sea algo menos benévolo de lo que lo ve Obama también justificaría ese esfuerzo en defensa
Y la tercera diferencia es la ayuda exterior. Romney ha prometido una mayor "condicionalidad" de la ayuda exterior, ayuda que debería estar sometida al cumplimiento de ciertas condiciones o requisitos por parte de los países receptores, y que sea más consistente con las prioridades de la política exterior de EEUU.
¿Si ganara el republicano se podría esperar un cambio hacia la política de China? ¿Estaría más presente la cuestión de los derechos humanos y de la libertad religiosa?
Las visiones que se tienen sobre Asia y en especial China en EEUU están muy mezcladas, y el público norteamericano no considera a Pekín un enemigo, pero tampoco un socio. Es sobre todo un competidor económico, comercial y militar. Los dos candidatos han retransmitido mensajes distintos y confusos sobre la futura relación con el gigante asiático que reflejan el esfuerzo por reconciliar a aquellos que temen la emergencia de China, sobre todo en términos de puestos de trabajo y a los expertos que apuestan por una relación constructiva con Pekín. Tanto Romney como Obama quieren ver a un socio en China, y coinciden en que para ello Pekín debe jugar con las mismas reglas del juego. Aunque Romney haya lanzado acusaciones más duras contra Pekín en relación a la manipulación de su moneda, al cumplimiento de los derechos de propiedad y al tema de las falsificaciones, no se lanzará a una guerra comercial con China. En cuanto a derechos humanos y libertad religiosa, a pesar de que Romney ha sugerido que sería más activo en la promoción de la democracia de los derechos humanos (sobre todo como critica al mutismo de Obama en la revolución verde de Irán y a las primaveras árabes) no lo ha relacionado con China, que sigue siendo principalmente una cuestión económica.
¿Habría cambios hacia Europa?
El centro de poder se mueve hacia Asia-Pacífico y no sólo para EEUU. Los países europeos son los aliados tradicionales de EEUU pero poco a poco van perdiendo protagonismo. A Romney le gustaría contar más con los europeos de lo que hizo Obama, considerado uno de los presidente menos pro-europeos en la historia del país, pero también les exigiría un esfuerzo para que asumieran más responsabilidades. Empezando por que los países europeos de la OTAN gasten en defensa un 2% del PIB, algo a lo que se comprometieron hace tiempo.
¿La política de defensa de Romney sería más intervencionista?
No. De todas formas, salga quien salga se acabó la era de las grandes intervenciones militares, ya sea por el esfuerzo económico que ello supone como por la opinión pública norteamericana, que no lo aceptaría.