“Se me hace difícil poder justificar la concesión de este indulto”

Entrevistas · Juan Carlos Hernández
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8 junio 2021
Entrevistamos a Teresa Freixes acerca del posible indulto que el Gobierno prepara para los procesados por el 1-O. La catedrática de Derecho Constitucional y de Jean Monnet ad personam nos anima a participar activamente en la Conferencia sobre el futuro de Europa abierta a las aportaciones de la sociedad civil.

¿Podría explicar, para el gran público, en qué consiste un indulto?

El indulto es un perdón, una conmutación de pena. Solo se puede dar cuando alguien está condenado y en algunos casos se puede dar un indulto total o parcial. Total, cuando toda la pena queda anulada. Parcial, cuando se anula una parte de la pena. ¿Por qué se dan indultos? Por dos circunstancias, sobre todo. Una puede ser el caso en que se advierta que, por el contexto, se está aplicando una norma donde parece que el castigo es desproporcionado al delito cometido. Incluso a veces el mismo tribunal que dicta sentencia prevé la posibilidad de ese indulto porque piensa que puede darse esa desproporción. En segundo lugar, cuando, transcurrido ya un tiempo de condena y vista la conducta de la persona condenada, se pide un indulto porque la finalidad de la pena ya se ha visto cumplida, se ha visto una buena conducta, un arrepentimiento, que las circunstancias que condujeron a la sanción penal decaerían.

Es sobre personas concretas, no se puede dar un indulto colectivo, hay que individualizarlo siempre porque hay que analizar la actitud de la persona, las circunstancias, cómo se ha aplicado la pena, por eso tiene que ser sobre personas concretas y no hace falta que lo pidan ellas, lo puede hacer otra persona, pero sí hay que individualizarlo. Los indultos colectivos no existen, solo pueden ser concretos.

“No queda nítida la voluntad de estas personas de no reincidir en la conducta delictiva”

A su juicio, ¿se dan esas algunas de esas condiciones entre alguno de los procesados por el 1-O?

Si es individual, aquí yo con lo que concuerdo mucho es con el informe que ha hecho el Tribunal Supremo respecto de estas cuestiones. Para que el indulto se conceda tiene que haber un informe del tribunal sentenciador donde se aprecien las circunstancias del caso. Es obligatorio que exista ese informe aunque luego, finalmente, quien concede el indulto, que es el gobierno porque debe hacerlo por decreto, y el gobierno puede no atender al sentido del informe del tribunal sentenciador. En este caso, el tribunal dice que no procedería para el indulto porque no se cumplen los requisitos, sobre todo el requisito de que las personas concernidas demuestren con su actitud y sus declaraciones que no van a reincidir en la conducta delictiva, eso se ve claramente que no existe. Es más, el TS le dio, ya que ellos no lo pidieron, el TS se dirigió a ellos para pedirles su opinión, si aceptaban el indulto, si aceptaban que se hubiera pedido y si estaban dispuestos a recibir ese perdón. Solo hubo un condenado, Santi Vila, que diera una respuesta. El señor Cuixart respondió diciendo que no había cometido ningún delito, sino que había ejercido un derecho y prácticamente que volvería a hacerlo. Y el resto no contestó. Entonces no queda nítida la voluntad de estas personas de no reincidir en la conducta delictiva. Por eso se me hace difícil poder justificar la concesión de este indulto.

“Nunca el poder ejecutivo puede hacer de contrapeso al poder judicial”

Recientemente la ministra Carmen Calvo he realizado unas declaraciones, llamémosle altisonantes, donde afirmaba que “los problemas territoriales no se resuelven solo con normas jurídicas” porque a veces la mejor justicia es la peor política y defiende el indulto para “contrapesar los poderes del Estado”.

Esa es una teoría nueva en ciencia política, en derecho constitucional. Nunca el poder ejecutivo puede hacer un contrapeso al poder judicial. Los que se contrapesan mutuamente en un régimen parlamentario son el legislativo y el ejecutivo. El poder judicial controla a los otros dos. Nunca se le puede hacer un contrapeso, es un error tremendo que además crea mucha confusión dicha por un miembro del gobierno, pues además no ha sido solo ella. Francamente, es un disparate jurídico sobre el concepto de estado de derecho.

Félix Ovejero en una columna en The objective alertaba de la trampa de que “la justicia se equipara a la venganza. Y quien dice la justicia dice el Estado de derecho”.

La justicia puede tener un sentido retributivo, que nunca es venganza. El sentido retributivo que puede tener la justicia es precisamente en la finalidad que también marca la Constitución, y que existe en todos los ordenamientos jurídicos, de que la persona que ha delinquido se pueda reinsertar en la sociedad. Esa es la finalidad retributiva de la pena. Por eso hay que valorar si esa reinserción social es posible o no por la conducta de la persona condenada. Las sentencias no son en absoluto venganzas, son el sistema que existe en el estado de derecho para que en un juicio con todas las garantías se determine si una persona tiene que ser condenada o no. Eso no es venganza, eso es justicia.

¿El indulto podría favorecer la convivencia?

El Tribunal Supremo ha dicho claramente que los indultos no son ningún instrumento para solucionar problemas sociales o políticos. Y eso es así. No porque lo diga el Tribunal Supremo sino porque es así en esencia. El indulto es ver si una persona que ha sido condenada a una pena puede ser exonerada de su cumplimiento total o parcial. No es ningún instrumento de teoría de juegos, de negociación política, no. Tiene un sentido institucional que es ese, sobre la persona concreta. Todo lo demás no tiene ningún sentido.

¿El gobierno politiza lo que no es político?

El gobierno hace política. El gobierno puede decidir lo que crea conveniente, eso es indiscutible. Lo que pasa es que lo tiene que justificar. La justificación puede ser por muy distintas causas, pero las tiene que explicar de manera convincente porque el indulto es un acto discrecional, pero no arbitrario. La arbitrariedad existiría si no necesitara ningún tipo de justificación. Y el indulto tiene que estar justificado. Ya lo dijo el Tribunal Supremo en sentencias anteriores y hay un texto muy importante al respecto del presidente del Tribunal Constitucional asesinado por ETA Tomás y Valiente donde argumenta toda la necesidad de que el indulto esté argumentado y justificado.

“La polémica del indulto nos está impidiendo ver todo un conjunto de acciones muy comprometedoras para nuestra Constitución y estado de derecho”

A veces me da la sensación de que al estar discutiendo tanto del indulto se nos estén escapando cosas que pueden tener tanta o más importancia, como el hecho de que se quiera retomar una mesa de negociación sobre el tema de Cataluña, que es una mesa de negociación no prevista legalmente en el ordenamiento jurídico, el tema de la reforma del código penal para disminuir la pena que puede tener delito de sedición y que eso pueda afectar en un tratamiento más favorable a las personas huidas de la justicia… el indulto nos está impidiendo ver todo el conjunto de unas actuaciones que pueden ser realmente muy comprometedoras para lo que es la eficacia de nuestra Constitución y estado de derecho.

Mientras en Europa estos días nos hemos encontrado con la sorpresa de que Puigdemont puede viajar a Francia libremente, ¿ha estado la Unión Europea a la altura de las circunstancias frente al procés?

Ese ya es un tema del derecho europeo. Es una medida cautelar que tiene su lógica dentro de los procesos. Él tiene puesto un recurso contra el Parlamento europeo, es normal cuando uno recurre algo que pida una medida cautelar. Medida cautelar no significa que se le dé la razón, sino que en principio se deja en suspenso la decisión primera del Parlamento Europeo que era quitarle la inmunidad para poder dictar después sentencia sobre el fondo sin que se le pudiera causar un perjuicio irreparable si es que la sentencia final fuera favorable a Puigdemont. Esto es en el tribunal de justicia, de modo que hay que enmarcarlo en las medidas cautelares dentro de un pleito político. La UE ha sido muy clara en su postura de defensa de la Constitución española y no apoyo a las peticiones de sedición que se han ido haciendo desde el secesionismo catalán para que lo apoyaran en las instituciones europeas. La UE ahí siempre ha sido muy clara, de modo que este auto hay que entenderlo en ese sentido jurídico.

“La UE nos ha facilitado muchas cosas en la pandemia”

Usted que es una apasionada y gran conocedora del tema europeo, ¿cómo ve el presente de la UE marcado por la pandemia?

Se ha tenido que enfrentar a algo que no estaba para nada previsto, no podíamos pensar que nos tuviéramos que enfrentar a una pandemia como la que ha asolado a todo el mundo. Afortunadamente, estar en la UE nos ha facilitado muchas cosas. Al principio es verdad que el shock que supuso la extensión de la pandemia, las cifras de fallecidos y afectados, que no supiéramos muy bien qué hacer, la UE no tiene competencias directas para poder incidir en temas sanitarios, siempre tiene que entrar por competencias complementarias. Yo estaba viviendo en Bruselas cuando estalló todo esto y allí pude comprobar las dificultades que había para poder darle un buen tratamiento a todo, pero también al mismo tiempo pude ir viendo cómo se intentaban superar los obstáculos. Por ejemplo, en virtud de la libre circulación, se creó un corredor sanitario en el que pudieron circular con eficacia medicamentos e incluso traslado de enfermos, que era una constante, por ejemplo del norte de Francia, Bélgica, Alemania, que tenía más facilidades para atender estos casos. También se creó un corredor de mercancías, como el corredor verde, para el tema de alimentación entre los estados miembros o la circulación de mano de obra. Es decir, a partir de esas competencias que sí hay de libre circulación se pudo incidir. Y luego se ha ido incidiendo de una manera cada vez más profunda en todo lo que es apoyo económico, que ahí la UE sí tiene competencias. Ha habido una importantísima acción concertada entre el BCE, la Comisión y el Consejo, primero para dar unos créditos para pymes, para pagar los Ertes, por ejemplo, en España, y también algo muy importante como ha sido la consecución de esa mutualización de la deuda que se acaba de aprobar por los 27 que permita poner en marcha el fondo Next Generation para la recuperación económica y que los estados miembros puedan hacer frente mediante proyectos, con un presupuesto a siete años, a las consecuencias económicas de la emergencia sanitaria. La UE ha tenido que actuar en el marco de sus posibilidades, y también ha podido coordinar la compra y distribución de las vacunas, algo importantísimo, a pesar de los problemas que ha supuesto porque no todo se puede hacer ya y con el cien por cien de eficacia, porque no todas las vacunas se pueden trasladar ni conservar con las mismas condiciones. Y la UE también colaboró en la repatriación de todas aquellas personas que habían quedado descolgadas de su estado miembro con el confinamiento. Ha habido una coordinación muy importante de los servicios consulares para poder hacer todo esto. Yo misma he tenido que hacer uso de ello para poder moverme entre Bélgica y Alemania primero, y después entre Bélgica y España.

“Existen mecanismos de participación directa en el debate europeo y la ciudadanía los desaprovecha porque no los conoce”

A pesar de que la UE nos ha permitido hacer grandes cosas y del gran valor de la apuesta que hicieron los padres fundadores que quizá hoy no se valore suficientemente, surgen recelos hacia la UE y muchos pueden verlo simplemente como un “monstruo” burocrático. ¿Por qué?

Hay poca información y poca formación en el tema europeo. Lamentablemente, Europa es una gran desconocida entre sectores importantes de la ciudadanía. No se enseña en las escuelas españolas qué es Europa, cuáles son sus competencias, cómo se articulan las competencias coordinadas entre la UE y los estados miembros. Por ejemplo, para la elaboración de las normas europeas también participan los parlamentos nacionales, e incluso si se organizara mejor tendrían que participar los parlamentos regionales con competencias legislativas, según el principio de subsidiariedad. Pero todo esto es desconocido. Tampoco se conoce bien que la legislación se hace entre el parlamento y el Consejo, como en los estados federales. El parlamento es la cámara elegida y el Consejo representa a los estados, como sucede en EE.UU o Alemania. Ahí hay una labor conjunta legislativa muy importante. Tampoco se conoce que hay mecanismos de participación directa en el debate europeo y la ciudadanía los desaprovecha porque no los conoce, y es que Europa no tiene competencias en comunicación. Europa funciona según el principio de atribución, y solo tiene las competencias que le atribuyen los estados. Nunca le han querido atribuir competencias en comunicación. Imagine usted que pudiéramos tener una televisión europea, que cada día un telediario nos explicara lo que están haciendo las instituciones europeas, como sucede dentro de los países. Las diferencias de idioma hoy en día se podrían salvar de distintas maneras, pero no lo tenemos. Hay una distancia entre la ciudadanía y la UE y habría que ir recortando esa distancia. No se ha conseguido una comunicación fluida entre la ciudadanía y la UE. Porque estamos hablando de cosas muy concretas, que nos afectan muy concretamente, como lo que hemos dicho, como todo lo que tiene que ver con la protección a los consumidores, las políticas de igualdad sin la UE no se habrían puesto en marcha nunca en muchos estados miembros. Ahora está abierta la Conferencia sobre el futuro de Europa para reflexionar sobre los cambios que queremos que se hagan dentro de la UE.

¿Hacia dónde se deberían dirigir esos cambios?

Hay que revisar el funcionamiento de las instituciones para coordinar mejor toda la acción de la UE con los estados y con las autoridades regionales y locales. Hay que hacer más hincapié en las políticas europeas que el ciudadano siente más suyas, Europa tendría que tener más importancia en políticas de comunicación, pero también de educación. La libre circulación europea si no es con unos estudios homologables entre todos los países, que pudiera dar facilidades al ejercicio profesional, es difícil, por tanto ahí hay un campo muy importante por desarrollar. También todo el tema de la política exterior y de seguridad, conectado al tema de las migraciones. Hasta el tratado de Lisboa ni siquiera era competencia europea, solo de los estados miembros. Ahora la UE empieza a tener competencias pero hay que acabar de articularlas y ver de qué manera se puede asegurar mejor el control de las fronteras, que si Europa necesita mano de obra, llegue de manera ordenada en los estados que lo necesitan… En materia sanitaria quizá sería interesante que la UE tuviera mayores competencias para poder ser más ágil porque, visto lo visto, nadie nos asegura que esta es la última pandemia por la que vamos a pasar.

Un último mensaje de una europeísta convencida.

Sería interesantísimo que la ciudadanía se interese por la Conferencia sobre el futuro de Europa porque está abierta a la aportación de la sociedad civil. Cualquier persona u organización puede entrar en la plataforma multilingüe que la UE tiene abierta y enviar allí sus propuestas, necesidades, reflexiones, acerca de lo que se tendría que cambiar dentro de la UE.

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