Por qué Abu Dabi busca el diálogo con el papa Francisco

Mundo · Claudio Fontana
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20 julio 2023
Nunca antes un pontífice ha dialogado con un órgano de prensa de Oriente Medio, mucho menos con uno gubernamental.

La entrevista que el papa Francisco ha concedido al diario emiratí Al-Ittihad ha suscitado un gran interés por muy diversos motivos. El primero es que nunca antes un pontífice ha dialogado con un órgano de prensa de Oriente Medio, mucho menos con uno gubernamental. Esta novedad confirma que el diálogo interreligioso, concretamente el islámico-cristiano, no es un aspecto secundario en el pontificado de Francisco.

Marruecos, Iraq, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos (donde el Papa celebró en 2019 la primera misa pública en la península arábiga) son solo algunos de los 13 países de mayoría musulmana (o con fuerte presencia islámica) que el Papa ha visitado durante su pontificado. Además, las relaciones con los líderes emiratíes son profundas. En la capital de esta Federación fue donde Francisco firmó en 2019 con el Gran Imán de Al-Azhar el “Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”, leitmotiv de toda su entrevista con Al-Ittihad. La conversación con Hamad al-Kabi, director del diario emiratí, muestra también que la firma de este documento, que habría podido ser un mero momento ceremonial, se ha revelado muy fecunda, testimoniando que la conducta del papa Francisco ha estado guiada por su convicción de que es más necesario “iniciar procesos” que “poseer espacios”, privilegiando “acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos” (Evangelii Gaudium). El diálogo publicado en Al-Ittihad pone de manifiesto que eso es lo que está pasando. No solo porque se refiere a iniciativas que ya se han puesto en marcha tanto en Emiratos como con otros sujetos tras la firma del documento sobre la fraternidad (como la construcción de la Casa Abrahámica), sino también porque, si bien el diálogo se abrió sobre todo debido a la solicitación provocada por la emergencia yihadista, ahora los temas de debate se han ampliado. Se ha pasado de un diálogo centrado en la condena del terrorismo a una interlocución que, gracias también a un nuevo contexto internacional, se ha ampliado hacia otros temas: la educación de los jóvenes, la lucha contra las injusticias, la protección de la salud, la sostenibilidad y el medio ambiente. Pero también –como ha vuelto a señalar el Papa– la aplicación plena de la libertad religiosa, que todavía es difícil de afirmar en las sociedades de mayoría islámica y que no puede limitarse a la mera libertad de culto, por importante que sea.

El otro aspecto significativo de esta entrevista son precisamente las preguntas que Hamad al-Kabi dirige al pontífice. Después de sincerarse sobre el estado de salud del Papa tras su intervención quirúrgica, el entrevistador pregunta: “¿cómo ve el papel de los Emiratos y el de Su Alteza el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan (…) como socio fundamental para apoyar sus esfuerzos por la paz y la tolerancia?”. Además, la elección del titular pone el acento en los Emiratos: “A los líderes emiratíes les interesa construir el futuro y la paz en el mundo”. Visto desde Abu Dabi, el tema de la entrevista no es ni el Papa ni los procesos que ha iniciado con sus amigos musulmanes, sino los propios Emiratos, su liderazgo y su estatus internacional. El titular y una continua invitación a comentar las políticas de Mohamed bin Zayed (MbZ) muestran cómo para Abu Dabi la interlocución con el Vaticano tiene un gran valor simbólico, casi legitimando su modelo. Un modelo que por un lado no tolera interferencias religiosas, sobre todo islamistas, en la esfera política, al considerarlas una amenaza existencial para los líderes gobernantes, pero por otro lado recurre justamente a la religión como herramienta diplomática de soft power. En este sentido, una figura de relieve como el embajador Yousef al-Otaiba ha afirmado que su gobierno cree firmemente en la separación entre Estado y religión. De hecho, el modelo emiratí ha transformado la tolerancia que efectivamente existe en el país (sellada por la presencia de un Ministerio de la Tolerancia, por la insistencia continua de la Gran Mezquita en este valor y, aunque no en último lugar, por el espacio del que gozan los cristianos) en un marco que se puede exportar, en contraposición con el modelo del islam político. Por tanto, la insistencia emiratí en valores como la fraternidad y la tolerancia no lleva necesariamente a marginar el papel del islam en las sociedades orientales, sino a neutralizar sus reivindicaciones políticas. Desde el estallido de las Primaveras árabes en 2011 se ha abierto una falla que divide Oriente Medio, con los Emiratos en el lado opuesto al de los países cercanos a la Hermandad musulmana, como Turquía o Catar. El Papa, como confirma esta entrevista, ha decidido quiénes son sus interlocutores.

Artículo publicado en Oasis

 

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