´Falta política. Estamos en la Europa de los fuertes que acaba con la Europa de los pueblos´
Grecia, entre la espada y la pared, parece que al final tendrá que someterse al dictado de la UE, que le impone incluso la apertura dominical de los comercios. ¿Se está pisoteando su soberanía?
Yo estoy conmocionado por cómo se está comportando el liderazgo europeo con Grecia. El mensaje que se está ofreciendo es el de una Europa de los fuertes que dicta las condiciones a los elementos más débiles de la Unión. Es una imagen devastadora, prácticamente la contraria de esa Europa de los pueblos que todos dicen querer construir.
Además de Grecia, ¿habrá efectos colaterales sobre otros países de la Unión?
Digamos que las cancillerías del continente están haciendo todo lo posible para que ganen los diversos Le Pen y Salvini, cuando no incluso los movimientos más nacionalistas presentes sobre todo en los países del este.
Precisamente los países del este, junto al bloque noreuropeo, son los que han mostrado más hostilidad ante la hipótesis de nuevas ayudas a Atenas.
Estamos hablando de satélites de Alemania, pues los países del este están ligados por un doble hilo a la política alemana. Por eso, Berlín en su momento apostó mucho por la ampliación de la UE hacia los países del antiguo bloque comunista. Una ampliación a toda costa, que se hizo deprisa, y que ha creado varios problemas, sobre todo en la relación con Rusia, lo que está creando divisiones políticas en Europa.
Lo que llama la atención no es tanto la reclamación a Grecia para que devuelva la deuda pública, sino la voluntad de imponerle políticas de claro sello liberal para alcanzar el objetivo. ¿Estamos ante una colonización político-ideológica?
Se puede dar una respuesta de izquierdas o de derechas ante la crisis griega, podemos discutir y entrar a valorar cuál es el enfoque más adecuado pero, en mi opinión, lo más grave no es la voluntad de imponer un modelo liberal, sino sobre todo la falta de conciencia de un destino común europeo entre los líderes de la Unión. El eje central de la Europa carolingia, París-Berlín, no piensa en una Europa que vaya más allá de las recetas financieras. Y ese no es el sentir de una cultura común. Es solo la imposición de los más fuertes sobre los más débiles sin ninguna estrategia política. Los errores cometidos son un detalle frente a esta falta de visión común ante el futuro de la UE.