Draghi, Monti y Renzi, víctimas de una red de espionaje
En efecto, la policía de Estado italiana ha desmantelado este martes 10 de enero una red de ciberespionaje que accedía a información confidencial de administraciones públicas, empresarios, instituciones, oficinas y políticos y que, instalando un virus en los ordenadores, habría robado datos sensibles para las finanzas y la seguridad del Estado italiano. El tema ha sido destapado por el principal diario de izquierdas italiano, La Repubblica, dando nombres concretos de afectados: Mario Monti, Matteo Renzi, Mario Draghi, Saverio Capolupo (Comandante General de la Guardia de Finanzas) o Fabrizio Saccomanni (Ministro de Economía y Finanzas en el Gobierno Letta y antes Gobernador del Banco de Italia), estarían entre los afectados, lo que da una dimensión de la enorme trascendencia de lo sucedido. Hay que decir que también fueron ´hackeados´ alcaldes, cardenales, economistas, empresarios, presidentes regionales y policías. Todos ellos tenían un denominador común, y era tener acceso a información reservada que ahora ha sido sustraida.
Según la investigación, la red habría tenido acceso a ´noticias relativas a la seguridad del Estado´ tras acceder a los sistemas informáticos de las víctimas, llevando a cabo una ´interceptación ilegal agravada de comunicaciones o telecomunicaciones´. Así, de momento han sido arrestadas solo dos personas: Giulio Occhionero, un ingeniero nuclear, y su hermana Francesca Maria. Ambos se encuentran en este momento en prisión de forma cautelar y dependerán ahora de la Fiscalía de Roma como presuntos cabecillas del robo de información. En ese sentido, hay que decir que, aunque ambos residían en Londres, poseían domicilio en la capital italiana, y, según la Policía italiana, se trata de dos personas ´muy destacadas en el mundo de las altas finanzas capitalinas´.
Dado que la información se encontraba almacenada en servidores de los Estados Unidos, los investigadores italianos habrían colaborado durante su investigación con la División Cibernética del FBI estadounidense para poder determinar ´cuáles y cuántos datos se han sustraído ilegalmente´. De esa manera, la cooperación internacional habría resultado ´esencial´, ya que los detenidos habrían intentado, antes de ser apresados, intentar destruir todo rastro dejado en los sistemas informáticos una vez que supieron que estaban siendo investigados.
Hay que decir, por último, que en el material incautado había distintos archivos informáticos. Por poner un ejemplo, hay una carpeta, denominada ´BROS´ (por ´brothers´, ´hermanos´ en inglés), que contenía información sobre ubicaciones en el extranjero. En otra, con el nombre de ´POBU´ (siglas que ocultan la expresión ´politicians business´), lo que había en su caso era una relación de los líderes políticos espiados. Desde esa perspectiva, se trata de un ataque cibernético que no tiene precedentes en Italia, y ahora la principal incógnita radica en saber quién o quiénes eran los destinatarios de la información confidencial, y, lo más importante, qué fin buscaban con ello.