Entrevista a Alejandro Rocamora, psiquiatra

`Un `nosotros` acogedor y seguro es una de las formas más idóneas para neutralizar la ideación suicida`

Mundo · Diana Sánchez Simón
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19 febrero 2018
Desde el Centro de Escucha San Camilo, del Centro San Camilo, una conversación con Alejandro Rocamora, psiquiatra, profesor del Centro de Humanización de la Salud, colaborador de la Revista HUMANIZAR y autor de “Cuando nada tiene sentido. Reflexiones sobre el suicidio desde la logoterapia”, Ed. Desclée de Brouwer, que refleja una realidad preocupante y a tener en cuenta, con el objetivo de entender y ayudar a las personas que pasan por una situación de sufrimiento o crisis.

Desde el Centro de Escucha San Camilo, del Centro San Camilo, una conversación con Alejandro Rocamora, psiquiatra, profesor del Centro de Humanización de la Salud, colaborador de la Revista HUMANIZAR y autor de “Cuando nada tiene sentido. Reflexiones sobre el suicidio desde la logoterapia”, Ed. Desclée de Brouwer, que refleja una realidad preocupante y a tener en cuenta, con el objetivo de entender y ayudar a las personas que pasan por una situación de sufrimiento o crisis.

¿Qué aporta este nuevo libro frente a otros sobre el suicidio?

La vivencia suicida, en la psicología tradicional, se considera como un síntoma psiquiátrico y como resultado de una enfermedad mental o bien como respuesta a un hecho traumático. Sin embargo, mi aproximación a la vivencia suicida, tiene otros matices: no es causalista, ni reduccionista, sino que el acto suicida se entiende como un hecho que puede dar significado a lo anterior y posterior de la biografía del sujeto. Y además se parte de la convicción de que el suicidio es una “vivencia diádica” y por lo tanto tiene repercusión en los más próximos. Es como las ondas de un estanque producidas por la caída de una piedra (hecho suicida), que se puede expandir a toda la superficie. Por esto, un “nosotros” acogedor y seguro es una de las formas más idóneas para neutralizar la ideación suicida. Estas páginas están dedicadas a las personas que, sin padecer una patología psiquiátrica, se plantean el suicidio como una “solución” a sus vidas. Las grandes preguntas, que tienen adecuada respuesta en estas líneas, son: ¿cómo llega el ser humano a plantearse su autodestrucción? ¿Cuál es la lógica suicida? ¿Cómo podemos ayudar a seguir viviendo?

¿Cuál es el panorama actual de esta dolorosa realidad?

Según la OMS (2014), pese a que el registro de suicidios es un procesamiento complicado, podemos constatar los siguientes datos a nivel mundial:

• En el 2012 se registraron en el mundo 804.000 muertes por suicidio, lo que representa un 11,4 por 100.000 habitantes (La proporción de hombres es mayor que la de las mujeres, con una tasa de 15 frente a 8).

• En los países ricos se suicidan tres veces más hombres que mujeres, pero en los de ingresos bajos y medianos la razón hombre/mujer es mucho menor, un 1,5 hombres por cada mujer.

• A nivel mundial los suicidios representan un 50% de todas las muertes violentas registradas entre los hombres y un 71% entre las mujeres.

• Medios utilizados: plaguicidas, ahorcamiento y armas de fuego.

• Entre los jóvenes de 15 a 29 años de edad el suicidio es la segunda causa principal de muerte a nivel mundial.

• De los 172 Estados miembros de la OMS para los cuales se hicieron estadísticas, solo 60 tienen datos de registro civil de buena calidad.

En España, según el Instituto Nacional de Estadística, los últimos datos son los referidos al 2015, son los siguientes (datos del INE 2015):

• Los fallecidos por suicidio disminuyeron en 308 casos respecto al 2014.

• Tasa de suicidio 7,76 por 100.000 habitantes.

• 10 personas se suicidan/día en España.

• Medios más empleados: ahorcamiento, salto al vacío y sobredosis de fármacos.

• El suicidio sigue siendo la principal causa de muerte no natural en España.

• El doble de muertes que por accidente de tráfico; 13 veces más que los homicidios y 67 veces más que por violencia de género.

• 3 de cada 4 son varones (2679 son varones y 923 mujeres).

• La primera causa absoluta de muerte entre varones de 15 a 29 años y la segunda, después de los tumores, en mujeres de esa edad.

• Asturias y Galicia poseen las mayores tasas de suicidio; las menos, Extremadura y Madrid.

¿Por qué el suicidio va rodeado de estigma y tabú, frente a otros males de los que sí se informa o se habla?

No siempre fue así. En las culturas primitivas se consideraba como un acto heroico y los griegos y los romanos eran muy permisivos con esta conducta en situaciones de alto sufrimiento, excepto si lo ejecutaba un soldado o un esclavo, por su pérdida de contribución a la sociedad. Actualmente, en la cultura oriental es un acto más respetado. En occidente, dos hechos son significativos al respecto: la condena de S. Agustín en el siglo IV, pues partía del concepto de que la vida es un don de Dios y nadie puede destruirla, y el otro hecho fue la postura del psiquiatra francés Esquirol (s. XIX) que identificó suicidio con locura. Así el suicidio ha pasado de ser considerado un pecado o un delito a ser producto de una enfermedad mental y en estos inicios del siglo XXI se ha convertido en una enfermedad contagiosa. Por esto se piensa, erróneamente, que el silencio es la mejor solución.

El suicidio sigue siendo la principal causa de muerte no natural en España… el doble de muertes que por accidente de tráfico. Tres de cada cuatro son varones, ¿por qué hay esta diferencia de género?

Aunque son ciertas esas cifras, a mí no me gusta comparar las muertes por suicidio con los accidentes de tráfico, pues son dos realidades muy diferentes. Ambas conductas, aunque el resultado es el mismo (la muerte de la persona), tienen significado y estructura completamente diferente, y no se pueden comparar: una está determinada por la voluntad de morir y la otra, se llega a la muerte, pese a su deseo de vivir. Respecto a los suicidios consumados si es cierto que las cifras dan un incremento en los varones (en los intentos de suicidios ocurre lo contrario: son cuatro mujeres por tres hombres). No existe una razón científica que lo justifique. Posiblemente sea por los medios empleados: en el hombre son más letales, sin posibilidad de rescate (ahorcamiento, muerte por arma de fuego o lanzamiento al vacío) y en las mujeres, la mayoría por ingesta de fármacos, es más posible la supervivencia.

¿Cualquiera de nosotros podría plantearse el suicidio? ¿El suicida nace o se hace?

Es evidente que porque somos finitos y vulnerables, en cualquier momento de nuestras vidas nos podemos plantear el suicidio. Según alguna estimación, alrededor del 16% de la población en cualquier momento de su existencia se ha planteado el suicidio como una alternativa a la encrucijada que está viviendo. Lo que es cierto es que no existe el suicida como el prototipo de persona que está determinado a matarse. Personalmente no creo en esa hipótesis. Toda persona, a pesar de los pesares, siempre puede elegir una alternativa que no contemple la muerte. Nadie está determinado a morir por “propia mano”. No existe el gen del suicidio.

Cuando oímos la palabra “suicidio”, pensamos en el “acto” o en un “intento”, pero no en el “comportamiento suicida”.

Es cierto. Pero los comportamientos suicidas abarcan un amplio espectro que va desde la simple fantasía, hasta la decisión firme de morir, el intento frustrado de muerte o el mismo suicidio consumado. Podríamos decir que la conducta suicida es una situación de la cual el acto suicida es el emergente, es decir, no es un fenómeno aislado o desgajado de la personalidad y del contexto sociofamiliar, sino que está íntimamente implicado y limitado por los acontecimientos externos e internos de la persona. Por esto podemos afirmar que el suicidio es una pregunta que lanza el sujeto a su grupo de procedencia. Tiene matices acusatorios, de reproche y sobre todo de falta de comprensión y solidaridad. Es una manera trágica de transmitir la propia soledad dentro del grupo. Es también una llamada de socorro para intentar restablecer una comunicación más sana y más productiva. El suicidio consumado es una pregunta que nunca tendrá respuesta clarificadora absoluta en los otros.

¿A qué se refiere la “conducta suicida en la vida cotidiana”?

En todos los manuales de psiquiatría se habla del suicidio en las personas que padecen una enfermedad mental (depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno de personalidad límite o las personas que sufren una adicción) y aunque es cierto, según la estimación de OMS, que esto supone entre un 80-90% de los suicidios consumados, he querido fijarme en ese 10-20% restante, que sin tener un rótulo, ni diagnóstico psiquiátrico, ha realizado una conducta suicida. Lo que yo he llamado “conductas suicidas en la vida cotidiana”. En ellas se centra mi libro, en un intento por comprender y ayudar a estas personas que pueden estar junto a nosotros en el trabajo, en una reunión de vecinos o en el autobús. Estos sí que son los grandes desconocidos, incluso para sus familiares y amigos.

El libro está estrechamente vinculado con la logoterapia de Viktor Frankl. ¿Por qué?

Bueno, todo libro, como los acontecimientos de la vida, tiene su historia más profunda. Y éste no podría ser distinto. Durante tres años estuve estudiando y reflexionando sobre la vida y obra de V. Frankl. Este fue un psiquiatra, neurólogo y filósofo austriaco, que estuvo prisionero en varios campos de concentración nazis por su condición de judío. Toda su obra rezuma esperanza y sentido. Hay un libro que recomiendo, en el que esto se pone de manifiesto más claramente, “El hombre en busca de sentido”, que es su experiencia en los campos de concentración. Ahí fue donde de forma vivencial puso de manifiesto su teoría: en cualquier situación de la vida por desesperada que sea, el hombre todo hombre, puede encontrar un sentido o significado a esa situación. Bellamente podemos resumir este pensamiento en una frase de V.Frankl: “el hombre no se destruye por el sufrimiento sino por sufrir sin sentido”.

Usted es psiquiatra, socio fundador de la Sociedad Española de Suicidología; ha colaborado con el Teléfono de la Esperanza durante más de 40 años, ¿qué mensaje nos daría con estas palabras: “escucha”, “libertad”, “amor”?

Son tres palabras mágicas. La libertad es la esencia de toda persona y lo que nos distingue de los animales y nos hace más humanos; la escucha activa es nuestra gran herramienta para ayudar a los demás y ayudarnos a nosotros mismos y por último el amor es lo que nos hace más humanos y nos posibilita un desarrollo personal psicológico sano. Concluyo con un pensamiento de Freud (que durante un tiempo fue maestro de V, Frankl): “enfermamos por falta de amor y nos curamos a través del amor”.

Publicaciones especializadas del Centro de Humanización de la Salud

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