Principio del fin del chavismo

Durante la breve campaña electoral, y especialmente las horas previas a la votación, se han sucedido las presiones del gobierno chavista. Se han denunciado falsos complots para movilizar a sus potenciales electorales. La violencia, como siempre, ha estado muy presente. Al menos como amenaza.
Pero sea cual sea el resultado final es evidente que el 14 de abril ha sido el día en el que se ha enterrado el chavismo. El chavismo tiene grandes dificultades para sobrevivir sin Chávez. Maduro, según los sondeos, partía con una ventaja de 20 puntos. Ha utilizado de forma descarada el choque sentimental que acompañó la muerte de su predecesor, ha contado con todo el aparato del Estado, con el clientelismo, con el Ejército, con la inmensa mayoría de los medios de comunicación y, al final, solo ha conseguido un extraño empate. El chavismo se descompone. Y ahora llega la división interna. Chávez los mantuvo unidos pero Maduro, el gran derrotado, ha puesto en marcha una guerra civil que no tendrá tregua.
Capriles ha conseguido mucho con paciencia, determinación y prudencia. No hay otro método. La que hasta ahora ha sido la oposición deber recordar claramente los errores que cometió en el pasado para no repetirlos.