¿Por qué he firmado la carta de bienvenida a Benedicto XVI?
En segundo lugar, porque escuchar y tratar de vivir el mensaje de auténtica verdad que siempre nos transmite, te convierte en una persona totalmente libre. Y por ello entiendo que la firma de esta carta, y también este acto, es una expresión de libertad, especialmente necesario en un momento como el que estamos viviendo. Aunque no sea políticamente correcto, me siento muy orgullosa de pertenecer a la Iglesia Católica, con sus luces y sombras, y de que tenga a su cabeza una persona de la calidad humana e intelectual del Papa Benedicto XVI.
Y en tercer lugar porque, como universitaria, llevo 25 años estudiando y trabajando para avanzar en el conocimiento. Pero esta búsqueda exige mucho más que estudios económicos, estadísticos o matemáticos. Exige sobre todo identificar cuáles son los fundamentos de la persona, su esencia y las bases en las que se apoya. Porque el objetivo más legítimo de la vida de un hombre es la búsqueda de la felicidad, que sólo se encuentra en la verdad, y que no se desprende de algunas de las ideologías que hoy imperan en nuestra sociedad y que lo único que nos aportan son nuevas formas de esclavitud.
La obra y el ejemplo de Benedicto XVI nos ayuda a descubrir el auténtico valor de la persona y por ello reitero que para mí esta carta es un gesto de agradecimiento por su trabajo a favor de la verdad que, en definitiva, es lo único que realmente nos hace libres a todos los hombres y mujeres creyentes y no creyentes.