Pizzaballa: ´no nos interesa sólo la paz, sino la memoria de la encarnación´
El Papa ha hablado delante del muro, el símbolo de la división entre Israel y los territorios palestinos. Los muros no son para siempre, ha dicho, y ha exhortado a los cristianos a construir "una cultura de paz que supere la situación actual de miedo, de agresión y de frustración".
El Custodio de Tierra Santa, padre Pierbattista Pizzaballa, ha estado con el Papa estos días. Después de todo lo que se ha dicho de este viaje, no habla con términos medios. "Estamos aquí -dice-, no para la paz o la reconciliación: esto viene después, sino sobre todo para mantener viva la memoria de la encarnación".
Padre Pizzaballa, estos días la atención se ha centrado en la reconciliación entre la Iglesia y el mundo hebreo. ¿Cuál le parece el tema central de la peregrinación de Benedicto XVI?
Está naturalmente lo que han subrayado todos: el reforzamiento del diálogo con Israel, pero también con los palestinos y con el islam. Pero el corazón del viaje está en lo que el Papa ya había dicho: una visita de ánimo a la comunidad cristiana, un abrazo. Era necesario. Nuestra gente se va, los números menguan.
El mensaje de Belén -ha dicho el Papa- es el de unidad, de redención y de cumplimiento del hombre que proclama el Evangelio. ¿Este mensaje cómo interpela a su vocación de pastor?
Me identifico mucho con sus palabras. En general, la prensa busca las frases con un impacto político más directo, que en realidad se enmarcan en un contexto que en primer lugar es pastoral y espiritual. Me he sentido reclamado, como cristiano y como pastor, a las raíces de nuestro estar aquí. Que no es por la paz o por la reconciliación: esto viene después. Es sobre todo para mantener viva la memoria de la encarnación, que no es un mensaje sino un hecho que realmente ha sucedido.
En la homilía de Belén el Papa volvía a dirigirse a los fieles cristianos para exhortarles a no tener miedo y a permanecer. ¿Cómo desafía esto a su misión?
Ha sido una invitación muy importante porque son muchos los que se van. Permanecer, a pesar de las dificultades, los problemas, los miedos y las presiones, requiere un acto de valentía. Se necesita un coraje, una especie de pasión, que sólo la fe puede dar.
Usted ha dicho que "el muro más peligroso es el que se ha construido durante años dentro de los corazones de todos. ¿Cómo desafía esto a su fe?
También el muro físico es peligroso, que quede esto claro. Aun así, es verdad: como hombre que vive aquí y como pastor, puedo decir que hay que hablar en contra del muro que se ha levantado, pero también hay que trabajar para conjurar el riesgo de que esta lucha cree rencor y odio dentro de nosotros. Hay que empeñarse para que se mantenga siempre la libertad, una serenidad interior. Hay que trabajar contra el muro pero no contra los israelíes ni contra los palestinos.
El viaje de Benedicto XVI es una peregrinación. En su opinión, ¿tiene también una dimensión política?
Es inevitable: todo en Tierra Santa es político. En consecuencia, como se intenta hacer con el Papa -y esto vale para todos aquí-, todos los gestos y expresiones que tienen fundamentalmente un significado religioso, espiritual o simplemente humano adquieren un significado político. El Papa se ha pronunciado en esto, en lo otro… pero sin un significado político directo, sino con una visión de fe.
¿Qué espera de esta visita del Papa?
Espero sobre todo que la comunidad cristiana se sienta un poco más animada. Y que esta fatigosa serie de encuentros que ha sido esta visita no se quede en un paréntesis, sino que sea el inicio de algo nuevo.