Otra intervención equivocada en Siria
Estados Unidos, Reino Unido y Francia han lanzado un nuevo ataque contra tres centros, uno en Damasco y dos en Homs, en el que el régimen de Bachar Al Asad estaría produciendo armas químicas. Trump ha presentado el ataque como la respuesta al uso de esas armas por parte del ejército sirio en el enclave yihadista de Duma. Francia ha respaldado la operación realizada desde aire y mar argumentando que ha sido proporcionada y que ha contribuido a garantizar la seguridad de Europa. Semejante razonamiento ha utilizado el Reino Unido.
Lo cierto es que este ataque, como el que protagonizó Estados Unidos hace un año, no va a servir para resolver nada. No es un ataque con fines humanitarios.
El ataque se ha producido sin cobertura del derecho internacional, sin que hubiese terminado la investigación sobre el uso de las armas químicas. El ataque ha sido percibido por los rusos como una ofensa porque no han sido avisados.
Hay varias razones que apuntan a que este ataque ha sido una nueva equivocación de la coalición internacional.
La coalición internacional, liderada por Estados Unidos, ha intervenido durante los últimos años en la guerra de Siria sin una estrategia clara, sin hacer una valoración adecuada de lo que estaba en juego y de la solución más conveniente. Donald Trump, que ahora asegura que está dispuesto a mantener su respuesta hasta que se dejen de utilizar las armas químicas, hace pocos días aseguraba que era necesario salir cuanto antes de Siria. La falta de una estrategia clara de Estados Unidos, de Francia y del Reino Unido ha marcado su intervención. Al comienzo de la guerra se empeñaron en exigir la salida de Bachar Al Asad del poder para desarrollar una democracia que siguiera el modelo occidental. Esta insistencia, luego olvidada, provocó un retraso en la victoria sobre el ISIS. Y fue la torpeza de Occidente la que permitió que Rusia consiguiera, con menos recursos, un gran protagonismo en el conflicto. Bachar Al Asad es un tirano que utiliza métodos inadecuados para luchar contra el yihadismo. Pero Occidente no ha sabido combatirlo bien.
La intervención es un error porque contribuye a desestabilizar el tablero sirio, que es un tablero que se parece mucho al de una guerra mundial en miniatura. Al no haber informado previamente a los rusos, Trump, Macron y May han levantado la ira de Moscú. Putin no es un angelito. Rusia interviene en Siria para tener una salida al Mediterráneo y para saciar sus afanes imperiales. Pero una intervención debe tener el realismo de no empeorar aún más las cosas. Con este bombardeo Estados Unidos, Francia y Reino Unido se ponen en frente de Rusia y de Irán, que también ha sido decisivo en la derrota del yihadismo sirio. Con este bombardeo Estados Unidos, Francia y Reino Unido se ponen descaradamente del lado de Arabia Saudí y de Israel en el complicado tablero de Oriente Próximo.
Ya en 2003 Estados Unidos intervino en Iraq, sin el apoyo del derecho internacional, para luchar contra las armas químicas de Sadam Hussein que no existían. En 2011, Francia intervenía en Libia contra Gadafi en una operación que ha convertido el país en un Estado fallido. Occidente sigue equivocándose en Oriente Próximo. Estados Unidos sigue actuando sin inteligencia. Se trata de que los sirios vivan mejor, no de satisfacer a la opinión pública occidental.