El PSOE abre la guerra de los crucifijos
No estaba previsto que los socialistas votaran con Esquerra. Han negociado, han suavizado algo el texto y lo han sacado adelante. En la a proposición dice claramente que la retirada de los crucifijos tiene que incluir a todos los "centros escolares". Tardá estaba encantado de esta redacción final porque suponía incluir también a los concertados en la guerra contra los símbolos cristianos. La proposición se ha votado en la comisión de Educación. Veinte votos a favor (PSOE, ERC y BNG) y 16 en contra (PP y CiU).
El Gobierno había sido muy cauto con la sentencia de Estrasburgo y, de hecho, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, se había pronunciado en contra de abrir un nuevo conflicto y a favor de que fueran los colegios los que decidieran. ¿Qué sentido tiene que el Gobierno abra el nuevo frente? Algunos de los diputados que este miércoles han votado en contra señalan que la proposición no de ley es algo más que un gesto simbólico. Puede suponer un importante apoyo para la reforma de la ley de libertad religiosa porque daría respaldo a la retirada de los símbolos religiosos de lugares públicos.
La actitud de José Bono, después de que la Conferencia Episcopal haya recordado que los políticos católicos que han votado a favor del aborto no pueden comulgar, es un indicio claro de que los socialistas quieren abrir una nueva guerra de religión. Zapatero desgastado en las encuestas está convencido de que el conflicto le conviene. Para los cristianos vuelve a ser la ocasión de testimoniar que el crucifijo no es sólo el símbolo de una cultura, de las raíces de una tradición, o el recuerdo de la laicidad del Estado. Es la imagen no de un muerto sino de una Presencia viva que, atravesando 2.000 años de historia, es capaz de responder al deseo del hombre. La guerra que comienza es ocasión para testimoniar que Aquél que cuelga del madero no es un pensamiento o una inspiración sino Alguien real.