Egipto: El peligro de la nueva constitución

Junto al obispo William, también los obispos católicos coptos Joannes Zakaria de Luxor y Antonios Aziz Mina de Gizá se han expresado sobre la constitución. Este último ha declarado a la Fundación católica que la constitución supone un atentado contra las libertades civiles. A su vez, el obispo William ha declarado: «En todas partes de la constitución se encuentran cláusulas, según las cuales todo ha de hacerse de acuerdo con la ley islámica». Los obispos se muestran preocupados de que la constitución obligue a las mujeres no musulmanas a vestir el velo islámico y legitime el matrimonio de muchachas menores de edad. Los obispos han dicho que, al parece de acuerdo con la Sharía, la constitución permite contraer matrimonio a mujeres «sexualmente maduras», lo que -según comentan- implica la aceptación de los matrimonios de menores. Dice el obispo Zakaria: «Los islamistas quieren aplicar la Sharía en particular frente a las mujeres. Esto es muy malo para las mujeres y para los no musulmanes dentro de la sociedad».
Los obispos comentan que esta masiva insistencia en la Sharía socava la credibilidad del Articulo 3 de la constitución, que asegura los derechos de cristianos y judíos en igualdad con los musulmanes. El obispo Zakaria describe la constitución como obra de musulmanes fundamentalistas, y concluye: «Si en la época del [antiguo] presidente Mubarak ya era difícil obtener permisos para reparar iglesias, ahora será aún más difícil. Pero aún será más difícil para los musulmanes chiítas, la religión Bahai, los budistas y otros grupos religiosos, que ni siquiera están reconocidos en la constitución».
En señal de protesta contra estos contenidos islámicos, la Iglesia ortodoxa copta abandonó, en abril de 2012, las negociaciones en torno a la constitución; los representantes de los católicos coptos y de los protestantes les siguieron rápidamente. Más tarde también se retiraron los partidos seculares. Los obispos dicen que las elecciones al Parlamento, que se celebrarán más tarde, durante este año, serán un voto de confianza sobre la nueva constitución y el modo en que el Gobierno actúa con ella. El obispo William afirma: «La población debe luchar por sus derechos. La Iglesia no puede hablar en su nombre, pero podemos llamar su atención sobre estos temas con la ayuda de nuestros comités de Justicia y Paz».