Cataluña

¿Vota el dinero con los pies?: el valor de un voto

España · Francisco Pou
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16 junio 2015
¿Se imagina alguien que el idioma oficial de los Estados Unidos sea el alemán? Pues en 1795 estuvo a punto de suceder. Se debatió una propuesta de Virginia, en concreto el 13 de enero, que se aparcó… por un solo voto. De hecho hasta los años 1920, en estados como el de Nueva York se seguían emitiendo documentos oficiales no sólo en alemán, sino en holandés.

¿Se imagina alguien que el idioma oficial de los Estados Unidos sea el alemán? Pues en 1795 estuvo a punto de suceder. Se debatió una propuesta de Virginia, en concreto el 13 de enero, que se aparcó… por un solo voto. De hecho hasta los años 1920, en estados como el de Nueva York se seguían emitiendo documentos oficiales no sólo en alemán, sino en holandés.

Lo que vale un voto es nada más ni menos que la posibilidad entre la vida y la muerte, entre la aclamación y el destierro. No se quede Vd. dormido un día de votaciones; las mayorías aplastantes y las decisiones importantes se construyen con el peso de un voto. En España acabamos de ver cómo un solo voto de un concejal puede dejar fuera de la alcaldía al partido más votado, y como unos pocos votos, muy pocos, deciden el paradero de la supuesta voluntad popular expresada en las urnas. Ciertamente hay partidos, como el Partido Popular en 850 ayuntamientos en los que, siendo la lista más votada, se da la alcaldía a la alianza “contra” el PP, para dar entrada a una coalición (alguno lo ve como un nuevo “Frente Popular”) de izquierdas. Es mucho voto un voto. Una de las ciudades de mayor población en Cataluña, entre las tres o cuatro después de Barcelona, es Badalona. Badalona contaba con Xavier García Albiol como alcalde que, además, había obtenido ahora “la lista más votada”, pero no lo suficientemente votada para impedir, como así ha sido, que siga en la alcaldía, que ha perdido, por la alianza “de perdedores” como comunistas y socialistas. Así se ha perdido también en Barcelona una importante posición como la de Castelldefels. Badalona y Castelldefels han pasado pues a engrosar la plataforma de “municipios por la independencia” a pesar de que no fuese esa la cuestión votada en unas municipales.

En Cataluña estamos viendo esta semana cómo menos de un 1% de diferencia en la consulta interna de Unió Democrática de Cataluña está amenazando la coalición con Convergencia, al votar en contra de la ruta soberanista, que pasa por la llamada “DUI”, declaración unilateral de independencia.

Los inversores y Cataluña

Mariano Rajoy recibía, no mucho antes de las elecciones, a los representantes de las “grandes empresas” en Cataluña, el Fórum “Puente Aéreo”; Repsol, Planeta, Caixa Banc… pero también empresas más pequeñas como el Grupo Godó, que forman parte de ese entramado empresarial catalán. Llegada la hora de la verdad, poco han decidido en unos resultados electorales que dejan fuera al “sistema” de poder que debatía con Rajoy sobre lo que había que hacer.

En esas decisiones libres de las empresas y los profesionales, las de dónde invertir, dónde trabajar, Cataluña se lleva un saldo negativo; salen más empresas y más capital de las que entran. ¿Una venganza “de Madrid”? Entre enero 2014 y marzo 2015, en concreto, Cataluña recibió 602 empresas procedentes de otras CCAA, mientras que perdió 987, lo que da el citado saldo negativo de 385 sociedades, según Axesor, una fuente no gubernamental y no política, dedicada a la información de riesgos. Son decisiones libres de ciudadanos libres que ejercitan su aversión al riesgo y a la excesiva regulación. La disminución del interés en 2014 por invertir en Cataluña ha sido generalizada por parte de inversores procedentes de las principales áreas geográficas del mundo: europeos (-39%), americanos (-74%), asiáticos (-55%) y del conjunto de la OCDE (-44%).

Según el presidente de Empresarios de Cataluña, Josep Bou Vila, “la menor regulación normativa de Madrid, con su ventanilla montada estupendamente bien, cualquier empresario que quiera montar su empresa lo tiene muy bien allí”. A día de hoy se tarda en Cataluña, de media, 109 días en entregar una licencia de apertura y puesta en marcha de un negocio”, añade, lo que hace muy complicado abrir un negocio en esa comunidad. Esta media hace referencia, sobre todo, a negocios relacionados con el comercio, “que es lo que, fundamentalmente, encontramos en Barcelona, pero si hablamos del sector industrial, se complica mucho más”. La imposición lingüística se ceba también en las normativas de etiquetado (ignorando además la normativa europea, mucho más tolerante), de nivel de catalán (no sólo son los funcionarios, sino también los trabajadores con trato al público), de rotulación. Laboratorios Grifols, una empresa farmacéutica que siempre se suma a las proclamas soberanistas, dudaba todavía hace unos días entre ubicar su empresa en Cataluña o en Estados Unidos: “No invertiremos más ni en España ni en Cataluña mientras las cosas no cambien”, decía la semana pasada Víctor Grifols.

Votar con los pies

Es esta una votación del mundo real; votar, en expresión sajona, “con los pies”, trasladarse, trasladar el negocio. Y el mundo real está votando en contra del proyecto nacionalista, agresivo, de Cataluña. Viene ahora un gobierno municipal de una gran metrópoli como Barcelona. Los primeros aspavientos llegaron de uno de los más importantes eventos feriales del mundo, el Mobile World Congress, que mantuvo en vilo su apuesta por Barcelona hasta obtener seguridades de Ada Colau, la alcaldesa, que se había manifestado en su contra como candidata.

Factores como la seguridad, el crecimiento y la sencillez administrativa son importantes para lograr cambiar esa fuga constante de capitales. ¿Da Ada Colau, que proviene del criadero político anti-sistema, seguridades para cautivar a la inversión? El tiempo lo dirá rápido; quizá amparada por su pedigree de izquierda radical pueda permitirse una “realpolitik” que atraiga a los programas de renovación y crecimiento. O por contra deba probar que “para rojas, ella”…

En cualquier caso, la vida demuestra cuán importante somos, cuánto importa nuestro voto, uno solo, para ejercer nuestra humanidad: un hombre, un voto. Los pactos post-electorales han hecho perder al PP 13 capitales de provincia. Más de 2,5 millones de votos perdidos uno a uno, que han ido castigando al PP por su derecha y por su izquierda. No hemos visto en la historia de la España democrática un desastre de tal magnitud, si exceptuamos el vendaval que derribó la UCD.

Todo empieza por un voto.

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