Una propuesta para la esperanza

Es el momento de recuperar los mejores impulsos de los que nuestra sociedad es capaz. En España, las ocasiones de verdadero progreso han sido aquellas en que se han promovido los valores del esfuerzo y el trabajo, la defensa de la familia, el convencimiento de que la educación es esencial. Todo ello nos ha dado la confianza en muchas situaciones para afrontar el futuro. Son valores tradicionales que hay que proponer precisamente como forma de abrirse hacia el futuro, como planteamiento del verdadero avance. Urge recuperar la libertad personal, para actuar responsablemente en busca del bien. En nuestra sociedad algunos pretenden ejercer el poder para tutelar hasta lo más íntimo de nuestras vidas, por ello tratan de promover una ingeniería social que desnaturaliza la vida y las relaciones humanas.
Tenemos que impedir que los intereses ideológicos, sindicales y de grupos de poder se impongan a la libertad del individuo. Pero también es preciso proclamar que la verdadera libertad es la que nos lleva a encauzar nuestros anhelos y nuestras tareas en pro del bien común. El hombre es un ser comunitario, que necesariamente ha de estar abierto a los demás. Desde esa promoción de la tarea común podremos afrontar proyectos nacionales para que nuestro país ocupe el lugar que deseamos en un mundo global.