Sin prisas
Madrid parece un clamor reclamando que el Gobierno apriete ya el botón del 155 en Cataluña. Madrid, Andalucía, Extremadura… el 155 no es un botón mágico y el grave problema que tenemos no se soluciona sacando banderas constitucionales al balcón (quien quiera sacarlas que las saque).
El 155 de la Constitución es un proceso complejo, con muchas garantías jurídicas, que tiene delante a dos millones de catalanes, de los que una buena parte están dispuestos a pasarse mucho tiempo en la calle, a enfrentarse a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. Hemos llegado hasta aquí después de mucha pasividad, de mucho no hacer nada. Pero ahora conviene no tener prisa. Con demasiada frivolidad, hay madrileños muy ilustrados que le restan importancia a la posibilidad de que en unos eventuales altercados se produjera un muerto. La ley es la ley. Sí, pero la ley no impide ser inteligente, prudente. La prisión preventiva de los “Jordis” al frente de ANC y Omnium Cultural, decidida por una juez, no por el Gobierno, es un aviso a navegantes. La derrota del Estado el 1 de octubre, con huida de la Policía Nacional incluida, debe estar muy presente en la memoria. Llegados a este punto no hay prisa. Puigdemont no quiere levantar la suspensión de la independencia no proclamada porque sabe que es lanzarse por el precipicio. Se lo ha dicho Artur Mas, se lo ha dicho Europa. La CUP, ACN y Omnium seguirán presionando, las empresas se seguirán marchando. El independentismo se cuece en el fuego lento de sus contradicciones. ¿Qué sentido tiene, llegados a este punto, darle pretextos para que retomen la iniciativa con victimismo? Llegados a este punto esto va de quién parpadea antes.