¿Qué hacer con nuestras heridas?

Mundo · Giorgio Vittadini
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2 septiembre 2020
En unos Estados Unidos más divididos que nunca, sucede algo que va contra corriente y que puede enseñarnos algo. El último día del Meeting de Rímini se emitió una entrevista conjunta a dos exponentes de la cultura norteamericana: Cornel West, intelectual de izquierdas, profesor de Práctica de Filosofía Pública en Harvard y Princeton, donde estudia el papel de la raza, el género y la clase social en la sociedad americana; y Robert George, filósofo político, profesor de Derecho en Princeton, considerado por el New York Times como ´el pensador conservador cristiano más influyente”.

En unos Estados Unidos más divididos que nunca, sucede algo que va contra corriente y que puede enseñarnos algo. El último día del Meeting de Rímini se emitió una entrevista conjunta a dos exponentes de la cultura norteamericana: Cornel West, intelectual de izquierdas, profesor de Práctica de Filosofía Pública en Harvard y Princeton, donde estudia el papel de la raza, el género y la clase social en la sociedad americana; y Robert George, filósofo político, profesor de Derecho en Princeton, considerado por el New York Times como ´el pensador conservador cristiano más influyente”.

¿Qué tienen en común un blanco y un negro, un conservador católico pro-life y un activista político de izquierdas? En los 90 se encontraron en Princeton, compartían su rechazo a toda forma de dogmatismo y su pasión por el conocimiento, y desde entonces se hicieron amigos inseparables.

Dice Robert George: “Bueno, creo que el fundamento del vínculo entre nosotros, lo que lo hace tan especial, mucho más que una amistad, es el vínculo de la búsqueda de la verdad. En nuestra juventud ambos contrajimos ese virus de `fiebre` por el deseo de verdad. Es lo que Sócrates llamaba el ´diamante´ que siempre nos está impulsando, de manera punzante”.

Responde Cornel West: “Una de las cosas que nos une a mí y a Robbie como hermanos, y que va aún más allá de una profunda amistad, es una sospecha radical hacia cualquier forma de ‘dogmatismo’ y ‘ortodoxia’, ya sea liberal, marxista, conservadora u ortodoxa cristiana. La gente tiende a pensar que las ideologías que dominan el mundo son expresiones de libertad, pero yo creo que el primer problema es darse cuenta de que siempre necesitamos ser liberados. Invoco aquí la gran obra de Chesterton de 1908: las doctrinas cristalizan y se petrifican, perdiendo de vista el amor y la experiencia vivida con el prójimo, que nos obliga a comprometernos en la kenosis, en uno vaciamiento, en el don de nosotros mismos”.

Ambos llegan a una conclusión sencilla y provocadora: “Como nos enseña la música blues, todos tienen heridas, hoy muchos viven desesperados. Pero cada uno se encuentra en el camino de la vida ante esta encrucijada: ¿qué harás con estas heridas? ¿Te convertirás en un amante herido, en alguien que ayuda, que atiende y cura, o en un odioso herido, alguien que odia, que ataca y que inflige aún más heridas al mundo?”.

Esta pregunta no debería dejar indiferente a nadie.

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