Para que el mal no se apodere de Noruega

Mundo · Nuria Madrid
COMPARTIR ARTÍCULO Compartir artículo
| Me gusta 0
25 julio 2011
Más de 100.000 personas salieron ayer a la calle en Oslo, ciudad que tiene 600.000 habitantes, para expresar su rechazo al doble atentado que el viernes dejó en Noruega más de 70 muertos. La concentración se ha denominado la "marcha de las rosas". El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, afirmaba en la manifestación que "el mal puede matar a una persona", pero que nunca podrá "apoderarse de todo un pueblo".

Ya es buen signo que un político reconozca que está ante el problema del mal y que es necesario frenar la espiral que genera. Es lo que todo el mundo se pregunta desde hace tres días, cuál es el origen del mal que ha provocado la masacre, qué ha sucedido, cómo es posible que una sociedad como la noruega, emblema del bienestar, con una renta per capita altísima y donde la violencia parece no tener sitio, haya sufrido una masacre de estas dimensiones. El presunto responsable, Anders Behring Breivik, ha asegurado ante el juez que había contado con ayuda de dos células. La investigación irá aclarándonos cómo se preparó y ejecutó el extraño ataque. Pero lo que ya está claro es que en algunas sociedades del norte de Europa, bajo la aparente tranquilidad, se gesta una violencia soterrada y oscura que puede generar monstruos.

Estaba reflejada en la trilogía Millenium de Stieg Larsson. Antes de escribir sobre un mundo herido, Larsson conoció bien los círculos de la ultraderecha nórdica. Es un entorno muy secularizado que sirve de alimento para un nihilismo que se hace xenófobo y violento. Ese parece el mundo de referencias de Breivik. Es la ultraderecha que surge en un mundo pagano, como en la Alemania de los años 30. Ha ganado terreno en Suecia, Finlandia, Bélgica, Bulgaria, Austria y Holanda. No se le puede culpar directamente del doble atentado del viernes pero también es expresión de un nihilismo secularizado que rechaza los fundamentos de nuestra tradición democrática, que rechaza al extranjero.

Por más que algunos se empeñen en asegurar que se trata de "cristianismo fundamentalista", estamos ante el producto más oscuro del proceso que ha dejado a la fe sin valor social. Para que el mal no se apoderara de una sociedad, como reclamaba Stoltenberg, es para lo que se evangelizaron esas tierras. Hay que volver a empezar. 

Noticias relacionadas

La propuesta de Francisco a Moscú y Kiev
Mundo · Edoardo Canetta
Zelenski se ha reunido con el papa Francisco y según la información de agencias, ha rechazado cualquier posible mediación. Pero no sabemos lo que el Papa le ha dicho....
24 mayo 2023 | Me gusta 1
Che cosa ci salva dall’acqua alla gola?
Mundo · Luca Pezzi
Confortano le scene dei ragazzi impegnati a spalare acqua e fango, conforta l’unità che si genera nell’emergenza, la solidarietà e le raccolte fondi....
22 mayo 2023 | Me gusta 5
Cuando hay demasiado mal
Mundo · Emilia Guarnieri
Verdaderamente, el mal que nos rodea es demasiado. Dan ganas de decir “basta”....
20 abril 2023 | Me gusta 2