Llamémosle Paco

Sociedad · Elena Santa María
COMPARTIR ARTÍCULO Compartir artículo
| Me gusta 7
17 febrero 2021
No puedo evitar pensar que si los candidatos, desde Illa, a Junqueras o Ignacio Garriga, pasaran por el pasillo donde se sienta Paco mañana por la mañana, él les preguntaría a todos con la misma ternura «¿cómo estás?»

Paco es un hombre peculiar. Es discreto, lleva jersey de rayas y una forma inconfundible de saludar. Dentro de la empresa no tiene ningún cargo importante, probablemente menos talento que muchos, que suple con horas de más. Solo descansa un día a la semana, que dedica a algún tipo de voluntariado. Es difícil averiguar cuál porque ha hecho tantas cosas a lo largo de su vida y las cuenta tan atropelladamente que al final no queda claro si ha pasado el lunes en la cárcel o con los mendigos a la salida de la parroquia.

Cada mañana, en su trayecto de la puerta a su mesa, Paco pasa casi desapercibido, habla tan bajito que es difícil oírle entre el jaleo –a pesar de que hay cuatro gatos, porque el teletrabajo sigue a la orden del día–. Si estás enfrascado en tu pantalla o con los auriculares (no hace falta que el volumen esté muy alto), la llegada de Paco se te pasará por alto. La cosa cambia cuando eres tú el que se levanta y pasa por su lado, da igual lo que esté haciendo o su nivel de concentración que siempre levantará la vista para cruzar una mirada contigo.

Sentarse cerca de Paco es ser testigo de un punto de encuentro porque todos se paran a hablar con él. Los que lo hacen con todos y los que no, los que van con prisa, los que van casi de paseo, los que llegan tarde o los que salen a tomar el café. Y aunque el intercambio se reduzca a una leve sonrisa escondida en la mascarilla no puedes no ir con todo delante de Paco. Porque, aunque él no conoce tus miserias, ni tus miedos, ni tu mal humor de hoy, o la discusión que has tenido con otro compañero, y probablemente no los conozca nunca –no hace falta– delante de él no importan. Y no porque desaparezcan, porque no desaparecen, sino porque él te seguirá preguntando «¿cómo estás?» cada mañana como si fueras la persona más importante del mundo.

Hoy ha habido elecciones en Cataluña y no puedo evitar pensar que si los candidatos, desde Illa, a Junqueras o Ignacio Garriga, pasaran por el pasillo donde se sienta Paco mañana por la mañana, él les preguntaría a todos con la misma ternura «¿cómo estás?» y ellos marcharían mirando al suelo y esbozando una sonrisa oculta en las mascarillas. Evidentemente, Paco no se llama así.

Noticias relacionadas

Nuestros jóvenes y esa pregunta de Barbie
Sociedad · Emilia Guarnieri
La guerra ha sacado a muchos jóvenes a la calle. Buscan un sentido. Sobre todo cuando el mundo adulto que les rodea no les ha dicho aún una palabra de salvación....
22 noviembre 2023 | Me gusta 3
¿Gestación compartida por dos mujeres?
Sociedad · Nicolás Jouve de la Barreda
Hace unos días saltó una noticia que, como tantas otras del mundo de la biotecnología, trataba de ofrecer como un gran avance lo que en realidad es una sencilla adición a la tecnología de la fecundación in vitro....
20 noviembre 2023 | Me gusta 1
Descartes y Augusto Del Noce
Sociedad · Antonio R. Rubio Plo
El dualismo cartesiano, aplicado al cristianismo, puede llevar a la separación de la religión cristiana de la vida ordinaria todo lo contrario que el pensamiento de Pascal....
8 noviembre 2023 | Me gusta 1
El banco
Sociedad · Ángel Satué
Hay un banco que me dice “hola”, otro que “te espero”, otro que dice “vuelve”. Es una campaña de marketing turístico. Lo hicimos cuando fui alcalde de Sanmontemares y apareció después en Benidorm. Tal vez fue al revés....
30 octubre 2023 | Me gusta 1