Libres de las cadenas de lo previsible

Cultura · Fernando de Haro
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25 agosto 2015
Un cristiano y un judío en la mesa. El Meeting de Rímini llega a su punto más álgido. 7.000 personas esperan con impaciencia la conversación entre Julián Carrón, el presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, y Joseph Weiler, catedrático de Derecho Constitucional. La moderadora es Monica Maggioni. La presidenta de la RAI ha preparado un encuentro con formato de programa televisivo, muy dinámico. A las preguntas intercala videos, lectura de textos, música. ¿El argumento de la conversación? Abraham, la estrella del Meeting de este año. ¿Por qué se le dedica tanto tiempo a este personaje del Génesis? ¿No está fuera de lugar esta insistencia en bucear en los primeros capítulos de la Biblia cuando el mundo sufre la tercera guerra mundial en capítulos, el yihadismo golpea y Occidente parece un boxeador sonado?

Un cristiano y un judío en la mesa. El Meeting de Rímini llega a su punto más álgido. 7.000 personas esperan con impaciencia la conversación entre Julián Carrón, el presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, y Joseph Weiler, catedrático de Derecho Constitucional. La moderadora es Monica Maggioni. La presidenta de la RAI ha preparado un encuentro con formato de programa televisivo, muy dinámico. A las preguntas intercala videos, lectura de textos, música. ¿El argumento de la conversación? Abraham, la estrella del Meeting de este año. ¿Por qué se le dedica tanto tiempo a este personaje del Génesis? ¿No está fuera de lugar esta insistencia en bucear en los primeros capítulos de la Biblia cuando el mundo sufre la tercera guerra mundial en capítulos, el yihadismo golpea y Occidente parece un boxeador sonado?

Pregunta por respuesta. ´¿Hay algo que pueda despertar, en esta situación, el yo y llenar el vacío que parece dominarnos? La ideología no responde a ese vacío. En Europa hemos aprendido en los últimos siglos que no hay más relación con la verdad que la que se da a través de la libertad. ¿Podemos proponer algo más interesante que la violencia o que la torpeza que sufrimos en Europa?´, señala Carrón. ´Los occidentales tenemos una tradición consolidada de siglos, una democracia, una sociedad con un relativo bienestar, todo un sistema de derechos. Es un riqueza que no podemos perder´, apunta Weiler. El diálogo se vuelve fluido. ´Esa riqueza es necesario reconquistarla como una experiencia presente, cada generación necesita recuperar lo que ha recibido como tradición´, contesta Carrón. Para esa tarea, señala el sacerdote español, la experiencia de Abraham es decisiva.

´Con Abraham -explica Weiler- Dios ha ofrecido una alianza. Una alianza siempre tiene dos partes. Dios le propone a Abraham que salga de su casa, no se lo impone. Espera la respuesta´. ´Pero nosotros los hombres modernos hemos pensado que la propuesta de Dios era enemiga de la libertad, nos sobraba la experiencia de Abraham, la intervención de Dios en la historia -apunta Carrón-. Y cuando el hombre solo pertenece a la naturaleza, cuando no le dice Tú al Misterio todo decae. El hombre moderno que empezó siendo el más activo de la historia ha caído en la pasividad. Hemos acabado diciendo lo que decía uno de los personajes de la película “Fanny y Alexander” de Bergman: hay que contentarse. Nos retiramos a lo previsible porque no tenemos delante una provocación a la que responder´. Para Weiler el problema del hombre postmoderno es que habla mucho de derechos pero no habla de deberes, es incapaz de asumir responsabilidades.

¿Cuál es la diferencia entre la experiencia del hombre postmoderno y la de Abraham? Los dos ponentes aceptan la hipótesis que propone la exposición central del Meeting: el hombre postmoderno se encuentra en una condición semejante a la de los mesopotámicos o a la de los griegos, con un cielo lleno de dioses, sin la posibilidad de dirigirse personalmente al Misterio. ´Lo que Dios comenzó con la creación ha querido completarlo en Abraham interviniendo en la historia. Ha intervenido para despertar el yo. Con Abraham surge el yo porque hay un Tú al que referirse. Sin un Tú que intervenga en nuestra historia, la vida decae´, señala Carrón. ´En la historia de Abraham -añade Weiler- Dios es el protagonista. Dios propone una alianza, Dios hace que la ética no sea algo externo al corazón del hombre y Dios deja que Abraham discuta con Él. Recordemos qué sucede en la discusión sobre Sodoma y Gomorra. En ese episodio se hace evidente que las cosas no son justas porque Dios las manda, las manda porque son justas. Cuando me imagino la escena, cuando me imagino a Abraham con Dios pienso que Dios se sonríe por dentro y que se dice a sí mismo: así es como yo quiero al hombre´.

´Con Abraham hay un cambio decisivo: el hombre ya no está solo determinado por su condición natural. La naturaleza del hombre decae, para recuperar lo que se nos ha dado por naturaleza es necesario que suceda algo como le ha sucedido a Abraham -señala Carrón-. Lo que me llama la atención es el tipo humano que nace con Abraham, me llama la atención el tipo de humanidad que surge ante una provocación como la que supone la intervención de Dios. El yo se siente atraído por un Tú´. Y por eso se despliega un yo diferente, un yo nuevo.

Weiler mira intensamente a Carrón y concluye: ´no tenemos otra respuesta que el testimonio´. Suena un violín, sobre el escenario un joven interpreta una breve pieza llena de melancolía. El silencio se hace más denso. La moderadora pregunta: ¿Cómo podemos volver a empezar, pues ya lo dice Benedicto XVI, no bastan las estructuras? ´Lo siento, necesito un minuto para recuperarme después de esta música´, contesta Weiler. Carrón se lanza: ´Podemos recomenzar desde aquí. De este momento en el que con la música hemos sido de nuevo sorprendidos. No hace falta nada. Es necesario que suceda. Como dice el Papa, para la Iglesia se abre un camino fascinante como lo era al principio: el camino de reconocer la verdad de nosotros mismos a través de la experiencia de la belleza. ¿Nosotros los cristianos creemos que la fe que hemos recibido tiene la capacidad de atraer a aquellos que nos encontramos en la fascinación viviente de su belleza desarmada?´. Weiler, rabino, bendice a Carrón con las mismas palabras con las que en el Genésis Dios bendice a Abraham. Mucho más que un acto de diálogo interreligioso de quienes reconocen a Abraham como padre en la fe. En realidad la historia del principio ha vuelto a suceder, lo imprevisto ha vuelto a sorprender.

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