León XIV: Constantinopla sin nostalgia

Ludolfo de Sajonia partió un día de las tierras frías de la ciudad alemana de Colonia en la que vivía para ponerse en peregrinación hacia Constantinopla. Corría el año 1330 y cuando Ludolfo llegó a la capital del Imperio Romano de Oriente quedó fascinado por las numerosas y bonitas iglesias que había en la ciudad, por la abundancia de pan, carne y pescado, todo muy barato. Quedó abrumado por la belleza de Santa Sofía y sorprendido porque en Constantinopla hiciese tanto frío en noviembre. Pero a Ludolfo le entró la nostalgia de Constantinopla, el dolor por lo que había sido y por lo poco en lo que había quedado. Cuando Ludolfo viajó a Constantinopla era todavía una ciudad cristiana y no había caído el imperio bizantino en manos de Mehmet II-. El Papa León XIV ha estado en Constantinopla, en Estambul, y es una ciudad con muy pocos cristianos. En toda Turquía, uniendo las diferentes confesiones, los cristianos suman un 0,5 por ciento de la población
En Turquía, que en un tiempo fue el lugar en el que Occidente y Oriente se encontraban, ha insistido en el valor de construir puentes. El Papa no solo ha hablado de lo que sucede en el plano geoestratégico, se ha referido a esa polarización que recorre como un fantasma todo el planeta. Frente a la polarización León XIV ha insistido en el valor de acoger al otro, de la relación con el otro para ser nosotros mismos. De hecho, ha citado unas frases de Juan XIII que antes de ser papa fue administrador del vicariato en Estambul, en las que criticaba que todas las comunidades se quedaran en su propio círculo: “parece lógico que cada uno se ocupe de sí mismo, de su tradición familiar y nacional, manteniéndose dentro del círculo limitado de su propia comunidad. […] Mis queridos hermanos e hijos: debo decirles que, a la luz del Evangelio y del principio católico, esta es una lógica falsa”.
Lo católico no puede confundirse con esta ola identitaria que recorre el mundo. Hay una hermandad universal. No se puede usar la religión para justificar la violencia.
En Turquía León XIV le has dicho a los católicos que la fuerza de la Iglesia no son los números ni la potencia económica ni la relevancia social sino el poder del Espíritu Santo. “Esta fuerza -ha señalado- no reside ni en sus recursos ni en sus estructuras, ni los frutos de su misión derivan del consenso numérico, de la potencia económica o de la relevancia social sino en la fuerza del Espíritu Santo”.
Ludolfo de Sajonia tuvo nostalgia en Constantinopla por un poder perdido. Todo lo contrario de lo que le sucede a León XIV
Mil años antes de que Ludolfo de Sajonia viajará a Constantinopla lo hizo un cordobés, el obispo Osio. Viajó hasta Constantinopla para luego viajar a Nicea, una ciudad que estaba muy cerca. Osio el cordobés, consejero del emperador Constantino defendió en el concilio que se celebró en esa ciudad en contra de los arrianos que Cristo es verdaderamente Dios. Estas cosas nos parecen a todos, creyentes y no creyentes, cosas muy lejanas. ¿Qué tendrá que ver una herejía de los cristianos con las preocupaciones que tenemos todos los días? León XIV ha visitado las ruinas y ha explicado que el asunto de Nicea no es tan lejano. “Al negar la divinidad de Cristo -ha señalado- Arrio lo redujo a un simple intermediario entre Dios y los seres humanos, ignorando la realidad de la Encarnación, de modo que lo divino y lo humano quedaron irremediablemente separados. Pero si Dios no se hizo hombre, ¿cómo pueden los mortales participar de su vida inmortal?”.
Si Dios no se hizo hombre Dios se queda en las nubes y no puede hacer inmortal, la vida de los hombres. El cristianismo anuncia que Dios se ha hecho carne, que se puede tener experiencia de Dios como se tiene experiencia de una persona querida.
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