Lehendakari López
Para cualquier observador foráneo, lo que ayer ocurrió en el Parlamento vasco no tendría nada de extraordinario, pero entonces, ¿por qué unos y otros trataban de justificar o denostar la elección del líder socialista como nuevo lehendakari? Bien pensado puede resultar tremendo, pero real. La parte positiva lleva, asimismo, a una conclusión tranquilizadora. Nunca más habrá que explicar lo evidente. Cualquier ciudadano mayor de edad podrá presidir el Gobierno vasco, en lo sucesivo, sin necesidad de utilizar una gran parte del discurso en arrogarse un derecho indudable.
Patxi López consiguió desde la tribuna de oradores representar con su discurso a tantos y tantos vascos y españoles que no coinciden en gran parte con la letra pequeña de su política. Era lo de menos. Con un texto rico, integrador y asegurando que otra Euskadi es posible, López ha recorrido un camino que no tiene vuelta atrás. Un camino que no ha dudado en comenzar de la mano del Partido Popular del otro protagonista de este viaje, Antonio Basagoiti.
El camino a recorrer no estará exento de diferencias entre PSE y PP, y sobre todo de piedras malintencionadamente puestas por otros para que la senda sea lo más incómoda posible. Nadie dijo que fuera a ser fácil. Ahí residirá la parte más gratificante del recorrido, la que, una vez cubierta, revestirá de normalidad hechos que en otros lugares resultan cotidianos y que en el País Vasco son, hasta el día de hoy, desconocidos. La posibilidad de elegir el modelo lingüístico en la educación, una policía centrada en velar por la seguridad, una radiotelevisión pública que no sea altavoz de los terroristas, la bandera española ondeando en las instituciones… Mil y un capítulos por afrontar.
En cualquier caso, con la experiencia de dos partidos curtidos en mil batallas políticas, cabe esperar que esta apuesta de López y Basagoiti aguante, al menos, hasta el final de la legislatura.
¿Y después? Pues después, los vascos podrán comprobar que, a pesar de los presagios más apocalípticos de los nacionalistas, en Euskadi las pequeñas cosas del día a día, ésas que son tan importantes cuando faltan, habrán alcanzado la categoría de cotidianas. Y eso pasa por las manos de Basagoiti y López, el lehendakari López.