Las deserciones en el partido de Beppe Grillo, la gran esperanza de Matteo Renzi

Ayer mismo se supo que cuatro senadores (Lorenzo Battista, Fabrizio Bocchino, Francesco Campanella y Luis Alberto Orellana) habían sido expulsados del partido por criticar la actitud de Grillo en su breve encuentro con Matteo Renzi durante la fase de consultas a los partidos de cara a formar una mayoría de gobierno. Estos cuatro senadores vienen a añadirse a una ya larga lista de parlamentarios que han pasado antes por esta misma expulsión. Porque en el movimiento de Grillo no caben disensiones: quien se atreva a discrepar, y más públicamente, sabe que sus días dentro de Cinque Stelle están contados.

Aunque en este momento no se sabe con exactitud cuántos parlamentarios más pueden disentir de su líder, lo cierto es que su actitud ha sido, desde el principio de la legislatura, sencillamente intolerable. Se negó desde el primer momento a negociar para formar una mayoría de gobierno, y se ha mantenido al margen de temas tan importantes como la elección del Presidente de la República, los apoyos a dos primeros ministros consecutivos o la negociación de una nueva ley electoral. Parece que Grillo no se ha enterado que la negociación y el pacto son dos elementos esenciales de la vida democrática, por mucho que no te puedan gustar tus interlocutores.

Será en las elecciones europeas cuando sabremos cuántos italianos del 25% que votaron al partido de Grillo consideran que se han equivocado (porque han apoyado a un partido antisistema que solo busca la algarada y la bronca parlamentaria) y cambian de opinión. Lo que está claro es que Renzi se encuentra ante una ocasión de oro de captar nuevos votos. Esos diputados y senadores de Cinque Stelle siempre van a preferir a la izquierda que a la derecha, y Renzi les está ofreciendo una regeneración del país que puede resultarles atractiva.

Seguramente a más de uno se le abrieron los ojos cuando vieron la bochornosa reunión de Renzi y Grillo, y no precisamente por culpa de Renzi. Retransmitida a todos los italianos, Grillo, que venía de mala gana porque sus seguidores se lo habían pedido, no dejó articular frase alguna al líder del Partido Democrático, que no pudo mostrar mejor talante ni mejores modales ante un auténtico grosero como el que tenía enfrente. Así no se puede funcionar en política, y menos en la italiana, donde la habilidad y las buenas maneras son elementos fundamentales. Veremos si, como hemos dicho, Renzi, aprovecha la deriva hacia la nada de Grillo para recabar apoyos que pueden ser fundamentales para sacar adelante su amplio programa de gobierno.