La elecciones ha supuesto un gran triunfo del PP
¿Cómo valora los resultados de las últimas elecciones autonómicas y municipales en España?
Las elecciones municipales han constituido un gran triunfo para el PP si consideramos globalmente sus resultados. Éstos muestran el hartazgo de la sociedad española con la política del PSOE, de Sánchez, y la aspiración a un cambio de rumbo que saque al país de los excesos izquierdistas y nacionalistas, así como de esa política económica de reparto de subvenciones y ayudas que ha descuidado la transformación de la estructura productiva y, con ella, el aumento del nivel de vida de los españoles. Asimismo, las municipales han evidenciado que la alianza Frankenstein no ha podido dar estabilidad al país.
Pero más allá de esta valoración global, hay algunos resultados que deben verse con preocupación. Desde mi punto de vista, son principalmente dos. El primero, que la división del voto de centro-derecha entre el PP y Vox señala una sombra de incertidumbre, principalmente porque este segundo partido carece del pragmatismo necesario para resolver las ecuaciones a las que conduce la aritmética electoral, al no saber distinguir entre su programa de máximos y las necesidades de la coyuntura política. Hay demasiada rigidez ideológica en Vox.
Y el segundo se refiere a EH Bildu. Esta coalición electoral es, dentro del entramado Frankenstein, la única que ha obtenido unos resultados excelentes, colocándose en el borde de un cambio de la hegemonía política en el País Vasco. La herencia de ETA, que se ha evidenciado en los 44 etarras que presentaron como candidatos, tiene un gran peso electoral. Sortu, el partido de ETA, y su marca electoral Bildu han superado en resultados al PNV, principalmente porque este último ha perdido una buena parte de su electorado. El hecho de que, a través de un pacto con el PSOE y con el concurso gratuito del PP, los jeltzales puedan salvar los muebles, no oculta que Sortu puede adelantarse en la próxima contienda electoral vasca dentro de un año.
“Bildu se ha abierto a las demandas izquierdistas sin renunciar al independentismo”
¿Por qué se produce este ascenso en el País Vasco?
El terrorismo todavía rinde electoralmente. Atrae a la juventud que, en una proporción importante, ha renegado del nacionalismo tradicional del PNV, y se ve atraída por el discurso radical de la izquierda abertzale. Además. Bildu, reafirmando su independentismo, se ha abierto a las demandas izquierdistas en todos los campos: economía, empleo, feminismo, transexualidad, etcétera. Y está también el cansancio con respecto al PNV y a las políticas del Gobierno Vasco que se alejan de las demandas sociales y carecen del discurso necesario para orientar a la sociedad dentro de su programa político.
“Sánchez ha fracasado, estaba en precario y no le ha quedado más remedio que el adelanto electoral”
¿Qué cree que puede buscar el presidente con este brusco adelanto electoral?
A Sánchez no le quedaba más remedio que el adelanto electoral. Ha fracasado en toda la línea y mantenía a su gobierno en precario desde hace muchos meses. En realidad, debería haber adelantado las elecciones mucho antes, pero su arrogancia le ha impedido ver que su coalición Frankenstein se estaba desmoronando tanto por el lado de la izquierda como por el del nacionalismo. Tenía que haber visto esto después de las elecciones adelantadas de Madrid, pero creyó que el fenómeno Ayuso era un espejismo. Y tampoco hizo caso a lo que venían advirtiendo todas las encuestas menos las del CIS. Ha sido víctima de su propia manipulación de los datos sociológicos y electorales. Y también de una mala interpretación de los datos económicos y de empleo que, en absoluto, avalan su política económica. España está instalada en un estancamiento de su capacidad para mejorar el nivel de vida de los españoles porque la economía y el empleo crecen al mismo ritmo que la población mientras la productividad se resiente porque, aunque aumenta el número de ocupados, las horas trabajadas lo hacen con un tono inferior. Y a todo eso se han añadido los efectos devastadores de la inflación. Los datos económicos están mostrando esto desde que se inició la recuperación del efecto negativo que tuvo la epidemia de covid-19. Y los españoles, aunque no entiendan de macroeconomía, lo han percibido restringiendo sus gastos, aumentando sus depósitos en los bancos (hasta más de un billón de euros) y preparándose para un futuro que consideran lleno de incertidumbre. En resumen, a Pedro Sánchez le ha fallado todo: la política y la economía. Ha tratado de echar balones fuera apelando a la pandemia, al volcán de la Palma, a la meteorología y a la guerra de Ucrania. Pero está claro que una parte importante de la población ha percibido su incapacidad para afrontar la situación del país.
En una columna de Pedro Cuartango en el ABC afirmaba que lo relevante no es que el PP pueda ganar las elecciones sino el progresivo deterioro de la democracia, amenazada por el populismo y el hiperliderazgo. ¿Ve también este riesgo?
Veo ese riesgo, que ya es una realidad palpable, pero no estoy de acuerdo con Cuartango en que no sea relevante que el PP gane las próximas elecciones. El cambio en la gobernación de España es imprescindible para corregir el deterioro institucional, los sesgos antidemocráticos y populistas, y reconducir al país hacia la senda liberal. La tarea no es fácil ni inmediata, y requiere de una fuerza política que la emprenda con amplitud de miras y voluntad de aglutinar a todos los ciudadanos en torno a ella. Me parece que, en este momento, sólo el PP podría ser capaz de emprenderla si se instala en el poder. Tiene los cuadros necesarios y la experiencia en los gobiernos regionales, como el de Andalucía y el de Madrid, para inspirarse. El problema está en que llegue a acumular el poder imprescindible tras las próximas elecciones generales.
El PSOE es una de las patas de ese pacto constitucional ¿Ve algún liderazgo en el PSOE que pueda llevar al partido en esta dirección digamos “más constitucionalista”?
El PSOE ya no forma parte del pacto constitucional. El sanchismo le ha alejado radicalmente de ese consenso y, por tanto, creo que no se le puede considerar una fuerza constitucionalista. Otra cosa es que en ese partido queden personas que, si logran derribar a Sánchez, puedan emprender la reconstrucción de un partido socialdemócrata capaz de contribuir a rehacer y modernizar el consenso constitucional y las instituciones básicas del Estado. El ejemplo que mostró hace unos días la reunión del Colectivo Fernando de los Ríos, al que dio voz Nicolás Redondo, es una buena muestra de ello. Pero no olvidemos que esas personas son ahora marginales en su partido y que, por ello, de momento sólo constituyen una esperanza de regeneración.
Defina Sumar
No soy capaz de definir a Sumar. De momento es un proyecto controvertido de agrupación de los múltiples partidos de la extrema izquierda que, curiosamente, carece de programa, pues su único proyecto es lamer un poco de poder a través de la representación parlamentaria. Pero nada garantiza que, si le salen las cosas bien en las próximas elecciones, no acabe convirtiéndose en una jaula de grillos, especialmente si su papel se circunscribe sólo al ámbito parlamentario y no tienen oportunidad de colocar ministros en el gobierno. De todos modos, en este momento en el que me preguntas, todavía no hay nada definido, especialmente porque no se ha resuelto la participación de las líderes de Podemos en las listas de Sumar.
“Vox debería reconducir su manera de actuar en política”
¿Cómo debería gestionar el PP los acuerdos con Vox?
Procurando dar a Vox el menor papel posible en los gobiernos municipales o regionales. Vox se ha mostrado como un elemento disfuncional en la carrera para superar el dominio de la agrupación Frankenstein, sobre todo por la irregularidad de sus posiciones, por sus cambios repentinos de política y su completa falta de pragmatismo. El pragmatismo es una virtud necesaria para gobernar, aunque los gobiernos no deban conducirse sólo por él. Cuando falta, se cae en la rigidez; y cuando se da en exceso, se entra en el abismo del caos. Así que Vox debería reconducir su manera de actuar en política, sobre todo en el ámbito institucional. Pero para eso hace falta tiempo y, ahora, no lo hay porque las elecciones generales están a la vuelta de la esquina. Por eso, de momento, los que el PP debe hacer es esquivar a Vox todo cuanto pueda.
Acaba de publicar su nuevo libro La financiación del terrorismo. ¿Podría adelantar a nuestros lectores las líneas maestras de su obra?
He escrito La financiación del terrorismo. ETA y el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (Editorial Almuzara) para contribuir al relato de lo ocurrido en el País Vasco durante la larga campaña terrorista de ETA. El terrorismo es una forma de guerra que, siendo relativamente barata, requiere recursos económicos; y por ello, desvelar la evolución y el papel de esos recursos es importante para entender nuestra historia reciente.
En los últimos años han aparecido nuevas fuentes de datos sobre este asunto, y yo lo que he hecho es reunirlas, homogeneizarlas y estudiarlas con detalles para reconstruir las finanzas de ETA entre 1967 y 2010. Son cuarenta años en los que, lejos de la homogeneidad, las cosas fueron cambiando en esas finanzas, mostrando al comienzo una capacidad creciente para obtener dinero, sobre todo a partir de los rescates cobrados por los secuestros y más secundariamente por la extorsión a los empresarios, los atracos y los robos.
Luego, cuando la dirección de la banda fue detenida en Bidart la capacidad económica de ETA se desplomó y tomaron el relevos unas cuantas entidades del MLNV, bajo la dirección de Herri Batasuna y de KAS, que lograron obtener una muy importante capacidad de financiación acudiendo a los programas de subvenciones públicas. En la concesión de esas subvenciones, que yo defino como pseudo-patrocinios, tuvieron un papel todas las administraciones, incluidas las europeas, aunque el estrellato lo alcanzó el Gobierno Vasco con más del 60 por ciento de los recursos aportados.
¿Qué repercusión tuvo la ilegalización de Herri Batasuna?
Al ilegalizarse Herri Batasuna todo el entramado financiero se derrumbó, salvo los negocios de las herriko tabernas y otras empresas ligadas a ETA. La banda terrorista tuvo entonces que recuperar la actividad económica intensificando las campañas de extorsión. Pero ya era tarde y su esfuerzo fue insuficiente para poder mantener la campaña de atentados. Estaba, además, policialmente derrotada y, por ello, en 2010 cesó su violencia, aunque no se dio por agotada hasta unos años más tarde. Lo que vino después es su resurrección institucional, con la ayuda del PSOE, en el partido Sortu y en EH Bildu.
En mi libro cuento todo esto, reúno las cifras y proporciono al lector el marco conceptual para interpretarlas. Sin ninguna pretenciosidad, puedo decir que los lectores encontrarán en él el relato más completo de cuantos se han publicado refiriéndose a la financiación del terrorismo nacionalista.
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