Jakov Nazarov presenta en el Meeting su pelícual sobre la pianista rusa Marija Judina
Nacida en 1899, Marija Judina fue una de las pianistas rusas más importantes del siglo XX. Su fe ortodoxa y su pasión por compositores contemporáneos no gratos al régimen hicieron que su actividad musical fuera muy limitada. Sin embargo, el propio Stalin llegó a apreciar su gran talento y esto le evitó el confinamiento en los gulag. Murió en 1970.
"Su arte nacía del corazón de Dios", dice de ella Nazarov. "No le interesaba el poder ni la fama. Para ella el arte, la vida y la música eran una sola cosa, unida de forma inseparable a la belleza suprema que es Dios". Giovanna Parravicini, de la Fundación Rusia Cristiana, ha recordado que Judina sólo hizo dos giras fuera de su país y que siempre decía: "Echo de menos la simpatía del mundo", una afirmación que describe la conciencia de la pianista, que se sentía unida a cada hombre, como demuestran sus innumerables actos de caridad y apoyo hacia sus amigos y hacia quien tuviera necesidad, tal como aparencen en el documental.
Drosdova, discípula y compañera de Judina, destaca también la humanidad de la artista. "Ella se implicaba con la vida, no sólo con la música. Participaba de la vida en toda su amplitud; no era una virtuosa de la música, lo que le interesaba era captar el pensamiento que se escondía bajo la composición musical para leerlo e interpretarlo gracias a su fe". Por eso, "el vínculo entre la fe y la música la hacía grande, mucho más que su excelente habilidad técnica".