Glenn: `El Estado no tiene el monopolio de la enseñanza`

Glenn, en declaraciones a Páginas Digital, llama la atención sobre la "tentación totalitarista" que puede existir al alcance de los Estados de utilizar sus escuelas "para controlar las mentes y los corazones de los niños y de los futuros adultos". Sin embargo, Glenn afirma que "el Estado tiene la responsabilidad de asegurar que los niños aprendan las habilidades cívicas que les preparen para ser buenos ciudadanos, pero tienen la responsabilidad de que eso ocurra, no la de buscar el monopolio de la enseñanza". Aun así, Glenn subraya que "yo no estoy en contra de la escuela pública. De hecho, mis siete hijos han ido a colegios públicos de Boston".
En su opinión, "se tata de una cuestión de equilibrios que requiere un cuidado extremo. Equilibro entre libertades (la de las familias y la de los profesores) y las necesidades de la sociedad". Tomando como referencia el caso español, Glenn comenta que "si hace 40 años no estaba bien que el Estado español intentara imponer una visión católica en todas las escuelas, tampoco está bien que ahora trate de imponer una visión secular".
A propósito del reciente informe publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que sitúa a España entre los últimos países en cuanto a fracaso y abandono escolar, el catedrático de la Universidad de Boston enumera algunos de los criterios que los expertos y economistas siempre han asociado a un alto rendimiento académico: "exámenes externos, con consecuencias tanto para los alumnos como para el personal de la escuela, que se correspondan con los objetivos curriculares académicos; ampliación de la toma de decisiones del equipo escolar para mejorar los objetivos académicos y no académicos de la escuela; respeto al status y profesionalidad de los profesores, y mecanismos que lo garanticen; participación de los padres en la educación de sus hijos, especialmente en la elección de un colegio de su confianza… con la posibilidad de sacar a sus hijos del colegio si pierden su confianza en el centro; y un papel activo del gobierno para asegurar que todos los niños y jóvenes -sin importar su clase social o cualquier otra característica- pueden asistir a una escuela y recibir una educación eficiente, así como el cierre o renovación completa de los centros (incluidos los de su propiedad) que no cumplen esta expectativa".