Gatopardismo socialista
Tras la debacle electoral del 23 de mayo todo estaba en cuestión. La misma noche del domingo y en los días sucesivos, cuando los socialistas repasaron con detalle los resultados en cada pueblo, se dieron cuenta de que estaban ante el mayor castigo de la historia. El partido en peligro. El partido en peligro, el partido de siempre, la esencia del PSOE guardada y preservada desde la época del felipismo se convenció de que había que quitar de en medio cuanto antes a Zapatero si quería sobrevivir. Pero Zapatero no está dispuesto a marcharse sin limpiar su imagen. Sigue empeñado en pasar a la historia no como el gran fracasado que hundió a España y a su partido al desastre. Y hasta el jueves por la mañana pretendía que hubiese unas primarias en toda regla, con enfrentamiento entre Rubalcaba y Chacón para mantener cierto poder hasta el fin de la legislatura y tener a alguien que defendiera su herencia.
La reunión que mantuvo el jueves en el Congreso sirvió para hacerle entender que o renunciaba a sus pretensiones o salía despedido por la ventana. Rubalcaba, a través de Patxi López, había pedido el congreso extraordinario, para dejarle claro que podía perderlo todo, también la secretaria general. Y el partido, como ya le había obligado en abril a anunciar que no se presentaba a las generales, le obligaba ahora a despeñar a Chacón. La reunión del viernes por la tarde con los barones y el Comité Federal del sábado certificaban el nuevo pacto entre el zombi Zapatero y el aparato.
Primer problema: la agonía se prolonga. El discurso de Zapatero en el Comité Federal el sábado ha certificado hasta qué punto está empeñado en reivindicarse. No reconoció error alguno. Argumentó que ha hecho la política correcta y que la derrota se debe a la crisis y a que la sociedad ha tenido demasiada prisa en ver los efectos de sus reformas. ¿Anecdótico? No. Es señal de que va a apurar todo lo que pueda para conseguir mejorar en algo su imagen. Probablemente se vea obligado a convocar para octubre pero no de un modo pacífico. Será después de un duro forcejeo con los mercados. También Rubalcaba está interesado en que las elecciones sean lo más tarde posible.
Segundo problema: Rubalcaba va a combinar las peores esencias del último felipismo y del último zapaterismo. Ya sabemos cómo resuelve Rubalcaba los problemas electorales, la guerra sucia, el proceso de paz,…cloacas del Estado. Mientras acelera la política social más nefasta de las dos últimas legislaturas. El viernes el Gobierno acordó remitir al Congreso el proyecto de ley de Igualdad, un atentado contra las libertades. También creó la comisión para estudiar el futuro del Valle de los Caídos. Cambia todo para que no cambie nada.
Meses duros los que vienen para una España que necesita recuperar el gusto y el valor de la construcción de su futuro en paz y en concordia.