Esta no es la Constitución de 1978

Cánovas del Castillo, el hombre que redactó la constitución que ha durado más, murió no de uno sino de tres disparos mientras esperaba a su mujer. Los dos estaban descansando en el balneario de Santa Águeda, Guipúzcoa. Fueron a misa, su mujer se quedó retrasada hablando con una amiga. Y entonces entró en el balneario el anarquista Michele Angiolillo y le disparó a bocajarro. Angiolillo no había visto ni una sola foto de Cánovas pero le habían dicho que era un señor elegante que estaría leyendo el periódico. Cánovas se había casado a la edad de 59 años, su mujer era 30 años menor que él.
Cánovas no retrasó todo en su vida tanto como el matrimonio. Restaurador de la monarquía tras la I Republica, Cánovas ya tenía redactada la Constitución de 1876 antes de que se celebran las elecciones que debían elegir a los diputados que debían redactar la Constitución de 1876. La Constitución de Cánovas es la constitución que más ha durado en la historia de España desde 1876 a 1931. Nuestra Constitución vigente, acaba de cumplir 47 años. La Constitución de Cánovas duró mucho porque nadie le hacía ni caso. Y la nuestra de ahora corre ese peligro.
El texto de la Constitución de 2025, salvo por algunas pequeñas modificaciones, sigue siendo el mismo texto que el de la Constitución de 1978. Pero nuestra Constitución ya no es la misma. Se han ido produciendo una serie de modificaciones, mutaciones, que se han introducido por la puerta de atrás. La prueba es lo que ha sucedido con el modelo territorial: nos hemos convertido, de hecho, en Estado federal sin contar con los mecanismos de contrapesos propios del modelo federal. Otro ejemplo es el de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional con motivo de la amnistía que ha establecido como principio que todo lo que no está expresamente prohibido al Parlamento le está permitido. El problema es que estas mutaciones que se han ido produciendo no han contado con las mayorías de tres quintos, el 60 por ciento de los diputados, que exige la Carta Magna para su reforma. Las mutaciones realizadas por la puerta trasera se han llevado a cabo con mayorías muchos más débiles o simplemente han sido el resultado de la politización de los tribunales y del Tribunal Constitucional.
Tenemos la segunda Constitución más longeva de nuestra reciente historia, pero tenemos también una Constitución cada vez más arrumbada y cada vez más parcheada con material que no es de calidad. La Constitución del 78 no acabará como Cánovas pero si puede terminar sus días como la Constitución de 1876.
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