Espejo lunar, Black Mirror

Cuando un nuevo artefacto irrumpe en el cotidiano de una sociedad, elcambio de sus usos, costumbres y hasta de filosofía está asegurado. Nos pasamosahora el día mirando y siendo mirados por pantallas, por esos "espejos negros"que están conformado otro tipo de vida y de cultura. Los episodios de la serie,emitidos juntos y a deshora, irradian muchas emociones, del cinismo a laternura, contando historias ligadas al uso de los medios y su influencia en lavida privada. Sería una lástima que Espejo Negro pase inadvertida en un momentode necesidad critica sobre la influencia del mundo multi-pantalla en nuestrocotidiano. Lo importante no fue ver como el Eagle y Armstrong dejaban su huellaen la luna, sino que la capacidad tecnológica de verlo y asimilarlo hanpermitido que como Humanidad afrontemos nuevos retos en la conquista delespacio y en reconocer la pequeña dimensión del plante azul. Desde aquel díadel 69 en que hicimos real la luna soñada, el mundo no ha vuelto a ser elmismo. Llegados a la nueva Ítaca, desde los sesenta estamos transitando unaodisea mental y social, la de la sociedad digital que se mira en un espejonegro. Lástima que la televisión, salvo en estas contadas excepciones, sigajugando a hacerse la caja tonta, cuando debería ser espejo de la nuevasociedad.