El Tribunal de Alabama no es cristiano
Tom Parker, el presidente del Tribunal Supremo de Alabama está convencido de que “el punto de vista teológico de la santidad de la vida adoptado por el pueblo de Alabama tiene varias consecuencias”. La primera es que “Dios hizo a cada persona a su imagen”. La segunda es que “toda persona tiene, por lo tanto, un valor que supera con creces la capacidad de cálculo de los seres humano”. Y la tercera: “la vida humana no puede ser destruida injustamente sin incurrir en la ira de un Dios santo, que ve la destrucción de Su imagen como una afrenta”. Es en lo Tom Parker cree. El problema es que este derecho divino lo ha utilizado en la sentencia que establece que los embriones tienen, desde el punto de vista jurídico, el mismo estatus que los niños.
El dilema ético de qué hacer con los embriones congelados no está ni mucho menos resuelto. La práctica dominante hasta el momento ha sido la de prolongar indefinidamente la crio-conservación. La Iglesia católica ha querido intervenir en este debate señalando que no se pueden tratar los embriones como “material biológico”. Pero es llamativo que en la sentencia de Alabama los jueces citen como argumento de autoridad algunos pasajes de la Biblia. Es un proceder que no tiene nada que ver con la mejor tradición cristiana. A diferencias de otras religiones, el cristianismo cuando es cristianismo no invoca un derecho basado en la revelación. Se remite a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho.
Los mejores pensadores cristianos durante muchos siglos se opusieron al uso del derecho religioso para fundamentar la convivencia civil, apostando por la filosofía, la razón y la conciencia. El Estado es aconfesional y la sociedad plural. Las aportaciones que los creyentes pueden hacer en el mundo jurídico y político necesariamente tienen que “traducir” su experiencia a un lenguaje y a un mundo de valores que pueda ser libremente reconocido por aquellos que no comparten sus presupuestos de fe. En las democracias occidentales la regulación se funda en motivaciones de carácter laico. No es cristiano volver a unir Iglesia y Estado.
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