El plan para la banca de Zapatero no es de suma cero

Mundo · F. Rioja
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9 octubre 2008
Seguimos conociendo más detalles de la reunión que el lunes tuvo Zapatero con los banqueros, antes de que anunciara la creación del fondo de 50.000 millones de euros para hacer frente a la crisis.

"Presidente, necesitamos 100.000 millones de euros para atender a los pagos que tenemos pendientes y en el sistema no hay dinero", le dijeron los banqueros. Y el presidente, con el "mago" Solbes parece haber encontrado la fórmula para que el Estado, que ya no tiene política monetaria, se convierta en el captador de dinero y, a su vez, en el prestamista de las grandes entidades financieras.

Para solucionar "la sequía" crediticia, el Estado emite más deuda pública, con el dinero captado compra bonos que a su vez han emitido los bancos y al vencimiento de esos bonos les cobra unos intereses más altos que los que ha tenido que pagar por sus propios bonos. Solbes presenta así el plan de la banca como una fórmula de suma cero para los ciudadanos, que no tienen que poner un duro. Se evita el colapso de unas entidades financieras que han prestado mucho dinero a unas inmobiliarias, que han basado su crecimiento en un fuerte endeudamiento.

En la memoria de todos está el crédito de 1.000 millones de euros concedido por Caja Madrid a la quebrada Martinsa-Fadesa. En realidad, para que el plan de Solbes sea de suma cero hay que hacer trampas en solitario. La emisión de más bonos del Estado supone que la deuda pública se eleva, del 38 por ciento al 41 por ciento. Aunque nuestra tasa de deuda pública no es de las más altas, cualquier subida provoca que los inversores internacionales aumenten la percepción del riesgo que tienen de España. Prueba de ello es lo que ha sucedido en el mercado de deuda de nuestro país en las últimas horas. Una vez anunciado el plan de Solbes, el precio de nuestro bono a 10 años bajó, había menos gente dispuesto a comprarlo, y por tanto la rentabilidad (lo que hay que pagar para que lo compren) subió hasta el 4,39. El diferencial con el bono alemán (el bono considerado más estable en la Unión) se elevó hasta un 0,59 por ciento (59 puntos básicos). Los inversores internacionales piden un 0,59 por ciento más por invertir en la marca España que en la marca Alemania. Es mucho, es la mayor diferencia desde 1999.

Eso tiene inevitablemente un coste: somos menos fiables. Y otro coste, y quizás éste es el más importante, es que si los 50.000 millones o 100.000 millones de euros que capte el Estado son para atender los vencimientos de los créditos que ya tiene concedidos la banca a las grandes inmobiliarias, al final la inyección de liquidez llegará en muy poca medida a las pequeñas y medianas empresas, que son las que generan el 80 por ciento del empleo en España. Al final Zapatero, rehén de la gran banca.

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