El Fondo Monetario Internacional vuelve a enfriar el optimismo del Gobierno italiano
Según el FMI, el Producto Interior Bruto italiano va a crecer en 2016 alrededor de un 0.8%, lo que se queda a mitad de camino del 1.5% previsto en el Documento de Planificación Económica (DEF) elaborado por el propio Gobierno italiano. Pero es que la previsión para 2017 tampoco es buena, ya que solo se espera que la economía crezca una décima más que en 2016: es decir, un 0.9%. Ello queda muy por debajo de lo que está creciendo el conjunto de la zona euro, que, siempre según el informe del FMI, alcanzará una media del 1.7% en 2016 para bajar al 1.5% en 2017.
Las cosas no solo quedan ahí: de las cinco principales economías europeas, la italiana es la que peor previsión tiene. En cabeza se sitúa España con un 3.1% en 2016 (a pesar de llevar ya un año entero sin gobierno) y un 2.2% en 2017; le sigue Alemania, con un 1.7% y un 1.4% respectivamente; Reino Unido, que a pesar de los previsibles muy negativos efectos del ´Brexit´, pasará de un 1.8% en 2016 a un 1.1% en 2017; y Francia, que repite cifra de crecimiento en ambos años (1.3%), siendo necesario recordar que en 2017 tiene elecciones presidenciales y que los años de elecciones no suelen ser buenos para el crecimiento.
Quizá el mayor consuelo para Matteo Renzi sea que el desempleo se va a mantener en cifras bastante tolerables, y que incluso llegará a bajar: si la previsión del FMI es que cierre 2016 con un 11.4%, en 2017 logrará un descenso de dos décimas para quedarse en un 11.2%. En ese sentido, el Gobierno italiano puede compararse y salir ganador si mira a España, que en 2016 aún tendrá un 19.4% de población de desempleada, si bien se espera que en 2017 ya haya bajado al 17.9%. Pero igualmente saldrá perdedor si se compara con Francia (9.8% y 9.6% respectivamente) y no digamos con Reino Unido (4.9%-5.2%) y Alemania (4.3%-4.5%).
Quizá lo mejor para Renzi sea la extraordinaria facilidad con la que el FMI tiende a errar en sus cálculos, lo que le lleva a constantes rectificaciones. Pero, aunque se equivoque, el Gobierno italiano bien sabe que sigue teniendo un grave problema de crecimiento, y que de momento poco se notan los efectos de la reforma del mercado laboral que se realizó en la Navidad de 2014. La gran esperanza es la Irán de Rohaní, que ha considerado a Italia un socio prioritario y que tiene pensado invertir mucho dinero en empresas italianas. Lo cierto es que, si Renzi consigue salir vencedor del ´referendum´ de diciembre de este año, y suponiendo que la legislatura acabe finalizando a comienzos de 2018, mucho van a tener que cambiar las cosas para que el Partido Democrático (PD), con Renzi o no como cabeza de cartel, pueda acabar ganando los comicios. Y malo sería para Italia el prácticamente empate virtual que se dio entre el PD y Forza Italia en febrero de 2013, aunque, eso sí, esta vez tendrán lugar sin Berlusconi como candidato electoral (salvo monumental sorppresa) y con nueva ley electoral. En todo caso, el crecimiento, como siempre, sigue siendo la asignatura pendiente de los gobiernos italianos.