Condenados a la estupidez

Editorial · Fernando de Haro
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9 febrero 2025
El mundo de la enseñanza, el mundo de los niños es un reflejo del mundo de los adultos. Los estudiantes están tan acostumbrados a que los adultos los controlen y supervisen” que son incapaces de tener un criterio propio.

¿Las nuevas generaciones son menos inteligentes, tienen menos entendimiento, menos capacidad de atención, son más inconsistentes? En definitiva, ¿las nuevas generaciones son estúpidas? No. Alfredo Torres Blandina, escritor, autor de obras teatrales y profesor, responde que las nuevas generaciones no son peores ni mejores, son diferentes. Su conocimiento es superficial pero su mente está en constante movimiento, establecen conexiones.

El problema es de los sistemas educativos. Su último libro se titula El Arte de Educar estúpidos. Su tesis es que el sistema educativo está basado en una profunda desconfianza hacia la capacidad de los estudiantes. Se les considera, por sistema, inmaduros emocional y cognitivamente.

El exceso de “protección de los padres unida a unos colegios excesivamente regulados y a unos profesores que rehúyen las polémicas y las críticas da como resultado que los jóvenes tardan más en madurar y obtienen muy poca confianza en sí mismos y en sus capacidades”. Se generan personas dependientes. El problema empieza en casa, los padres consideran que sus hijos no tienen madurez. Y “se quejan por contenidos que chocan con sus ideas —sean políticas, religiosas, éticas…— no solo fomentan el pensamiento único, sino que están impidiendo que sus hijos sean críticos, elijan y creen su personalidad a partir de lo que se quedan y de lo que desechan”.

Los profesores caen en la misma trampa y, al final, los estudiantes están tan acostumbrados a que los adultos los controlen y supervisen” que son incapaces de tener un criterio propio. “Se ha generado la falsa idea de que los adolescentes son incapaces y, por lo tanto, la responsabilidad de sus actos es de las personas que los vigilan”. Por eso “no dejamos que los niños se enfrenten al mundo. Porque estamos ahí para decirles cómo deben hacer las cosas y protegerlos”. Por eso “aprenden a obedecer, a acatar normas y pautas (…) no les hemos dado las riendas ni la capacidad de tomar decisiones. Solo órdenes. Y quien recibe tantas órdenes acaba pensando que no pinta nada, se deja llevar”.

El mundo de la enseñanza, el mundo de los niños es un reflejo del mundo de los adultos. “La sobreprotección de los niños y adolescentes, que no es más que el reflejo de la sobreprotección sociocultural que nos rodea”. La izquierda y la derecha censuran. Y “la censura es un acto prepotente que nos presupone tontos sin cerebro y sin criterio”. Se ha producido un cambio de método, “hemos pasado de recoger pruebas para encontrar la verdad, a elegir una verdad y buscar aquellas pruebas, por nimias y ridículas que sean, que nos ayuden a defenderla”.

Para Torres Blandina el objetivo es claro: “lo importante es que los alumnos se conviertan en personas responsables (…), sobre todo, capaces de aprender y valerse por sí mismos”.

Confianza en el criterio del joven y del adulto, confianza en su madurez. Apertura al mundo, a la realidad, con sus retos. Es lo que reclama este profesor. Es una buena fórmula no solo para ayudar a los jóvenes, también permite que los adultos no se refugien en formas sociales que los infantilicen dando por supuesto que no tienen la suficiente madurez como para formarse un criterio propio.

El error es pensar que de esta burbuja de desconfianza se sale “diciendo la verdad”, “explicando la verdad”, “afirmando la verdad”. Es la fórmula perfecta para perpetuar la estupidez. Si el educador y las realidades sociales no reclaman la capacidad crítica del joven y del adulto, si no le invitan a confiar en su experiencia y a establecer conexiones de experiencia a experiencia todos estaremos condenados a la estupidez.

 

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Comentarios1

  1. Muy bueno el artículo! Aunque esa forma de educar en la cual se escucha poco o nada a los niños y adolescentes porque son los mayores quienes «saben», se aplica desde hace mucho tiempo. Por eso este articulo debería replicarse y expandirse dada su vital importancia

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