Entrevista a Julián de la Morena

Con Carrón estaba claro que la autoridad última de Comunión y Liberación no se trasmitía por sucesión

X Aniversario · Sefa Levy
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11 mayo 2023
Julián de la Morena, el que fuera durante muchos años responsable de Comunión y Liberación en América Latina, explica cómo se preparaba el relevo de la autoridad del movimiento antes del Decreto del Dicasterio para los Laicos que fijó el procedimiento para llevarlo a cabo.

Vuelve usted después de un periodo de transición a América Latina. Ha pasado las últimas décadas al otro lado del Atlántico. Durante un tiempo fue el responsable de Comunión y Liberación en esta zona. ¿Cuál ha sido su experiencia en estos años?.

Llegué hace 20 años a América Latina para servir a la Iglesia en este continente. En un primer momento, desde 2003 hasta 2008 en México como rector del seminario de la Fraternidad Sacerdotal San Carlos Borromeo y  responsable de Comunión y Liberación (CL) en ese país y, en un segundo momento, cuando me trasladé a vivir a Sao Paolo en Brasil durante 14 años,  para guiar el movimiento en toda América Latina. El gusto por la vida y el gusto por la fe, que don Giussani había inoculado en mí, su pensamiento y su obra, me han acompañado durante estos años. He viajado en este tiempo 20 días al mes y he visto desde México hasta Argentina y Chile, la vida nueva, llena de positividad y alegría, que nace en quien se encuentra con el movimiento hoy y decide seguirlo. “Así florece, un inicio continuo de una humanidad renovada, más humana”, decía el fundador de CL.

He vivido como un centinela-jardinero, cuidando y aprendiendo de este bello jardín que es el movimiento de CL, comprometido con la Iglesia en América Latina que ha vivido en distintos lugares circunstancias dramáticas y dolorosas. He podido estar cerca de quien ha sufrido terremotos e inundaciones; he disfrutado de la amistad de indígenas en Chiapas, de los Yanomami del Monte Roraima, y de los jóvenes de la escuela agrícola de Manaos en el Amazonas; he acompañado y aprendido de las obras sociales en las cárceles del Brasil,(APAC), en las favelas de Bel Horizonte y las Villas Miserias en Buenos Aires, de los refugiados venezolanos, del hospital del Padre Aldo en Paraguay, de los Trabajadores Sin Tierra de São Paulo guiados por Cleusa y Marcos (los promotores de esta iniciativa), y de los moradores de rua de São Paulo que han sido mis últimos amigos antes de abandonar Brasil.

En las visitas frecuentes a las comunidades del movimiento, extendido por 20 países de América Latina, me acompañó el deseo de obedecer y servir a lo que el Espíritu Santo hacía entre nuestra gente; no imponiendo un proyecto, pues se trataba de no interrumpir el acontecimiento con el que Dios guía lo que hace nacer para el bien de todos.

Una de las experiencias más bellas que he vivido ha sido la de visitar a personas que están solas o vivían en lugares muy remotos, pues se comprueba lo que decía don Giussani: el cristianismo nació como amor al hombre. Estas palabras nos enseñan que valdría la pena dejar la tierra, emprender un largo camino, dejar amigos y parientes para que una persona lejana que no conozco pueda encontrar y sentir la compañía de Cristo. Por un solo hombre, por una mujer, se puede dar tu vida y empeñar toda tu existencia, sintiéndote satisfecho y fecundo, viendo que la vida se realiza.

¿Qué valor tienen los carismas de los movimientos en América Latina?. 

Los carismas fueron los primeros que evangelizaron América Latina hace cinco siglos. Fue a través de las órdenes mendicantes (franciscanos, dominicos) y de los jesuitas como llegó la fe y esto ha creado un cristianismo siempre en movimiento que se expresa culturalmente en la religiosidad popular. El Espíritu Santo no para de generar nuevas comunidades y movimientos nacidos en esta tierra que se han difundido por muchos países. También los santuarios marianos que pueblan el Continente: Guadalupe, Aparecida, Caacupé, Lujan y muchos otros lugares se pueden definir como fuentes carismáticas que mueven y educan la fe de nuestro pueblo. Por último, creo que también nuestro Papa Francisco, nacido en Argentina, con su figura, antes y después de su elección como Sumo Pontífice, se ha movido como un hombre de carisma, no solo por ser jesuita sino por su don personal que crea un movimiento en torno a si, un movimiento de armonía que es un fruto del Espíritu Santo. En este sentido el Santo Padre en mayo de 2023 en unas palabras dirigida a la Comisión de América Latina y el CELAM ha dicho: “ocupar espacios es la tentación, abrir procesos es la actitud que permite la acción del Espíritu Santo que no actúa quitando, sino dando, moviendo, innovando, al final Él es la armonía”

¿Por qué quiso usted organizar en el Meeting de Rimini una exposición dedicada al Papa Francisco?

Fueron dos los motivos por los que animé a realizar la exposición de 2018, Gestos y Palabras, dedicada al Papa Bergoglio, que prepararon durante dos años numerosos miembros del movimiento de Argentina y Brasil. La exposición contó con un grupo internacional de consultores muy digno, que nos ayudó a comenzar un proceso de inculturación de  los juicios y propuestas del movimiento, dándoles  un aroma nuevo, más de acuerdo con las necesidades e idiosincrasia del Nuevo Mundo.

Por una parte la incomprensión y resistencia a Francisco era visible. Pensé que podríamos ayudar desde América Latina a mostrar a todos la historia del hombre que los cardenales habían elegido como nuevo Papa para la Iglesia en un momento turbulento. La idea era ayudar a los que tenían simpatía por él sin mucho conocimiento de su persona como a todos aquellos que sentían rechazo por el pontífice, por prejuicio o desinformación.

Ya habíamos presentado otras muestras sobre temas latinoamericanos de interés general, que han continuado después en el tiempo con notable repercusión internacional dando mucho fruto personal y comunitario para nuestras comunidades en el Nuevo Mundo. Y vimos la necesidad de continuar favoreciendo el trabajo cultural sobre temas de actualidad. Gracias a la madurez y capacidad de muchas personas que viven en este continente, pudimos ofrecer exposiciones interesantes que a través del Meeting de Rimini han dado la vuelta al mundo, incluso regresando a nuestra tierra con más fuerza. De esta manera, la periferia ha ofrecido una bella contribución a muchos, como tantas veces ha insistido nuestro Papa Francisco. Un producto latinoamericano. Cultura no clonada sino original y cristiana pero con un formato gaucho, itinerante.

El anterior presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, Julián Carrón, dimitió de su cargo antes de que se agotara el período de dos años previsto en el Decreto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida de junio de 2021. En ese Decreto se determinaba cómo había que elegir a los máximos responsables de los movimientos y se daba un plazo de dos años para la transición. ¿Antes de la publicación del Decreto abordaron esta cuestión del relevo de la presidencia de la Fraternidad en los órganos de gobierno del movimiento? 

Las palabras que Nicodemo dice a los fariseos y que se han conservado escritas en el evangelio de San Juan: “¿es que nuestra ley condena a alguno sin oírlo y comprobar qué hizo?» (Jn 7, 51) nos obliga, a todos los que hemos vivido este proceso de diálogo desde dentro de la guía del movimiento, a poder ofrecer nuestro testimonio de lo que ocurrió.

El padre Julián Carrón, como presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, nos comunicó hace tres años, a los miembros de la Diaconía Central, que no se presentaría a la reelección. Por ello nos invitó a una reflexión profunda sobre este nuevo paso que se nos pedía para identificar al próximo responsable de nuestra asociación. De alguna manera este desafío era inédito en nuestra historia y sabíamos que tendría gran repercusión para nuestro movimiento en las próximas décadas.

¿Se indicó a alguna persona? 

Puesto que la Diaconía Central es el órgano directivo del movimiento, según lo establecido por el estatuto vigente firmado por San Juan Pablo II, nos correspondía iniciar un periodo de discernimiento. Por este motivo se abrió un proceso de diálogo que nunca llegó a establecer formulaciones definitivas y siempre se mantuvo al nivel de propuestas y sugerencias para las discusiones que se llevaban a cabo en los tres momentos anuales en que se reunía este grupo.

Todo el mundo pudo expresar libremente su parecer sobre esta cuestión, que se movía generalmente a un nivel ontológico y que aceptaba sin reservas las reglas canónicas con las que se gobernaba la Fraternidad de CL. En este sentido todos sabíamos que al final lo que sería determinante para escoger al presidente sería una elección libre y secreta de los miembros que tenían derecho a voto, según el estatuto vigente aprobado por la Iglesia, pues estaba claro que la autoridad última no se trasmitía por sucesión.

¿Llegaron a alguna conclusión? 

Fue creciendo, poco a poco, en muchos responsables la conciencia de la responsabilidad que se nos pedía para favorecer el bien futuro del movimiento, lo que suponía un trabajo serio de oración, reflexión y diálogo para custodiar y hacer crecer el carisma que Dios concedió a don Giussani. Muchos responsables del movimiento nos preguntamos si el modo como don Giussani guio el movimiento y el procedimiento para identificar a quien le acompañaba en las tareas de gobierno, que después continuó el Padre Julián Carrón, era parte de la naturaleza del carisma o solo era el método del periodo de fundación. Sobre esta cuestión hubo diálogos y discusiones que de ninguna manera cristalizaron claramente en lo que podríamos llamar una definición conclusiva. Tampoco se llegó a sugerir en ningún momento un candidato oficial por parte de quien guiaba el movimiento en aquel momento.

¿En qué clima se desarrollaron estos diálogos? 

Me consta que en los diálogos de la Diaconía se abrieron diversas hipótesis que ofrecían soluciones para el futuro de la guía del movimiento. Puedo asegurar que la eclesialidad y la obediencia a la Iglesia era para nosotros un punto de partida, como se ha podido demostrar a posteriori con la aceptación del Decreto pontificio y las decisiones vaticanas que nos han afectado sustancialmente. Del mismo modo se ha podido verificar en el cordial encuentro con el Santo Padre en la plaza de San Pedro con ocasión del aniversario del nacimiento de don Giussani.

 

Lee también: “Francisco y Carrón: mirando y juzgando

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