Entrevista a Javier Gil

China y Rusia: ¿Nuevos árbitros del escenario global?

Entrevistas · FRANCISCO MEDINA
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10 abril 2023
La guerra de Ucrania ha evidenciado el proceso de cambio de escenario a nivel mundial. El acercamiento entre Rusia y China se ha concretado en un acuerdo, hasta el punto de que se habla de un posible envío de armas al frente ucraniano. En el otro extremo del mundo, la cuestión de Taiwan y el ascenso de India ¿Estamos ante un nuevo escenario global, con nuevos árbitros?

En la pasada Cumbre de la OTAN ya venía a considerarse a China como poder desafiante, a pesar de los titubeos que ha tenido en relación a Rusia con la guerra de Ucrania. Ahora el apoyo podría ser más explícito, con un posible envío de armas a Rusia, tal como parece haber avisado Estados Unidos. ¿Estamos ante un salto cualitativo en la relación entre Rusia y China? ¿Una toma decidida de posición china a favor de Rusia en la guerra de Ucrania?

Habría que verlo. Lo que sí sabemos es que, unas semanas antes de la invasión, se produce la famosa reunión entre Xi Jinping y Vladimir Putin donde los dos elevan el nivel de colaboración entre ambos: lo definen como una relación sin límites; y, días después, se produce la invasión rusa de Ucrania.

Más que un apoyo tácito a la guerra, en realidad lo que no hemos visto hasta ahora es una condena de la misma; eso es importante porque, a nivel internacional, ha habido una condena por parte de los países occidentales, con más o menos intensidad. Pero, en general, los países occidentales se han manifestado en contra. Si no se ha producido una condena global, al menos, no se ha visto como algo positivo que un estado viole la integridad territorial de otro. De hecho, si nos fijamos en Naciones Unidas sólo ha habido unos pocos países que han apoyado la acción rusa: Corea del Norte, Siria, Bielorrusia, entre otros. Luego hay un segundo grupo de los países que se han abstenido (porque, históricamente, han tenido buena relación con Rusia), como Vietnam del Norte o Laos.

En el caso de China, la posición no ha sido crítica con la guerra. Se ha limitado a echar balones fuera y a culpar a la OTAN por la tensión que se vive en Europa del Este y eso explica, en cierta manera, lo que está ocurriendo. También, en cierto modo, aunque ahora ya no tanto, China dio pábulo, a través de sus medio de comunicación, a las teorías conspirativas que estaban difundidas por Rusia. Por ejemplo, que Ucrania estaba preparando una bomba sucia, que Ucrania tenía laboratorios donde estaban fabricando armas de destrucción masiva… En cualquier caso, lo cierto es que no ha habido una condena clara y sí ha habido rumores, en las últimas semanas, sobre una posible transferencia de armas a Rusia en el conflicto. Lo que sí ha habido es una transferencia de material de doble uso: elementos que se pueden utilizar para la construcción civil y que pueden ser derivados para la construcción de armamento pesado. Al ser de doble uso, para China puede ser más fácil esconderlo. Ahora bien, transferencia de armamento directa, a día de hoy, tampoco se ha probado.

Corea del Norte ha dado munición, y lo ha dicho abiertamente, Irán está proporcionando drones; Bielorrusia ha dejado su espacio aéreo y terrestre; y en el caso de Siria, se habló hace mucho tiempo, de que iban a mandar voluntarios para el conflicto ucraniano, aunque tampoco se ha sabido mucho más de ello. Otra noticia que a mí me ha llegado es que el régimen talibán había enviado soldados talibanes al conflicto ucraniano. Pienso que si hubieran detenido o eliminado a un talibán lo hubieran manifestado. Por tanto, la ayuda ha sido muy limitada, pero a nivel político, el hecho de no condenarla ha sido un paraguas y eso es muy importante.

¿En qué medida el acuerdo entre China y Rusia puede suponer una desestabilización en el continente europeo? ¿Y en otros ámbitos regionales?

En el mundo en el que crecimos, cuando estaba la Unión Soviética, luego con la caída del comunismo, aparecieron muchos países y llegó la guerra en Yugoslavia (recuerdo ver llegar en España a chicos refugiados bosnios). En el año 2001, se produjo el 11S y en esas hemos seguido. En mi opinión, la guerra de Ucrania ha echado por tierra dos cosas: en primer término, la arquitectura global europea ha saltado por los aires, ya no funciona; los elementos de disuasión que habíamos establecido contra Rusia no han valido porque a Rusia le dan exactamente igual; en segundo término, el mundo que conocíamos ha pasado de ser bipolar a unipolar. Ahora estamos en un proceso de anarquía, en un momento donde hay una redistribución del poder mundial.

Para mí, lo más importante de la alianza entre Rusia y China es que es una alianza de intereses. Los dos no están de acuerdo con el actual poder americano y los dos también quieren diluir el poder europeo, que también va a menos, (en mi opinión, se está quedando descolgada) y los dos quieren jugar un nuevo papel en la distribución del orden mundial, con dos zonas de influencia muy claras: en el caso de China, todo el Sudeste asiático y parte de Asia central; y, en el caso de Rusia, la zona comprendida por algunos países de la antigua Europa del este (Ucrania entre ellos); Asia central, de alguna manera, se la reparten con China. Es una alianza geopolítica que está siendo muy interesante; además, algunos datos que han salido mi me están dando más miedo: el caso de la India, que siempre tiene buenas relaciones con Rusia, y ha sido también muy ambivalente con el tema de Ucrania, y ellos también desean un cambio en el poder mundial; otros casos, como el de Brasil, que está siendo comprensivo con la guerra de Rusia en Ucrania y tiene en sus costas petroleros iraníes. Brasil, por tanto, también está jugando sus cartas.

También hace unas semanas, por primera vez en la historia, se dieron las maniobras navales militares trilaterales entre China, Rusia y Sudáfrica. Por lo cual, los poderes emergentes, que no son solo dos, sino que son los brasileños, los indios, los sudafricanos… también quieren cambios. Eso no significa que quieren ejercer la violencia a nivel global pero, es verdad, que el mundo que conocíamos ha cambiado y hay países nuevos con mucha población, con mucho poder económico que quieren su lugar en el mundo y eso evidentemente le va a restar poder a otros. En ese aspecto yo creo que la alianza va a ser muy claro.

Se ha dicho que Rusia parece necesitar de Ucrania para no caer en los brazos de China, mientras que ésta parece estar haciendo acercamientos a Bielorrusia, en el contexto de una guerra que ya lleva un año ¿Es real esta “dependencia” rusa respecto de Ucrania? ¿Qué busca China con este acercamiento a Lukashenko? (ndr: esta entrevista se realizó antes de que se produjeran las maniobras militares realizadas por China simulando el ataque a Taiwan).

Para mí lo que está claro es que Rusia juega a tener un estado vasallo en Bielorrusia, que ya lo tiene, Rusia juega a tener un estado vasallo en Ucrania, que entiendo no lo va a conseguir, más allá de las conquistas territoriales que pueda obtener en el este del país. Aunque he leído las declaraciones del jefe de espionaje ucraniano y él dice que Ucrania va a tomar Crimea. No sé dónde va a acabar… Rusia quiere una influencia muy importante sobre esa zona y sobre Asia central también (sobre todo, Kazajistán). En ese aspecto si está clara la apuesta de los rusos y de los chinos.

En relación a Taiwan, los últimos movimientos del gigante asiático son realmente preocupantes. La declaración explícita en el seno del PCCh de oponerse a la independencia de Taiwan y su intención de aumentar el gasto en Defensa hacen pensar en una posible invasión. Estados Unidos habla de posible guerra en 2025…

Taiwan es la última pieza que le falta a China para completar lo que ellos entienden como recuperación de su soberanía perdida. Recuperaron Hong Kong en el 97, recuperaron Macao en el 99, ha puesto orden a su manera en Xinjian, que ha sido la república más díscola, a base de meter a la gente en campos de reeducación, al estilo maoísta; el Tíbet hace tiempo que está pacificado desde que lo invadieran en el año 50. Y en ese plan de recuperación de soberanía le queda únicamente una región que es Taiwán.

Taiwan no se va a reunificar nunca por la vía civil y pacífica con China, porque los incentivos son cero. Es decir, es un país más pobre y carente de libertades y lo ocurrido en Hong Kong acerca de esa violación de ese pacto entre Margaret Thatcher y Jiang Zemin (“un país, dos sistemas”) ha calado muy hondo en la isla. En Taiwan ya no creen que, en un futuro, pueda haber un acuerdo con la China comunista de integrarse en un país con dos sistemas. A Hong Kong se le prometió que, durante cincuenta años, se le iba a respetar su forma de vida política y eso no se ha producido.

Por otro lado, Xi Jinping ha dicho, alguna vez, que unos de los aspectos claves del sueño chino es recuperar Taiwan y que, si ésta decide, alguna vez, declarar la independencia de iure, automáticamente lo invadirían, y esa amenaza china la veo factible. ¿Qué puede ocurrir? Ahora mismo, las posiciones entre China y Taiwan están totalmente distanciadas y hay nula posibilidad de que Taiwan desee someterse o integrarse en China, dado que no le da absolutamente nada y perdería mucho. En el caso de China, los incentivos son muchos: no sólo por recuperar su mapa de soberanía, sino porque Taiwan pone en cuestión el modelo chino. Desde China se está diciendo continuamente que sólo hay un modelo, el autoritario, que es el solvente para producir crecimiento económico. Por el contrario, Taiwan está diciendo que ese modelo es falso, que esa premisa es falsa. Taiwan es un país democrático, capitalista, integrado en los mercados internacionales. Es el país, seguramente, que produce más tecnología por habitante del mundo con el tema de los microchips. Por lo cual, Taiwan es el espejo en el que se mira la China comunista, que no le gusta lo que ve. Con lo cual, más allá del incentivo nacional, Taiwan representa todo lo que China no cree y yo creo que ese aspecto es más importante que el nacionalista o el de soberanía.

La única opción que le queda a China, pues, es una invasión militar…

No tiene otra opción. Además, hay ejemplos: la integración que Vietnam del Norte hizo a Vietnam del Sur a través de la guerra; el intento de invasión, por parte de Corea del Norte de Corea del Sur, que terminó en fracaso; y, ahora mismo, la de Ucrania, que está resistiendo frente a Rusia.

La única opción es la vía militar. Los puentes se han roto, y no van a volver a ser reconstruidos. Los jóvenes taiwaneses han adoptado esta identidad como propia, aunque tengan cerca a la China comunista, y eso hace más difícil unificar ambas Chinas.

China podría invadir la isla con sus tropas terrestres, pero Taiwan es una isla muy montañosa, perfecta para una insurgencia; podría darse la caída del gobierno de Taipei, pero dominar el país es otra cosa muy diferente. Una cosa es hacer caer a un gobierno (que es lo que se llaman golpes de mano, lo que intentaba Rusia con Ucrania), atacando al vector principal de poder, y otra cosa es dominar el país. Taiwan tiene una población como la de España y cuenta con dos aliados muy poderosos: los americanos y los japoneses. Japón y Taiwan están profundizando e intensificando sus relaciones militares. Se va clarificando por donde puede ir: si no es civil ha de ser militar. Si cae Taiwan, es la prueba que pone en duda el liderazgo americano y habría un liderazgo mundial chino.

China ha experimentado en las últimas décadas un crecimiento económico, que parece estar ralentizándose, pero en el ámbito de las libertades políticas no sólo se ha estancado, sino que parece estar retrocediendo ¿De qué depende que pueda producirse una transición a una democracia plena?

Muchos liberales políticos y los expertos en teoría política decían que una mayor libertad económica acaba produciendo una potenciación o que se abran las posibilidades de que un régimen autoritario se convierta en un país liberal en el aspecto político. Siempre se ponen los ejemplos de la España de Franco, de la Corea de Park Chung-Hee y de la Taiwán de Chang Kai-Shek como sistemas autoritarios que modernizan el país económicamente y luego dan el paso hacia una democratización. Pero en el caso chino nunca se ha querido dar ese paso. En China se aceptó el capitalismo ante el fracaso de la economía planificada, pero no ha habido nunca, ni siquiera por parte del mismo Deng Xiaoping, padre de las reformas económicas en China, ha habido indicios de liberalización política. Siempre recuerdo que, en la época de las manifestaciones de estudiantes en 1989, en el seno de las deliberaciones del Politburó se produjo un empate entre los partidarios de la negociación y los que propugnaban mano dura contra los manifestantes; siendo, al final, Deng Xiaoping el que impone la mano dura. El gran padre de la reforma económica no quería ningún tipo de reforma política. Ellos entienden que la democracia es errónea, que es un sistema que no satisface los intereses de una gran potencia como China. Y que, en un país tan complejo como China debe haber un poder centralizado, mucho más duro, frente a la descentralización de la democracia y, al mismo tiempo, ponen de ejemplo los problemas que tenemos en Occidente, magnificándolos. Para ellos, esa teoría de que la mayor libertad económica conduce a una mayor libertad democrática se ha venido abajo, no sólo en China, sino también en Oriente Medio, donde hay países árabes que han crecido mucho económicamente y no han crecido en libertades políticas. Lo mismo Qatar, Bahrein o Arabia Saudí.

Se ha hablado de una India que podría llegar a ser un nuevo poder global. A tu juicio ¿Qué factores podrían jugar a favor y qué condiciones deberían darse para que India alcanzase a China? ¿En qué medida el nombramiento de un premier británico de origen indio puede contribuir a poner de nuevo al subcontinente en el foco internacional?

Yo creo que lo de Sunak es curioso. Él es británico, aunque de origen indio, y se define así. Él es tan británico como Margaret Thatcher. Está casado con la hija del hombre más adinerado de la India. En ese sentido, hay una conexión entre India y Reino Unido.

A India la hace falta seguir manteniendo el crecimiento económico. Tanto este año como el año pasado ya ha superado a China en crecimiento económico anual, tiene que seguir manteniendo la relativa estabilidad interna, a pesar de las insurgencias surgidas dentro de su territorio; seguir modernizando sus fuerzas armadas (en el ámbito terrestre y naval) y también desde el punto de vista de la tecnología nuclear y espacial. Y proyectar más poder en la órbita del Océano Índico, su área natural de influencia, dado que en la región de los Himalayas (al Norte), la influencia de China, al ser mucho mayor, hace que actuar en ese escenario resulte un juego de suma cero.

Por consiguiente, a India le hace falta más crecimiento económico, estabilidad política, seguir modernizando su poder duro, y maximizar su poder blando. Todavía a día de hoy su poder blando no se nota. Es verdad que, en el sur de Asia, sí tiene un peso relativamente importante, pero, más allá, no tienen esa influencia internacional que China, por ejemplo, sí tiene. Sin embargo, India es un país que está ya acelerado. Yo creo que ellos han entendido su momento frente a una China económicamente más dubitativa. Ellos vienen con otra velocidad y veremos si, en los próximos años, vamos a ver movimientos importantes en toda la región. India entiende que tiene que ser la segunda superpotencia del continente asiático y que ha de estar a la par que los Estados Unidos. No van a recibir órdenes y lo tienen muy claro también.

Visto el panorama, parece que Europa está perdiendo el compás en el nuevo escenario global…

Es cierto que, a nivel tecnológico, estamos un poco descolgados. Hay que hacer una reflexión interna. El ejemplo del acuerdo Aukus (Australia, Reino Unido, Estados Unidos) es revelador. El acuerdo tiene dos componentes: por un lado, tanto Reino Unido como Estados Unidos van a transferir tecnología para la construcción de submarinos propulsados por energía nuclear. Por otro lado, la cooperación en el desarrollo y la investigación en tecnologías como la espacial o la informática cuántica, y van a trabajar conjuntamente en el desarrollo de drones submarinos.

Dos semanas antes del anuncio de la Aukus, el presidente de Australia había mantenido que iba a comprar diez submarinos a Francia. No sólo fue una puñalada a Francia (de hecho, Australia había pagado alrededor de 600 millones de euros a Francia en compensación), también a la Unión Europea que era nuestro punto de unión con el Indo-Pacífico. Eso ha supuesto que, ahora mismo, la UE tiene que redefinir cuál es su papel en el Pacífico. Europa no tiene presencia ahí, excepto Francia, que tiene islotes en el Pacífico. Si el mundo está cogiendo más velocidad, Europa no tiene presencia geográfica (tampoco presencia militar) y, aunque nos ven como un poder económico muy importante, también que nuestro poder político se circunscribe a un ámbito más europeo, el norte de África, Oriente Medio, e incluso Latinoamérica. No perciben que nuestro poder vaya hacia Asia. De hecho, a los grandes eventos de seguridad mundial en Asia-Pacífico no nos invitan. Tenemos que reflexionar si queremos, primero, elevar nuestro status, y, en caso positivo, tomar decisiones sobre ello. Yo creo que ése es el debate. Lo ha dicho Borrell varias veces: lo que ha ocurrido con Rusia nos tiene que hacer reflexionar a todos y vamos a ver qué conclusiones se sacan y si se ponen en practica.

 

Javier Gil es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Comillas.

 

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