Chávez quiere influir en África

Es el comentario de un corresponsal que cubrió la Cumbre sobre los numerosos acuerdos de cooperación energética, financiera y comercial entre ambas regiones. Chávez estuvo especialmente amable con Gaddafi y el argelino Bouteflika, de quienes se confesó "discípulo". Expresó su respaldo "moral, espiritual y político" a Mugabe, "quien es blanco de un ataque internacional por su lucha anticolonialista en Zimbabue, tenemos que aliarnos en su defensa, de su gobierno, de su dignidad". Como presidente anfitrión y con su habitual prodigalidad, hizo diversos ofrecimientos a varios gobernantes africanos. Gaddafi propuso la creación de una Organización del Tratado Atlántico Sur, la OTAN del Sur, y se quedó en Venezuela, después de concluida la Cumbre, para largas entrevistas personales con Chávez y suscribir acuerdos "que consoliden una alianza con grandes perspectivas". Chávez le impuso nuestra máxima condecoración, el Collar de la Órden del Libertador, y le obsequió una réplica de la espada de Bolívar.
La Cumbre produjo un acuerdo sobre Honduras, de "rechazo a las dictaduras y condena al golpe de estado militar contra el presidente Zelaya". Lo suscriben varios de los más crueles dictadores militares africanos, que mediante golpes de Estado conquistaron y mantienen el poder, como Gaddafi y Mugabe; Abbel Aziz, de Mauritania; Jameneh de Gambia, Mamadou, de Níger y unos cuantos más de la misma calaña. Sudán fue representado por el vicepresidente Alí Taha, quien fue muy aplaudido cuando acusó a EEUU de estar detrás de la orden de captura contra el presidente Omar al Bashir, emitida por la Corte Penal Internacional en razón de su responsabilidad en el genocidio de Darfur. El representante de Guinea firmó la declaración sobre Derechos Humanos, y al día siguiente su Gobierno masacró una manifestación de opositores en Conakry con saldo de 160 muertos y numerosos heridos.
Chávez sale de la Cumbre con logros claves para su proyecto de liderazgo político en África. Logró la Secretaría Técnica y la sede del Banco del Sur, con capital de 20.000 millones de dólares. Lula representó la antigua geopolítica de Itamaraty, excluyente de objetivos ideológicos. Chávez tuvo especial empeño en destacar que Lula está próximo a terminar su mandato, y que él, en cambio, estará gobernando por décadas, insistiendo en que continuará predicando en África las bondades del socialismo siglo XXI, como modelo exitoso para los países en desarrollo. En condición de anfitrión dirigía la reunión, con numerosas referencias a Marx y Fidel Castro.