Bin Laden, ahora mártir

Mundo · Justo Lacunza Balda
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3 mayo 2011
El golpe de gracia al huidizo Osama bin Laden, el ideólogo desalmado de Al Qaeda y el fugitivo saudí más buscado del planeta,  lo han protagonizado las fuerzas especiales de los Estados Unidos la noche del primero de mayo. Un asalto militar programado en todos sus detalles a su mansión/fortaleza en la ciudad de Abottabad., cercana a la Academia Militar de Pakistán. Un ataque mortal contra el malvado organizador de la impensable acción terrorista contra las Torres Gemelas de New York.

Bin Laden nació en grande opulencia y riqueza, pero su vida se desarrolló aparentemente sin ostentación alguna. Hizo sus estudios de ingeniería y se transformó en abnegado  combatiente (muyahid) por la defensa del Islam.  Quiso volver a los comienzos del Islam y defendió el uso de la alta tecnología para cometer las mayores atrocidades y crímenes   contra gente inocente. Hay que afirmar con toda franqueza que Bin Laden cambió el curso de la historia y de la percepción del Islam. Se valió del terrorismo en nombre de la religión, sembró la polémica acerba entre los musulmanes y fomentó indirectamente la islamofobia a causa de sus crueles acciones terroristas. Al Qaeda ha sembrado la discordia, fomentado el enfrentamiento y atizado el odio entre comunidades de tradiciones religiosas diferentes.  Sea dicho de paso que el movimiento islamista de Al Qaeda bajo la batuta de Bin Laden ha contribuido directamente al antisemitismo y a la cristianofobia, dos de los problemas cruciales de nuestro tiempo.  

Su continua persecución y búsqueda han durado casi diez años. Ha sido el rompecabezas político desde el comienzo de las hostilidades en Afganistán en diciembre de 2001. Las montañas de Tora Bora (Caverna Negra) no eran un escondite seguro y Pakistán parecía el lugar más indicado para encontrarle una guarida segura. Uno se pregunta ¿Qué dirá el Gobierno de Pakistán? De momento no hay declaraciones. El consejero para las Minorías del Gobierno de Pakistán, Paul Bhatti, hermano de Shabbaz Bhatti, ministro de la Minorías, asesinado el pasado 1 de marzo, ha dicho que "los cristianos temen represalias después de la muerte de Bin Laden".

Para muchos, de todo color, origen y nacionalidad, Bin Laden representa el odio, la violencia y la yihad global contra Occidente y todos los musulmanes que lo desafían y no se ponen de su lado. Bin Laden es considerado como el protagonista cruel, el incitador despiadado, la mente oculta del terrorismo internacional. Todo ello, según sus propias declaraciones y referencias: "En nombre del Islam". El jeque del terror ha sido el símbolo mediático de la maldad personificada, escurridiza, invisible que ha tenido al mundo en vilo durante años. Júbilo y exultación en las calles de Washington y New York por la muerte del hombre más odiado del pueblo americano. Con el Presidente Obama que declara: "Se ha hecho justicia".

No debemos olvidar su principal manifiesto titulado "Declaración de Guerra contra los Americanos, los Judíos y los Cruzados". Fue el documento clave de la crítica del mundo musulmán, de los regímenes corruptos árabes y de la planificación de las acciones terroristas. Un documento de veintisiete páginas, redactado con mucha claridad, publicado el 23 de febrero de 1996.

Sin embargo, para otros muchos Bin Laden es el símbolo guerrero  de la yihad encarnizada contra el Occidente degenerado, avasallador e infiel. Por eso, Bin Laden, ya muerto y se dice que enterrado en el mar, permanece el icono invisible de la yihad islámica que continúa a nivel mundial y no se va a aplacar con la muerte del fundador. Lo ha dicho el Mullah Omar en Kandahar (1962) al enterarse de la muerte de Bin Laden: "Como en la muerte en otros líderes talibanes (Osmani e Dadullah) esta operación nos hace más fuertes y más convencidos de lo que tenemos que hacer". Mullah Omar era contemporáneo de Bin Laden con el cual selló la alianza de los talibanes. Estos llegaron al poder en Afganistán en septiembre 1994. Con la muerte de Bin Laden han perdido el patrocinador e ideólogo del movimiento integrista que lucha contra la presencia de las tropas extranjeras en tierras afganas. 

Ahora que está muerto Bin Laden se ha convertido en un gran mártir del Islam. Una figura carismática para sus seguidores, en una fuerza invisible que les permite decir y repetir: "es esto lo que quería que hiciéramos". No cabe la menor duda que para la mayoría de los musulmanes Bin Laden representaba  "el elemento envenenador" del Islam, pero no hay que olvidar que se ha admirado mucho al condotiero de Al Qaeda en África, Asia, Oriente Próximo, Estados Unidos, Europa. Las células inspirados por Bin Laden son una realidad a la que los gobiernos deberán continuar enfrentándose en el futuro. Sin alarmismos, aspavientos, ni miedos, pero sí con decisión, eficacia y pragmatismo.

Finalmente, hay que recordar que Bin Laden hace parte del grupo empresarial que recibió las concesiones para la transformación de las ciudades santas de la Meca y Medina. Fue una concesión real de la monarquía saudí. El padre de Osama bin Laden, Mohamed bin Awad bin Laden, comenzó su aventura como emigrante yemení en 1932, año de la fundación de la monarquía de Arabia Saudí. De pobre emigrante, llegado de la Arabia Felix a Yeddah, se transformó en el gran empresario encargado de la transformación y remodelación de la Gran Mezquita de Meca y de la construcción de la autopista de Yeddah a Medina. Ambas ciudades santas son las metas religiosas de la gran peregrinación musulmana (al-hajj). Para los Bin Laden ha fallecido uno de sus numerosos hijos. Ocupaba el puesto17 de los 53 hijos que tuvo su padre. Sin duda alguna el más famoso, célebre y conocido en todo el mundo. Y ya sabemos el proverbio árabe: "la sangre pesa más que la religión".

Al Qaeda seguirá viva

El movimiento terrorista de Al Qaeda continuará vivo y dinámico a través de sus células invisibles, apoyadas y financiadas  por adeptos y devotos, simpatizantes y admiradores, ricachones y filántropos. Los grupúsculos qaedistas necesitan las finanzas, la información y el anonimato. Como todo movimiento terrorista, que usa las vías del odio, la violencia y los atentados. Y las células ocultas de Al Qaeda no tienen dificultad en deshacerse de potenciales traidores e indeseables, como lo hiciera su fundador en sus años de militancia islamista, cuando sentía el peligro inminente de la perfidia y falsedad por parte de alguno de sus colaboradores.

Sin lugar a duda, habrá reacciones de todo tipo, aun violentas, a la muerte de Bin Laden, considerado por sus seguidores e incondicionales como un mártir moderno de la causa islámica y de la yihad global. El movimiento de Al Qaeda ha conseguido movilizar mentalmente a millones de personas en el mundo musulmán y de eso las sociedades modernas deben ser conscientes. En los años 80 Bin Laden se convirtió en un símbolo visible en la lucha contra la invasión soviética en Afganistán iniciada en diciembre de 1979. Era el mismo año del regreso del Ayatolá Jomeini al poder (febrero 1979) y de la llegada de Saddam Husein al poder (julio 1979).

Durante la ocupación soviética Bin Laden hacía un llamamiento a los jóvenes desocupados de los países árabes para que se unieran a los musulmanes afganos. Recibió la respuesta de miles de jóvenes dispuestos a combatir contra el enemigo incrédulo e infiel codo a codo con los musulmanes afganos. Miles de jóvenes se apuntaron en las listas de las oficinas, instaladas en un hostal de Srinagar (Pakistán). No se había acuñado todavía el nombre de Al Qaeda. Todo ello con la finalidad de participar en la noble empresa de la yihad islámica contra el enemigo incrédulo e infiel. Los combatientes (muyahidin) luchaban siguiendo "en el camino de Allâh", como lo repite El Corán y la Tradición musulmana.

Ese espíritu de enfrentamiento, de combate, de acción guerrera  contra los infieles y occidentales permanece en las mentes de miles de musulmanes que han visto en Bin Laden  un intrépido, valiente y fiel combatiente (muyahid). Todo por la causa del Islam y la defensa del Islam. Esa semilla de la visión islamista de Bin Laden fue plantada en el surco de las mentes y almas de millones de musulmanes. Por eso habrá reacciones después de la  muerte de Bin Laden. La situación actual en los países árabes, en un cierto sentido, favorece las ideas de Bin Laden, que no tuvo dificultad en llamar corruptos e infieles a los líderes árabes, comenzando por la monarquía de su propio país natal, Arabia Saudí. Bin Laden acusaba a los líderes musulmanes de los países árabes de no tener fe, de vivir en la tibieza religiosa, de amigarse con los infieles y de caer en las trampas occidentales. Bin Laden quería liberar Arabia Saudí de todos los extranjeros, considerados infieles, y convertirla, de nuevo, en la tierra santa del Islam.  Por eso fue implacable en su condena feroz del régimen saudí.

Una cosa es cierta, el movimiento de Al Qaeda ha introducido el virus omnipresente del miedo a nivel mundial y esa es una de las conquistas de Bin Laden: conseguir que el mundo viva en el terror de que le va a pasar algo. Independientemente de que realmente le pase o sea presa inocente de un ataque terrorista "en nombre del Islam". En Nairobi, Dar es Salaam, New York, Casablanca, Bali, Madrid, Londres, Mumbai, o en cualquier rincón o  insospechado lugar del planeta.

También en Europa

El movimiento inspirado por la ideología islamista de Bin Laden no se debilitado ni apagado en los últimos años. Al contrario,  ha buscado otras latitudes y se ha afincado en nuevas territorios. Allí donde hay guerra, conflictos, caos institucional, incertidumbre política, allí se va afincar y establecer Al Qaeda con sus células, sus redes de información, sus grupos de milicianos, sus unidades de ataque. Tenemos el ejemplo de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y el movimiento de los jóvenes combatientes (al-Shabab) en Somalia. El primero se ha extendido a países como Mauritania, Malí, Burkina Faso. El segundo, ha conseguido unir la inestabilidad  y desengaño del Cuerno de África con la incertidumbre institucional y la pobreza del Yemen.

En Somalia hay un Gobierno, que es más bien papel mojado, a pesar de todo lo que nos digan las instituciones internacionales, comenzando por la Unión Europea. Además, los secuestros de petroleros, navíos y barcos de pesca se ha convertido en una industria fructífera  para llenar las arcas financieras de los "señores de la guerra". Hacer del Cuerno de África la plataforma de lanzamiento del "islam qaedista" fue una vieja idea de Bin Laden, ya desde su estancia en Sudán en los años 90. Lo ha conseguido creando un vasto territorio donde la ley islámica (sharia) sirve de látigo institucional contra los políticos díscolos, los enemigos encallecidos del Islam y los nuevos colonizadores.

En cuanto al Yemen, la situación caótica con el presidente Ali Abdullah Saleh que promete irse y no se va, cambiar las leyes y no las cambia, está creando un espacio ideal para el desarrollo y expansión de Al Qaeda. Además, no hay que olvidar que los yemeníes consideran a Bin Laden como uno de sus legendarios vástagos. Con el padre emigrante que supo vencer las dificultades de los trabajadores emigrantes yemeníes que siempre lo pasaron mal en tierras saudíes. Bin Laden es un ejemplo de superación personal, de suceso islámico, de combatiente sin miedos. Los Estados Unidos han ayudado militarmente al presidente Saleh para contrarrestar las acciones terroristas de Al Qaeda en el Yemen. Pero ahora la administración Obama se encuentra en la encrucijada política de no saber la dirección de los vientos en la tierra de los ancestros de Bin Laden.

Al Qaeda no se ha limitado a los países árabes y africanos. Se ha metido también en los países europeos, actuando en el anonimato, sin dar en el ojo. Con células pequeñas, inspiradas por la ideología qaedista e  independientes en la planificación de sus acciones. Parte de la planificación del 11-S en 2001 se llevó a cabo en España. Las células qaedistas se mueven manejando abundantes fuentes financieras, recopilando información detallada sobre los objetivos y organizando planes estratégicos para los atentados contra objetivos occidentales u otros. Se tienen que mover con extrema cautela, como topos debajo tierra, para no levantar sospechas de ningún tipo. Pero siempre necesitan apoyo logístico, protección adecuada y amparo continuo en los lugares donde viven, viajan  y trabajan. Por  eso resulta complicado y difícil para las fuerzas de seguridad "levantar la liebre" e identificar a los componentes de las células.

Los Estados Unidos continúan haciéndose muchas preguntas sobre una veintena de presos de Guantánamo que parecen constituir un peligro real para la seguridad del País. Personajes enigmáticos del terror,  como Khalid Sheikh Mohamed (Pakistán), Hasan Guled (Somalia), Bashir Lap (Malasia), Majad Khan (Pakistán), Ramzi bin Al Shibh (Yemen), constituyen hoy en día una amenaza para los Estados Unidos. Pero por otra parte esos terroristas son "fuente preciosa de información", destilada con cuentagotas.

Con toda probabilidad, pero nunca se sabe, Ayman Al Zawahiri (1951), el médico egipcio considerado el mentor ideológico de Bin Laden, tomará las riendas y la dirección de Al Qaeda. Otro de los candidatos podría ser Anwar Al Awlaki, nacido en Estados Unidos, pero de origen yemení. Es el referente de Al Qaeda en la Península Arábiga y puede ser que se oculte en Yemen. Es conocido como el "Bin Laden de la Red" y tiene fama de predicador enfervorizado. Al Zawahiri militó en la filas del ala más radical de los Hermanos Musulmanes. Ha vivido en la clandestinidad desde hace más de 40 años. Ha sido el portavoz oficial de Al Qaeda.  Sus apariciones en video han sido frecuentes, sobre todo después de los atentados. En un video emitido el 20 de diciembre de 2007, Al Zawahiri pedía "limpiar el Magreb Islámico de los hijos de Francia y España". Hoy tenemos Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), organizada, viva y floreciente. Capaz de planificar atentados y de organizar secuestros. Bin Laden tenía los millones y Al Zawahiri las ideas. Juntos han cambiado la historia mundial y han dejado un legado sangriento con decenas de miles de víctimas.

El  yihadismo y Bin Laden

Todos los movimientos inspirados por diferentes interpretaciones del Islam han enseñado, predicado y difundido la yihad o el yihadismo en nombre de los mandamientos de Allâh. Bin Laden no ha sido el único intérprete del movimiento yihadista. Podemos decir que ha inspirado muchos movimientos y líderes musulmanes. Muchos imanes han sido también influenciados por el lenguaje apocalíptico de Bin Laden en sus sermones en las mezquitas. Además el yihadismo de Bin Laden ha sido siempre violento y combativo, hasta el extremo de usar cualquier forma de violencia para causar el mayor número posible de víctimas y de daños materiales. Los talibanes han seguido y siguen la horma islamista del líder saudí.

Los Hermanos Musulmanes consideran la yihad como la senda para hacerse con el poder político, su máxima aspiración. Su influencia doctrinal se ha dejado mucho sentir en los últimos años y más ahora en Egipto a través del nuevo partido político. Lo han llamado "Libertad y Justicia" y fue presentado oficialmente el 30 de Abril 2011. Mohamed Al Mursi, jefe del nuevo partido, ha declarado que "el suyo no es un partido islamista según la vieja tradición, ni tampoco es teocrático". Nos tocará observar el desarrollo del yihadismo de los Hermanos Musulmanes a la luz política de la nueva Constitución, todavía en gestación, y de las futuras elecciones legislativas en el País del Nilo. De momento el nuevo partido parece ser una reedición de la doctrina tradicional de la Fraternidad egipcia.

Con el adviento de la era Jomeini (1904-1989) presenciamos un desarrollo mundial del yihadismo, sobre todo como fórmula política para la formación de un Gobierno Islámico. El yihadismo iraní ha hablado siempre de "revolución islámica", de "combate contra el Satán americano", de "lucha contra el sionismo", del "enemigo occidental". Nadie pone en duda la influencia de la República Islámica de Irán a nivel mundial a través de las publicaciones, de los medios de comunicación, de los centros culturales, de la propaganda islámica.

El movimiento de Hizbulá es la expresión del yihadismo introducido por las enseñanzas del Imam Jomeini. Su objetivo es la creación de un Estado Islámico en el que la autoridad religiosa gestiona directamente el poder político con las enseñanzas del Islam y la aplicación de la sharia (ley islámica). También el movimiento de Hamas proporciona una buena dosis de yihadismo político en su visión de la sociedad, que debe estar guiada por los principios de la religión musulmana.

¿Y qué decir del yihadismo de la Arabia Saudí? Su influencia islámica se extiende en todos los ámbitos: político, cultural, religioso. Es el yihadismo con la envoltura del wahhabismo, que roza la intransigencia doctrinal, promueve los dictámenes de la sharía (ley islámica) y financia instituciones, construye mezquitas y edifica centros para la difusión del Islam sunní. La influencia, presencia y activismo del yihadismo saudí es omnipresente en el mundo. En Europa como en África, en Asia como en América. Lo importante es adquirir visibilidad, implantarse y difundir la visión particular del Islam interpretado según la interpretación legalista del Islam de los escritos de Ahmad Ibn Taimiyya (1263-1328) y la puritana tradición musulmana de Muhammad ibn Abd Al Wahhbab (m. 1732). Conviene recordar que Bin Laden fue educado en la estricta observancia del Islam wahhabi en Arabia Saudí, su tierra natal.

Todos los movimientos islámicos promueven el yihadismo, como expresión de la propaganda, difusión y arraigo del Islam en las sociedades contemporáneas. En todos los países del mundo sin excepción alguna. Pero un elemento es clave en el funcionamiento del yihadismo: la necesidad de un enemigo contra el cual luchar y combatir. No necesariamente con armas, sino con la presentación del Islam como solución global a los problemas del mundo. Un famoso experto musulmán del África oriental, Abdullah Saleh  Al Farsy (1912-1982), escribía que hay tres formas de yihadismo: la primera era el uso de la palabra y del conocimiento del Islam, la segunda era la escritura y la difusión de textos escritos, la tercera era el uso de la fuerza para arremeter contra el enemigo. Y esta última vía, afirmaba sin medias tintas, era necesario descartarla. 

Bin Laden ha dado una expresión violenta al yihadismo, transformarla en guerra pura y dura contra Occidente. Estaba convencido de que Dar Al Islam (El Dominio del Islam) y los musulmanes están amenazados por Dar Al Harb (El Dominio de la Guerra) y los infieles (americanos, judíos y cristianos principalmente). Por eso era necesario, en su visión islamista de la historia, inspirarse en las grandes conquistas musulmanas del pasado (al-maghazi) para combatir todo lo que se considera "anti-islámico", "infiel", "peligroso" y "enemigo" del Islam. En definitiva, en el yihadismo de Bin Laden todo orbita entorno al poder absoluto contra los que son considerados una amenaza real o imaginaria del Islam. Sean pérfidos infieles o apáticos musulmanes.

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