Bermejo y Álvarez, los dos mejores ministros

Bermejo ya ha buscado incluso el choque con el nuevo Consejo General del Poder Judicial, con mayoría de miembros nombrados a propuesta del PSOE. Gabriela Bavo, la nueva portavoz, con posiciones claramente de izquierdas, ha tenido que responder al ministro, que pretendía que fuera el Consejo General del Poder Judicial el que decidiera el vidrioso asunto de si los magistrados tienen derecho a la huelga.
Bermejo está encantando de pelearse con las asociaciones de jueces y de enfrentarse a "su" Consejo. Nada le conviene más ante la opinión pública que acusar a los jueces de corporativismo y de pretender una subida de sueldo en plena crisis. Bermejo sabe bien, después de que "su" Consejo" y el "Consejo" del PP impusieran al juez del caso Mariluz 1.500 de euros de multa que, con la ley en la mano, no se podía hacer otra cosa. Pero la demagogia le viene bien. Y airea la sanción al juez Tirado para caldear a las masas. La calidad de la justicia es lo de menos.
Algo semejante sucede con la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. No importa que el principal aeropuerto de España sea un caos. Lo que importa es que la ministra pueda echar las culpas a la presidenta de la Comunidad de Madrid y a Iberia. Por eso Bermejo y Álvarez son, en cierto modo, los dos mejores ministros. Mantienen vivo el conflicto, que según los resultados electorales y las encuestas funciona muy bien España. La tragedia es que, bajo la España de las polémicas, la España real se devalúa.
Esta semana Standar & Poors estudia rebajar el rating de la deuda española, lo que significaría que perdería la clasificación Triple A, la mejor. La percepción de riesgo país, con más de 3.000.000 parados, con un déficit declarado superior al tres por ciento y con una previsión de recesión para todo 2009, aumenta. Zapatero se limita a comentar que las agencias de calificación se han puesto en entredicho. Tenían que estar en entredicho las agencias de calificación, el Informe Pisa, los medidores de productividad y de competitividad. Como la cosa va a ir a peor, la respuesta social al zapaterismo debe tener la inteligencia de no alimentar a un Gobierno hambriento de conflictos.