Apuntes de un cambio de época
´Algo importante se ha deshecho delante de nuestros ojos´. Con esta frase describía José Francisco Serrano en ABC la hipótesis del libro “La belleza desarmada” de Julián Carrón, que presentó el autor la semana pasada a la prensa española. ´No vivimos en una época de cambios, sino en un cambio de época. Las grandes convicciones ya no resisten. Se han derrumbado las evidencias, lo que sirvió para humanizar Europa´.
El propio Carrón apuntaba en un artículo también publicado por ABC que ´no es extraño que la convivencia humana se resienta. No sólo en España, donde es evidente la incapacidad de llegar a acuerdos más allá de las ideologías´. Los ejemplos son claros: ´pensemos en el auge en Europa y Estados Unidos de una política de muros para defenderse de los inmigrantes, o simplemente de los vecinos otrora amigos (como manifiesta el Brexit). O pensemos en la inseguridad que genera el terrorismo internacional´.
En otros artículos también se percibe el problema: ´¿Qué país de Europa (y no digamos del mundo) puede afirmar de sí mismo en estos tiempos que es estable y que está preparado para afrontar el futuro? Ni Reino Unido ni Francia. Tampoco Italia o Polonia. Los países se tambalean igual que los iconos de un iPhone. El tambaleo se obvia con horror, pero la sensación de desorientación y de pérdida del suelo bajo los pies permanece. Cuando hasta veteranos agentes secretos estadounidenses como Michael V. Hayden dicen que nunca han vivido un mundo tan complicado como el actual, es que le estamos viendo las orejas al lobo´. Lo decía Andrea Seibel en El País. Y añadía: ´Pero, ¿acaso el miedo y el catastrofismo han servido de algo alguna vez? ¿Putin, Siria, los refugiados, el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá, la crisis del euro? En esta época tan compleja, ¿no sería mejor una cierta equidad, un estado de calma cultivada, consciente de sus reservas de indulgencia? Porque sucede que, junto a la fealdad, siempre hay belleza y bondad´.
De nuevo Carrón, en el artículo citado preguntaba: ´¿De dónde partir para una construcción nueva?”, y cita a Hannah Arendt: “Una crisis nos obliga a volver a plantearnos preguntas y nos exige nuevas o viejas respuestas pero, en cualquier caso, juicios directos. Una crisis se convierte en un desastre sólo cuando respondemos a ella con juicios preestablecidos, es decir, con pre-juicios´.
Pero hay algo que no ha cambiado. En una columna dedicada a la lectura de los clásicos, Pedro G. Cuartango decía: ´Cuando uno lee a Shakespeare se puede dar cuenta de que los sentimientos de los hombres no han cambiado en 4 siglos y que la tecnología es un barniz que apenas cubre una fractura interior que todos llevamos dentro´.