Somos la noche

Cultura · Juan Orellana
COMPARTIR ARTÍCULO Compartir artículo
| Me gusta 0
18 septiembre 2012
Sin duda estamos viviendo una revisión profunda del género vampírico. Pero lejos de los productos más convencionales de esta "revolución" del mito, como la saga Crepúsculo, es en las creaciones off Hollywood donde encontramos las genuinas y más profundas transformaciones del mismo. Fue el caso de la sueca Déjame entrar, con la que su director Tomas Alfredson adaptaba una novela del conocido escritor de Estocolmo John Ajvide Lindqvist. Ahora es el prestigioso director de La Ola, el joven cineasta de Hannover Dennis Gansel, el que nos sorprende con una cinta que incardina el género vampírico en el realismo posmoderno más crudo.

Lena es una landronzuela, que mal vive con su madre prostituta. Un día es elegida por Louise, una de las pocas vampiresas que quedan en el mundo, para formar parte de su grupo de inmortales. Tras ser mordida, Lena se convierte en una mujer nueva, atractiva y llena de poder. Pero lo humano grita dentro de su ser, y la nostalgia del bien puede más que su diabólica inmortalidad.

Esta brillante película combina con naturalidad el ritmo trepidante de una película de acción, la estética moderna de una cinta radical, y la hondura antropológica de quien ve en el género vampírico la posibilidad de una metáfora de nuestro tiempo.

Lena se ve atraída por los paraísos artificiales que le propone Louise, semejantes a los de una vida de drogas, dinero y desenfreno. Pero en ella pervive la nostalgia del bien, de un amor incondicional, la nostalgia de la belleza. En ella y, de otra forma también en sus compañeras Charlotte y Nora, que están marcadas por las heridas del amor de su antigua condición de humanas. Por tanto, la cinta se mueve entre las categorías de nihilismo versus pertenencia, entre soledad inmortal y amor mortal. Manteniendo muchos de los tópicos clásicos del género, como el rechazo de la luz solar, e introduciendo los de la nueva estética -las vampiresas caminan por el techo, se mueven al son de las artes marciales, el film adolece de referentes religiosos, como ha puesto de manifiesto el profesor Martínez Lucena. Referentes que eran consustanciales al origen del mito.

En fin, una humanización radical del vampiro que nos deja uno de los mejores y más personales films del subgénero.

Noticias relacionadas

En el 300 aniversario del nacimiento de Kant
Cultura · Costantino Esposito
Para recordar a un genio como Kant trescientos años después de su nacimiento -Königsberg, 22 de abril de 1724- es mejor no ceder al gusto de la celebración. Mejor partir de algunos de los nodos no resueltos de su pensamiento....
24 abril 2024 | Me gusta 0
Simón: ¿por qué frente a tanto mal surge tanto bien?
Cultura · Isabella García-Ramos Herrera
Simón (2023) es la primera película venezolana en llegar a Netflix Latinoamérica y España, después de su nominación a los premios Goya como “Mejor película iberoamericana” y ser ganadora y nominada en otros certámenes como el Heartland International Film Festival, The Platino Awards for...
1 abril 2024 | Me gusta 5
Tomarse a Dios en serio
Cultura · Antonio R. Rubio Plo
Ha llegado a mis manos un interesante libro "Tomarse a Dios en serio", escrito por Joan Mesquida Sampol, un funcionario de la Administración balear, con formación jurídica y en ciencias religiosas. El título va acompañado de este esclarecedor subtítulo "La dificultad de creer en un Dios que no...
19 marzo 2024 | Me gusta 5