Entrevista a Nicolás Jouve de la Barrera

La fe y la razón me han dado alas para volar

Entrevistas · Juan Carlos Hernández
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15 enero 2025
Conversamos con Nicolás Jouve sobre temas de actualidad científica (epigenética, transhumanismo, vacunas de ARN...) repasando algunos de los aspectos más destacados de su vida marcada por un amor a la fe y a la razón.

¿Cómo te surgió tu vocación científica?

La vocación viene de mis años en el colegio casi. La biología siempre me gustó, tuve profesores que me influyeron, estudié biológicas en la Complutense en su tiempo. Y luego dentro de la biología me gustó la genética donde me especialicé. Tuve un grandísimo profesor, Sánchez Monge, que fue el primer catedrático de genética de España y con él hice la tesis y, a partir de ahí, ya continué en genética, que siempre me ha atraído porque es una explicación del fenómeno de la vida.

También te has interesado mucho por la bioética.

Es un mundo que siempre me atrajo. Tuve la fortuna de conocer a María Dolores Vila-Coro, una gran jurista y académica de ciencias políticas y morales, que fue además la fundadora de la Cátedra UNESCO de Bioética, y con ella estuve colaborando 10 años en esa Cátedra. Me hice cargo del módulo de ciencia, y daba las clases relacionadas con temas científicos, desde la perspectiva de una bioética personalista, una bioética que tiene en cuenta la dignidad de la persona humana. Ya cuando murió ella, la cátedra cesó, porque esas cátedras son adjudicadas a personas concretas.

Estas amistades quizá explican una cosa que siempre me han sorprendido leyendo tus libros. No son sólo un texto de genética sino que abarca cuestiones filosóficas, jurídicas… Son textos verdaderamente universitarios.

La ciencia te explica el cómo ocurren las cosas, pero el por qué ocurren las cosas es otra idea, es una profundización que a mí siempre me atrajo mucho. María Dolores Vila-Coro fue la que me indujo a meterme por ahí y la que me enseñó también un poco filosofía con sus libros, con sus enseñanzas y eso fue lo que hice, simplemente seguirle y meterme cada vez más en temas de bioética y no solamente explicándome las cosas como son sino el por qué y las causas últimas. Un juicio ético sobre lo que está bien o lo que está mal, el pensar en la persona humana con toda su dignidad y por lo tanto el respeto que se le debe, todo esto siempre me pareció que era necesario y también primero comprenderlo y luego explicarlo, tratar de explicarlo a los demás.

Luego tú eres un hombre de fe e intuyo que sin ella no se explicaría tu pasión científica. Benedicto XVI hablaba de que fe y razón deben purificarse mutuamente.

La razón que te da a entender y te explica muchas cosas, y la fe también para sustentarlas y explicarlas de la mejor manera posible. Si te falta una de las dos alas, pues no vuelas, evidentemente. Yo siempre he pretendido volar y he querido volar dentro de la fe, que además me la inculcaron mis padres ya de pequeñito.

Son dos cosas que siempre me han provocado. Por supuesto, la explicación de los fenómenos de la naturaleza, o sea, lo que es la ciencia, conocerlos y explicármelos y entenderlos y siempre profundizar en ellos y luego tratar de explicar el por qué ocurren, así las cosas, porque yo no me conformo con saber algo, sino que además me tengo que explicar un poquito a qué se debe, quién lo sostiene y ahí está la fe. Entonces el tema de la fe puede explicarte también las razones últimas.

En tu vida te has implicado seriamente en el tema del aborto. Es un tema poliédrico y es complejo. Pero ¿es también expresión de la soledad del hombre de hoy? El típico caso de la chica que el novio la deja embarazada y este le dice o abortas o te dejo…

Es un clásico, es uno de los mayores motivos de aborto, es la falta de apoyo de la familia y por supuesto de la pareja.

Y ahí me parece, si yo he entendido bien a Francisco, cuando habla de ser un hospital de campaña que una aportación positiva que podemos dar los cristianos es ser esta compañía. 

Sí, totalmente. Por una parte, en el cigoto y luego en el embrión, ahí tienes una vida humana. Que merece el máximo respeto. Desde el principio, no desde el nacimiento. El ser humano está, la vida humana existe desde el momento de la fecundación. Por lo tanto, ya ahí empieza tu obligación moral de respetar la dignidad de ese ser que acaba de venir al mundo. Como biólogo convencido de que hay una vida humana, no tengo ninguna duda de que hay que respetar esa vida desde el inicio.

Por otra parte, están los temas de carácter social, de acogida en la familia, que es un tema muy importante. Es decir, la compañía para que esa persona siga adelante con su embarazo es fundamental y eso es lo que está faltando en la sociedad española hoy en día. Hoy en día una mujer embarazada no tiene la consideración de que tiene en su seno una vida humana, sino que se la considera con el derecho a abortar. El aborto se ha convertido en un derecho, lo cual es una aberración absoluta, porque es convertir la muerte de una vida humana, en un derecho. Por lo tanto, es una contradicción absoluta.

¿Qué te ha parecido la respuesta de la comunidad científica al desafío del COVID?

Lo he seguido muy de cerca porque desde un principio me interesó mucho cómo había surgido ese virus, el SARS-CoV-2, la mutación, de dónde venía y cómo se podría combatir, que son los aspectos que a los científicos nos pueden llamar la atención. El cómo surgió, pues por una mutación casual, a partir de un virus posiblemente animal, en una de esas, digamos, costumbres que tienen en China de comer de todo, y probablemente por ahí apareció una infección que se extendió muy rápidamente, pues fue una mutación muy eficaz.

Ha habido muchas teorías conspiranoicas pero siempre ha habido pandemias en la historia de la humanidad.

Eso no tiene ningún fundamento, en mi opinión. Las mutaciones ocurren continuamente, más en virus. Siempre ha habido pandemias de virus y de ARN, como es este caso, pues son muy frecuentes y, por supuesto, que puede ocurrir y ha habido casos anteriores incluso en virus muy parecidos. La única cuestión era el origen. Cuando se hace el estudio del genoma, que apareció enseguida publicado al ver la secuencia genética del ARN de este virus se sabía que había sido una mutación determinada. Entonces todas esas cuestiones conspiranoicas yo enseguida lo dejé de lado por absurdo, no tenía sentido el hablar de eso.

Y luego está la respuesta científica con la vacuna.

Es otra cuestión que a mí me interesó enseguida. Me gustó mucho la idea de la vacuna de ARN mensajero. Estaba la vacuna clásica a base de, conseguir cepas, que no sean patógenas, que te puedan inducir la síntesis de anticuerpos pero esa era una vía muy lenta y afortunadamente llevaban 10 años investigando en vacunas de tipo ARN. El ARN mensajero es precisamente el que da lugar a las proteínas, como tú muy bien sabes. Entonces, si se conseguía un ARN mensajero que provocara ese tipo de antígeno en el organismo humano, pues podías conseguir que tu organismo desarrollara los anticuerpos para combatirlo. Y afortunadamente investigaciones que llevan 10 años trabajando en ellas, se cogieron a tiempo y se encauzaron para conseguir esas vacunas, la de Moderna y otras, que salieron en pocos meses. Y la eficacia ha sido extraordinaria porque en cuanto se empezaron a dispensar cesó la pandemia, la pandemia cayó en picado. Entonces esa es la mejor prueba de que ese era el camino.

Otro tema de actualidad científica es la epigenética ¿podrías explicarle a nuestro lector qué es?

Tus genes son los que condicionan prácticamente todos tus rasgos físicos, fisiológicos, enfermedades, todo lo que realmente tiene que ver directamente con proteínas que son tus moléculas fundamentales, las que constituyen tu organismo. Pero los genes, para funcionar, para expresarse, lo tienen que hacer en unas condiciones determinadas. Esas condiciones, ¿quién las determina? Pues un programa genético.

Hay un programa, en el momento en que se constituye el ser humano, la vida humana en la fecundación, ya prácticamente hay un programa de expresiones que si no hay nada que lo altere, pues va a seguir su curso y va a dar lugar a que tu organismo se den unas características que están determinadas por esos genes. Ahora bien, ese camino y ese programa puede alterarse bajo influencias externas, eso sí es verdad, pero lo único que pueden hacer es desviar un poco o paralizar o hacer que un gen que tiene que funcionar en un momento dado no lo haga y entonces como consecuencia de eso puede aparecer algún error, alguna alteración. Eso son lo que llamamos errores genéticos. Por ejemplo, cuando se dice a la mujer embarazada que tiene que tener mucho cuidado, que no tome drogas, que no fume, pues es precisamente porque se está desarrollando el bebé y los genes de ese bebé tienen su tiempo, su momento y el lugar adecuado para expresarse. Si hay algo externo que desvíe la expresión del gen que tiene que hacerlo, pues ya estamos ante un problema. La epigenética es que puede haber factores externos que pueden alterar lo que tú ya tienes, pero lo que no pueden hacer es cambiarte.

En la epigenética no estamos cambiando la secuencia de nucleótidos mientras que en la terapia génica sí. Si lo he entendido bien, esos factores externos pueden tener efectos graves en la expresión génica, como ser el origen de un tumor pero también puede provocar modificaciones de menor importancia como que el color de la piel sea más o menos oscura.

Es correcto. Lo que pasa es que todos los genes tienen un rango que llamamos de expresión.

Un rango de seguridad.

Un rango de seguridad lo descubrió un médico escocés llamado Waddington que ese rango de variación en la expresión de los genes puede ser desde mínimo a máximo entonces si tú a un embrión o incluso en un feto durante el embarazo, haces un diagnóstico genético que se puede ver que ese niño tiene un gen alterado tú no puedes decir a ciencia cierta que ese niño va a desarrollar tal enfermedad en el grado que sea. Ese grado puede ser mayor o menor, incluso puede llegar a no manifestarse una alteración genética simplemente por la interacción con el resto del genoma y con el medio en el que se desarrolla. Por eso a mí me parece un error absoluto el utilizar los test genéticos que se hacen en las embarazadas, que te diagnostican patologías, porque luego el rango de variación de la expresión puede ser menor o mayor y tú hasta que se manifieste no puedes hacer nada. Es bonito o está bien conocer que tienes ese riesgo, pero inmediatamente no para abortar, sino para estar prevenido.

Existen tratamientos (algunos antitumorales) como inhibidores de metil transferasas o histonas desacetilasas que buscan regular la expresión epigenética. Pero ¿podrían afectar a otros genes que tengan que ver con otros caracteres distintos del tumor?

Seguro que sí. El problema es que el cáncer es una enfermedad tan compleja, en la que no está implicado un solo gen, sino muchos, puede haber muchos factores. Puede haber incluso alteraciones cromosómicas, cambios de lugar, inserciones, inversiones… Es decir, es una enfermedad tan compleja que realmente es una interacción de causas, muchas de ellas genéticas, otras de ellas factores externos, epigenéticos. Por eso es tan difícil de combatir también. En muchas ocasiones, los tratamientos que se hacen a lo mejor evitan que una determinada metástasis sea menos rápida, pero no puedes estar influyendo en todos los factores que ahí están interviniendo. Y al final, pues hay algunos que son prácticamente inabordables. La única forma de abordar el cáncer hoy en día es reforzando tu sistema inmunológico. Ahí están las nuevas tecnologías de CAR-T, que habrás oído hablar seguro de ellas, que lo que hacen es simplemente reforzar los linfocitos para que sean ellos los que se encargan de combatir las células metástasicas. Para que en esa lucha entre células cancerígenas que van creciendo y tu sistema inmunológico pueda vencer el sistema inmunológico. Hoy en día la inmunoterapia es mucho más eficaz que la quimioterapia y que la radioterapia.

También está la terapia génica con la técnica de CRISPR- Cas9. Pueden dar lugar a un titular fácil de periódico diciendo que es la cura del cáncer, pero lo decías antes, el tema es muy complejo. Estos tratamientos, ¿están lejos aún de ser la panacea?

Sí, la terapia génica realmente está todavía en mantilla. En la terapia génica lo que se hace precisamente es actuar directamente sobre el error que hay en el ADN y corregirla. Entonces, claro, lo que pasa es que todavía adolece de cierta precisión. El problema que tienen el CRISPR-Cas9 y estas nuevas tecnologías es que aún no son perfectas y te pueden salir mal las cosas. La tecnología se van corrigiendo y van apareciendo nuevas técnicas. Hay una que se llama Prime Editing, que es mucho mejor que la que había al principio. Estamos hablando de algo que aparece, el primer caso de corrección por terapia génica en el año 2013. Pero es evidente que esto va a más. Hay mucho dinero en investigaciones para corregir las enfermedades, para cambiar el ADN. Pero el problema es que se dejen las células abordar por la corrección en su ADN en el momento adecuado y en el lugar adecuado. Y a veces no es tan fácil. Un cáncer es un crecimiento desmesurado de una masa celular. Entonces llegar al centro de esa masa celular es muy complicado.

Los cánceres sólidos, como puede ser el de páncreas o el del hígado todavía no son abordables por CAR-T, por esa tecnología de refuerzo del sistema inmunológico. Pero una leucemia sí. Hoy en día la aguda leucemia está prácticamente ya conseguida la curación. Sigue siendo una tecnología cara, inabordable desde un sistema público de salud, por ejemplo. Con el tiempo se irá abaratando, porque todas las tecnologías nuevas al principio resultan muy costosas, pero luego ya se van extendiendo, se van simplificando. Ahora estamos en una fase de empezar a conseguir que esas terapias se hagan más sencillas con técnicas más rápidas, más eficaces y se puedan hacer más extensibles a la población en general.


Para saber más sobre el tema: El mensaje de la vida: Credo de un genetista

Foto: Ed. Encuentro


Cuando estudiaba Biología en la carrera recuerdo que la profesora hablaba de ADN “basura”. Me molestaba un poco y pensaba que no era justo llamarlo ADN “basura”, di que no sabes qué función tiene. Años después salió un artículo simultáneamente en Nature y en Science, diciendo que habían descubierto que ese ADN que llamaban “basura”, en realidad podía actuar como una especie de “interruptores” para activar otros genes. Me puse a gritar en casa: ¡Lo sabía! ¡Lo sabía!

¡Sí, totalmente de acuerdo! (risas entre nosotros). Además, cuando se hace el proyecto Genoma Humano, que termina en el año 2003, y se empieza a ver qué función tiene todo ese ADN, es que solo el 2% de nuestro ADN realmente fabrica proteínas. Entonces, todo el resto, ¿qué pasa con él? Pues el resto no es “basura”, evidentemente que no. El resto sirve precisamente para que se exprese ese 2%. Está al servicio de ese 2%. Hay mucho ADN que está, digamos, implicado en factores de transcripción, en zonas de regulación genética.

También es cierto que alguna pequeña proporción sí que puede ser considerado no “basura” sino restos evolutivos, genes que funcionaron en nuestros ancestros y que luego se han quedado atrofiados pero claro quitar del genoma no es tan fácil.

Estos genes ancestros nos permiten pensar que procedemos de una rama evolutiva, que además nos viene muy bien a los biólogos que nos gusta mucho el tema de la filogenia y de la evolución, para saber nuestro origen y nuestra filogenia. Dicho de otro modo, ¿cómo estamos de emparentados con el resto del árbol de la vida? Al final hay un tronco, un tronco común, todo está relacionado. Es un tema muy bonito, la filogenia molecular, el reloj molecular que se llama, qué es calcular cuánto tiempo ha transcurrido desde la separación de dos especies en función de las diferencias en las bases nucleotídicas de genes que son comunes a ambos.

Los químicos con el tema del ADN tuvimos una cura de humildad en la carrera por descubrir la estructura del ADN. Linus Pauling, que era el gran químico del momento, propone un modelo del ADN con los fosfatos neutros y los pone mirando hacia dentro de la estructura. En realidad, los fosfatos son grupos ácidos y, por tanto, ionizados al pH celular y, por tanto, deben mirar hacia la parte acuosa.

¡Para los orgánicos pecado mortal!

¡Es un error garrafal!.. como años después reconoció el propio Pauling. Lo cuenta Watson en su famoso libro “La doble hélice”. Así que Watson y Crick, dos biólogos, tuvieron la oportunidad de descubrir la estructura del ADN.

De todas maneras, para la gloria de los químicos fue también importante su aportación con el método de la espectrografía de rayos X, que es una interpretación muy química, el interpretar como los rayos X que atraviesan la molécula se muestran en un espectro de difracción, y resultó ser una de las herramientas esenciales para poder deducir la estructura del ADN

Explicaba Benedicto XVI que el conocimiento científico es acumulativo: las fotografías del ADN de Rosalind Franklin, los estudios de Chargaff sobre la composición de bases nitrogenadas… la genialidad del genio está en recoger todo lo anterior y unificarlos que es el mérito de Watson y Crick que proponen la estructura correcta. Sin embargo, el conocimiento moral, decía Benedicto XVI, no es acumulativo, sino que se tiene que volver a redescubrir.

Efectivamente. Ese es el tema que yo te decía antes, de que normalmente al científico, en mi caso al menos, lo que nos llama la atención no solamente es el saber cómo son las cosas, sino también intentar conocer un poco más de dónde vienen y las razones últimas.

He estado releyendo tu libro “El mensaje de la vida” y cuando hablas de transhumanismo, hay una cosa preciosa que dices “el ser humano ya tiene lo que necesita una capacidad infinita de crecimiento en humanidad sin necesidad de recurrir a la tecnología”. En vez de quedarte mirando la mitad del vaso que no está llena, puedes mirar la que está llena y maravillarse por cómo es el hombre.

Yo siempre digo que la tecnología, que es la derivada aplicada de la ciencia, está muy bien y además de ahí surgen cantidad de soluciones para diversos problemas. La manipulación al final que tú haces en el ADN para corregir una enfermedad, por ejemplo, es positiva. Pero claro, también te puedes encontrar con que lo que haces está mal. Puedes utilizarla para el bien o para el mal. Con lo que tú ya tienes, puedes alcanzar un estatus que es el que Dios te ha concedido. ¿Para qué quieres rebasar tus cualidades personales si lo que tienes es tan bueno, tan positivo?

La tecnología, no debemos de negarla. Yo no estoy en contra de superar problemas a base de técnicas, sino a favor de humanizar la tecnología. Es decir, si te sirve para bien, para mejorar en lo positivo y lo propio del ser humano. Pero lo propio quiere decir lo que ya tiene, no inventarte cosas nuevas como la longevidad, vivir incluso ilimitadamente o incluso cambiar el fenotipo, que son cosas que además son absurdas. El transhumanismo y el poshumanismo lo que quieren es construir un ser humano nuevo, distinto, digamos inmune a todas las enfermedades, con una serie que sea incluso capaz de cualidades que no tiene por naturaleza.

 


Nicolás Jouve es de la Barreda es Doctor en CC Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático de Genética desde 1977, actualmente emérito. Colaboró con la Dra. María Dolores Vila-Coro en la Cátedra UNESCO de Bioética (2000-2010) e imparte docencia en la Univ. Católica de Ávila, la Univ. Rey Juan Carlos de Madrid y la UNIR. En 2009 fue nombrado consultor del Consejo Pontificio para la Familia. Ha colaborado en diversas obras colectivas y es autor de varios libros de genética y bioética. Es asesor y participa en el Máster de Bioética de la Fundación Lejeune España.

Dicha Fundación busca cuidar  de forma integral y con base médico-científica. Definiéndose como una organización laica, apolítica, sin ánimo de lucro y estamos reconocidos como entidad de interés público. Cuenta con un centro de atención médica para personas con discapacidad intelectual de origen genético en España (Madrid), Francia y Argentina. Y también realiza actividades de investigación y formación entre otras.


 

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