Putin tiene miedo de una Ucrania democrática
Adriano dell`Asta ha visitado el Encuentro Madrid donde ha intervenido en una mesa titulada “Justicia y verdad en Ucrania. Una mirada a la guerra y al futuro de Europa”. Aprovechando su visita y gracias a la amable gestión de los organizadores del Encuentro Madrid hemos conversado con el profesor de Lengua y Literatura Rusa. Durante su intervención ha insistido en el carácter imperialista y mafioso de la dictadura rusa así como el temor de Putin de que su propio país imite a Ucrania si esta es capaz de generar una democracia. Por otra parte, el Maidan fue la expresión de un hombre que es irreductible a la geopolítica afirmaba el también vicepresidente de la Fundación Rusia Cristiana durante el encuentro.
¿A qué tiene más miedo Putin a la OTAN o al deseo de libertad del pueblo ucraniano?
¡Absolutamente, al deseo de libertad del pueblo ucraniano! La OTAN es una cuestión de pura propaganda. Hasta el punto de que lo que ha conseguido Putin con su agresión a Ucrania es algo que no había sucedido antes. La OTAN en vez de quedarse parada se ha ampliado. Países que tradicionalmente han sido neutrales, desde luego no filo-americanos, ahora han pedido entrar en la OTAN por miedo. Normalmente olvidamos que Putin entra en los otros países. En la OTAN son los otros países los que piden entrar. Es el procedimiento contrario. Dicho esto, el gran problema sin duda es una Ucrania que estaba construyendo una democracia, con todos sus límites, como todos los países, como España o como Italia, pero el problema es que con todos sus límites, Ucrania estaba intentando construir un espacio democrático y supone una amenaza porque puede convertirse en un modelo. Si los ucranianos logran poner en marcha una democracia, saliendo de la historia de la Unión Soviética, muestran que es posible intentar salir de esa historia y probar una vía democrática. Para Putin, el problema es una Ucrania democrática.
“La libertad, la verdad, el bienestar económico no se puede separar del bienestar espiritual, civil, político”
Ha dicho en un reciente encuentro que el error de Occidente es que con la caída de la Unión Soviética ha dicho “Es el fin de la historia ¿Podría explicarlo?
Esta idea supone el fin de la historia, la caída del imperio del mal. La historia acaba, la ganamos nosotros, el capitalismo y punto, no hay más que perseguir. Sin embargo, la libertad es algo que todos los días la pierdes si se te olvida lo que significa. En Occidente la tenemos, con todos sus límites, y no nos damos cuenta de lo importante que es. Cada mañana nos levantamos y nunca nos preguntamos qué significa esta libertad, por qué la tengo, de dónde viene, quién me la ha dado, qué esfuerzos y dificultades han tenido que superarse para conseguirlo. Cuando cayó la Unión Soviética no nos preguntamos nada de esto. Se acabó la historia y cada uno se mantiene con sus propias riquezas, cada uno hace lo que quiere y nos ayudamos a nivel económico, pero eso no basta. La libertad, la verdad, el bienestar económico no se puede separar del bienestar espiritual, civil, político, no se puede dividir, pero nosotros en cambio creemos que cada uno puede ir por su lado. Seguimos adelante con todo, en economía y en política, sin preguntarnos qué quiere decir todo esto para la vida de la gente. Seguimos discutiendo sobre el futuro de Ucrania, preocupados por el precio del gas, del petróleo… ¿y la gente?, ¿y la libertad? La libertad no solo de los ucranianos sino de los rusos. Putin ha logrado ampliar la OTAN y ha logrado que salga de Rusia una enorme cantidad de gente que era la esperanza del país, los jóvenes, estudiosos cuyas competencias son importantes para el bien de Rusia y se han ido porque aquello es la depresión total. ¿Cómo puedes crear, cómo puedes pensar si no eres libre?
“El problema es un sistema de pensamiento que es un producto de la propaganda que ha quitado la capacidad de pensar y de juzgar”
Aunque Putin mañana no estuviera ¿El problema sigue estando?
El problema no es Putin, no es algo tan banal. El problema es un sistema de pensamiento que es un producto de la propaganda que ha quitado la capacidad de pensar y de juzgar. Y nosotros todavía no somos capaces de valorar esto porque con todos nuestros límites la libertad de prensa nos parece algo natural. O se ayuda a Rusia a generar un modo de pensar libre, no porque yo tenga la verdad por encima de ellos, pero damos por descontado que la verdad existe y que nosotros debemos responder a esa verdad, hacer cuentas con ella. El modo de pensar putiniano es que no existe la verdad. El problema es que hay uno que está convencido de que la verdad no existe, que nadie podrá decirte nunca: pero yo he visto esto, he oído aquello. Es peligroso porque no es verdad contra mentira, sino que no existe ninguna verdad. Es terrible porque si no existe ninguna verdad, ni la mía ni la tuya, no existe nada. Es una situación nueva. Se trata de convencer al enemigo no de que tú tienes razón, sino de que no hay razón, y entonces no hay motivo para existir. Es algo muy sutil. No es que yo tengo razón y tú estás equivocado, sino que ninguno de los dos tiene razón porque no existe la verdad. Entonces solo queda el poder, la fuerza.
En un artículo suyo en La Nueva Europa habla de “reafirmar la realidad frente a la falsificación de la propaganda”
El problema no es que yo tenga una interpretación mejor que la de Putin. Podemos discutir sin parar. La cuestión es si tenemos algo delante a lo que debemos responder, a la realidad. Y ver si lo que decimos corresponde.
“Europa nació de la solidaridad de políticos y hombres cristianos”
¿Cómo valora la respuesta que está ofreciendo Europa a esta guerra?
Por un lado es positiva porque ha encontrado una unidad en la defensa de ciertos principios de justicia y verdad, pero eso no basta. Esta unidad hay que reconstruirla pero no frente a Putin, eso no es lo que le interesa en último término al pueblo ucraniano. La respuesta debe ser positiva: reconstruir esta unidad para reconstruir Europa de los escombros de otra guerra. Ya nació de los escombros de una guerra con una solidaridad que tenía una configuración cristiana. Europa se construyó no contra algo sino para construir un mundo que impidiera el renacimiento de ideologías como el nazismo en su momento. Así nació Europa, de la solidaridad de políticos cristianos y de hombres cristianos que pedían a campesinos belgas y holandeses que dieran algo para ayudar a familias alemanas. Al terminar la guerra, estas familias tenían gente que había muerto a manos de los alemanes y sin embargo se movían para ayudar a los alemanes. Esto lo hizo un hombre como el padre Tocino, fundador de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Esto es una revolución
¡Una revolución! Uno diría que estaba loco pero puso en pie una fundación que sigue ayudando a los cristianos que sufren en el mundo.
¿Cuál es el camino de la paz? Que entiendo que no es solamente una cuestión de una derrota militar de Putin sino que también implica una reconciliación entre los pueblos
Es un problema muy complicado. La reconciliación será muy difícil. Puede suceder que vuelva a aparecer un santo genial que encuentre una vía de salida pero desde un punto de vista humano debemos pensar que esta reconciliación será una tarea que durará generaciones. ¿Cómo? Insistiendo en la defensa de la verdad y la justicia, que debe ser verdad y justicia para ucranianos y rusos. Un camino difícil, donde nadie se sienta humillado. Rusia no debe sentirse humillada, no se puede confundir lo que ha hecho el gobierno con la reacción de su pueblo, pero tampoco puede sentir el pueblo ucraniano que se responde como si no hubiera pasado nada.
¿A qué nos referimos con abrir un diálogo para acabar con la guerra?
Las cosas pueden cambiar en cada instante. Sobre esto no podemos tener respuestas fijadas porque estamos ante una situación totalmente nueva y hay que aceptar cualquier situación nueva que suceda, siempre con lealtad a la verdad y la justicia, insisto. Cuando el Papa pide buscar el diálogo a toda costa es porque no sabemos lo que puede suceder en el diálogo. ¿Esto quiere decir que no hay diferencias entre agresor y agredido? Para nada, hay una diferencia total. Cada uno debe estar en su sitio. Pero insisto en que esto no debe ser la persecución del enemigo, corremos el riesgo de volvernos entonces igual que ellos. Hay que defender la justicia y la libertad. De lo contrario, corremos el riesgo de ganar la guerra y perder la paz.