Se recrudece el conflicto entre los partidarios del matrimonio homosexual y los contrarios

En concreto, el 23 de enero, y en más de ochenta ciudades de toda Italia, salieron miles de personas a la calle para exigir el reconocimiento legal o protección, por parte del Estado, de las parejas homosexuales. Lo hacían a sabiendas de que la nación transalpina es la única nación europea que todavía no ha realizado este reconocimiento. Bajo el lema ´Es hora de ser civiles: despiértate Italia´, a fin de de hacerse escuchar muchos de los participantes llevaron despertadores y relojes que hicieron sonar por todas las ciudades en las que se manifestaron, y que recorrieron todo el país: desde la septentrional Milán hasta la meridional Reggio Calabria, dos urbes a las que les separa nada más y nada menos que 1.250 kilómetros. No faltaron ciudades tan importantes como Roma, Florencia (la ciudad natal del Primer Ministro), Bolonia, y otras sureñas relevantes como Lecce o la capital de Sicilia, Palermo (donde nació el Presidente de la República, Sergio Mattarella). Los organizadores de la manifestación cifraron en más de un millón los participantes. Quizá la más destacada fue la que tuvo lugar en la propia capital del país, Roma, donde realizaron un recorrido que les llevó desde la sede del Senado (el Palazzo Madama), hasta las inmediaciones del Panteón.

La manifestación a favor del matrimonio homosexual tuvo lugar solo unos días antes de que el Senado comenzara a estudiar un proyecto de ley enviado por el propio Gobierno, ya que Renzi se había comprometido públicamente a legalizar el matrimonio homosexual. Y todo ello tras meses de bloqueo en ese mismo Senado, donde había quedado prácticamente paralizado dentro de la Comisión de Justicia al haber numerosas alegaciones en contra. En este momento, la idea del Gobierno es que a este tipo de uniones no se le llame ´matrimonio´, sino ´específica formación social´, si bien las parejas homosexuales podrán fijar un domicilio, elegir un apellido común e incluso concedérsele la nacionalidad italiana.

Sin embargo, en el proyecto de ley enviado por el Gobierno a la Cámara Alta no no se contempla la posibilidad de que la pareja homosexual ya casada pueda adoptar un niño/a, permitiéndole tan solo la adopción del hijastro (es decir, del hijo de la otra parte de la pareja) aunque sin asumir, eso sí, derechos sucesorios sobre el mismo. El nuevo proyecto de ley no ha gustado, ni al sector conservador del PD, ni a la oposición política ni, lo más importante, al NCD de Alfano, que se opone frontalmente a la llamada ´setpchildadoption´ o adopción de niños.

En ese sentido, con las multitudinarias manifestaciones a favor del matrimonio homosexual Renzi pudo darse cuenta de hasta dónde llegaba el conflicto. El primero era más que previsible, y no era otro que la oposición de la Iglesia Católica, cuya sede central (el Vaticano) se encuentra en el corazón de la capital italiana: es más, el Papa Francisco dijo bien claro que no podía haber ´(…) confusión entre la familia querida por Dios y cualquier otro tipo de unión´. El segundo podía resultar más inesperado, y no es otro que la división dentro del propio Gobierno. Así, mientras Giuliano Poletti, Ministro de Trabajo, participaba en el ´Día de la Familia´, su compañero de gabinete, el Ministro de Agricultura y Política Forestal, Maurizio Martina, tomaba parte en la manifestación a favor del matrimonio homosexual de la capital lombarda.

Una semana después, los católicos respondían movilizándose en contra del proyecto de ley presentado por el Gobierno italiano en el Senado. Esta vez no hubo manifestaciones por toda Italia, sino concentración en la capital del país (Roma). Los convocantes aseguraron ante los presentes que contaban en su postura contraria al matrimonio homosexual con el apoyo de la Conferencia Episcopal Italiana; con el de la formación NuovoCentrodestra; e, incluso, con la cerrada oposición de un ministro del Gobierno, el titular de Medio Ambiente, Galletti, quien estuvo presente en la manifestación. A ello se añade también la posición contraria de la Liga Norte, que ha presentado hasta 6.000 enmiendas al texto que se va a debatir en el Senado.

Lo último que va a hacer Renzi es enfrentarse al partido de Alfano, clave en todas las votaciones ganadas por el PD. Tampoco debe tener ningún interés en enfrentarse con la Iglesia, en un país donde el catolicismo sigue teniendo todavía mucha fuerza a pesar del intenso proceso secularizador. Pero, cierto es también, que Renzi necesita hacer algún ´guiño´ a la izquierda de su partido. Veremos en qué queda todo esto, pero la batalla ya se ha iniciado y amenaza con recrudecerse todavía más.