Zapatero no estará en Vista Alegre porque quiere estar en 2012

La encuesta del pasado domingo en El País reflejaba que el 67 por ciento de los votantes del PSOE dice no confiar en Zapatero, un 51 por ciento rechaza su gestión. ¿La suspensión del mitin de
Vista Alegre supone el inicio de la sucesión? Quizá no sea tan fácil. José Blanco, hombre fiel al presidente del Gobierno, aseguraba este miércoles en los pasillos del Congreso: "yo diseño la campaña electoral del PSOE, la planifico para ganar las elecciones y no la planifico por lo que me digan los periodistas".
Si Blanco ha suprimido Vista Alegre lo lógico es que los barones estuvieran encantados porque, por fin, se han desecho del que consideran el principal lastre. Pero las palabras de Fernández Vara, el presidente de Extremadura, muestran hasta qué punto esos barones no estarán tranquilos hasta que Zapatero diga que no va a presentarse. Zapatero "no necesita invitación, porque viene a su casa igual que si fuera José María Aznar", ha asegurado Fernández Vara. Dicho de otro modo, Fernández Vara no se conforma con que Zapatero no esté en Vista Alegre, quiere que sea ya como Aznar, un ex presidente.
Pero eso es lo que no está dispuesto a hacer Zapatero. Primero porque no quiere convertirse en un "pato cojo", como lo son los presidentes de Estados Unidos en su segundo mandato. Y segundo, y quizás más importante, porque cree que esté acabado. Si las municipales y las autonómicas son una debacle puede intentar presentarse como la solución, la culpa sería de los barones. Zapatero, "por sentido de responsabilidad", volvería a ser candidato. Por eso le conviene no estar en primera línea. Pero si las municipales y autonómicas no son un desastre absoluto, si los socialistas no pierden por ejemplo Castilla-La Mancha, también puede intentar darle una vuelta al argumento y sostener que él es la mejor opción, el hombre que mantendría un suelo que no le obligue al PSOE a estar 12 años fuera del poder.
Probablemente Zapatero no acaba de anunciar que se marcha porque no quiere marcharse. Rubalcaba está demasiado manchado, Chacón es catalana y, ¿Bono? Pues otra vez como en el XXXV Congreso.