¿Y no será que nos quieren robar el novio?
Aquí es difícil aclararse. El que más zumba es Pedro J. El otro día en la portada de El Mundo, oye que la parte de arriba para el Bárcenas y para sus sobres y sus cuentas en Suiza y su finca en Argentina, que por algo le llamaban Luis El Cabrón. Y en la parte de abajo que si la Fundación Ideas reparte también de lo lindo, y que allí estaba la foto de Rubalcaba. Que lo lees y que piensas que vaya porquería de democracia, que los políticos son todos unos ladrones. Y que luego te da por pensar que la única decente es la Díez, Rosa. Porque claro, a las que solo leemos El Mundo nos sale la corrupción por las orejas y que a la Díez nos la mete de santita a todas horas. Y que empiezas a pensar que los partidos de siempre no sirven y que la del partido rosa es la solución. Pero luego te pones a pensar más, a lo malo, ya sabes. ¿Y no será que al Pedro J. le pasa como a las puritanas de cuando estábamos empezando a salir con chicos? ¿Y no será que nos quiere robar el novio? Desde luego, de moralina nos pone hasta arriba.
Oye, mal, muy mal está lo de que Bárcenas se lo lleve crudo. Y mal estuvo lo de Filesa, y lo de Durán. Pero lo peor es que venga un predicador o una predicadora, a la que no le ha votado nadie, y te levante la democracia. Estos, el Bárcenas, el Guerra, son mis corruptos, que los he votado yo y unos cuantos millones más. Si me dan a elegir prefiero que me roben los que he elegido que no que me quiten el novio democrático los que no he votado. El dinero es dinero, la democracia es cosa más seria. ¡Y ahora que me llamen ligera! Siempre lo fui.