Volver a empezar

España · Raquel Martín
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23 septiembre 2008
Todos nos hemos estremecido de impotencia cuando, después de tres intentos consecutivos en poco más de 30 horas, ETA conseguía matar. Nos lo esperábamos y al final lo han conseguido. Luis Conde de la Cruz era asesinado y una familia entera, destrozada. Un muerto más a engrosar  la fúnebre lista de la banda terrorista.

Sin embargo, en esta ocasión se están produciendo hechos que hacen que este asesinato pueda llegar a ser un punto de inflexión en la política antiterrorista de los últimos años, en concreto desde que José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder.

El asesinato de Luis Conde ha traído la "novedad" de comprobar desde hace mucho tiempo una aparente, y confiamos que sincera, unidad de los principales partidos políticos, fuerzas sociales, sindicales y empresariales de nuestro país. Y aunque pueda resultarnos en un principio algo obvio o dado por supuesto, no lo es tanto.

Hemos visto a todos los representantes de las fuerzas políticas juntos en torno a un manifiesto de clara condena y con un mismo mensaje. Esto no ha sido posible tras algún que otro atentado de ETA en un pasado no muy lejano. No había una verdadera sinceridad en unos y había condiciones justas en muchas ocasiones en otros. Y, en todos, desconfianza mutua.

Tampoco podemos dar por descontado escuchar en el Gobierno, con su presidente a la cabeza, un claro mensaje de dureza frente a los terroristas, advirtiéndoles que su único camino será la ley y la cárcel, y que los terroristas nunca conseguirán sus objetivos, como el que hemos escuchado tras la muerte de Luis Conde. Esto, aunque parezca mentira, era difícil de oír en la pasada legislatura en boca de los responsables socialistas.

También ha sonado como "nuevo" responsabilizar única y exclusivamente de lo sucedido a un  puñado de asesinos. En esta ocasión no se han producido ni reproches mutuos ni sospechas bien o mal fundamentadas. La condena directa a los asesinos ha salido de manera muy natural y lógica.

Y todos estos datos nos indican que puede que estemos en una nueva etapa en la lucha frente a ETA. Una nueva era, que no significa recién inaugurada, ya que se trata en el fondo del viejo camino que, para desgracia de todos los españoles, llevamos recorriendo desde hace 30 años. Es el camino de siempre pero ahora suena como a nuevo, se ha producido un cambio. Como si tras la muerte de este militar segoviano estuviéramos todos de nuevo unidos frente a los de siempre.

Luis Conde de la Cruz ha sido asesinado porque a los etarras no les ha gustado la ilegalización de ANV y PCTV. Una decisión en la que estaban de acuerdo PP y PSOE, y no hay nada que haga más daño a los terroristas que la firme decisión de acabar con ellos, de derrotarles y en unidad.

Es innegable que hay un clima político radicalmente diferente al de la pasada legislatura. El tiempo dirá si el Gobierno tiene la sinceridad de llevar adelante una política de derrota de ETA en todos los frentes. Si es así, bienvenido sea y, aunque cueste, deben morderse la lengua los que advertían de los graves errores cometidos por Zapatero en los pasados años con su sueño del diálogo con los terroristas.

Reconstruir la unidad depende en gran medida de la sinceridad de los dos principales partidos políticos al ponerse de nuevo de acuerdo en pactar frente a ETA. Pero los políticos tampoco deben olvidarse de la recomposición social frente a ETA. Los españoles necesitamos recuperar la unidad en la calle para tomar protagonismo de nuestra historia, ahora dolorosa por la pérdida de Luis Conde. Urgía la recuperación de la unidad política, pero es más necesaria si cabe la unidad de la sociedad entera frente a los terroristas.

Por cierto, ¿por qué todavía ni PP ni Gobierno se han atrevido a convocar una manifestación unitaria en repulsa a los terroristas?

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