Veinte años sin Freddie Mercury y cuarenta con Queen

España · Félix Caballero
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12 septiembre 2011
2011 es el año de Queen y Freddie Mercury, su líder y vocalista. En estos 12 meses se cumplen 40 años de la fundación de la banda británica, 65 del nacimiento de Mercury y 20 de su muerte.

Para recordar al inimitable cantante se han puesto en marcha numerosos proyectos, desde la película sobre su vida que protagonizará Sacha Baron Cohen a la adaptación al cine del musical We will rock you, que sin duda permitirán al público recuperar el talento y el estilo, siempre tan personal, de una de las voces más prodigiosas del rock.

Para la revista Rolling Stone, Freddie Mercury es el 18 mejor cantante de todos los tiempos (enero de 2009) y Queen el 20 mayor grupo del rock (septiembre de 2010). La prestigiosa publicación escogió también Bohemian Rhapsody como la 19 mejor canción de la historia del pop (febrero de 2001) y At night at the Opera, el LP que la contenía, como el 230 mejor álbum (septiembre de 2005).

Nacidos en pleno glam, para Queen el género no pasó de la actitud de Mercury y el peinado de Brian May. Sus dos primeros discos, más progresivos que rockeros, fueron bien con la crítica, pero no tanto con el público. Hasta que Sheer Heart Attack, A Day at the Races y A Night at the Opera sellaron su destino. Es en este último donde aparece su gran hit Bohemian Rhapsody, para el que grabaron el primer vídeo promocional y en 1976 dieron el primer concierto masivo, 150.000 almas en el Hyde Park de Londres. En sus discos y giras de los 80, con Mercury en el trono de mejor frontman de la historia, acuñaron el término "grupo de masas" y dejaron momentos inolvidables como el vídeo de I Want to Break vestidos de zorrones.

Es en A Night at the Opera (1975) donde los Queen se soltaron el pelo definitivamente, con heavy, pop y la más operística de las canciones de rock, Bohemian Rhapsody. La canción presenta una estructura inusual, más similar a una rapsodia clásica que a la música popular, carece de estribillo y está estructurada en seis secciones: una introducción a capela, una balada, un solo de guitarra -considerado uno de los más emblemáticos de la historia del pop-, un sección operística, un segmento de rock y una coda que recupera el tempo y la tonalidad de la balada introductoria.

Mercury interpretó un día el primer fragmento de lo que más tarde sería esta canción para sus colegas. "Cuando llegó al final de la balada", recordaba el productor Roy Thomas Baker a Rolling Stone en febrero de 2001, dejó de tocar y dijo ‘aquí es donde entra la ópera, queridos". Hicieron falta tres semanas para grabar las 500 pistas vocales de este interludio operístico: en aquel momento se consideró que era el tema más costoso del álbum más caro de todos los tiempos. "Trabajábamos con solo 24 pistas, y se agotaban constantemente", evocaba Baker. "Teníamos que hacer copias de la cinta y mantener en funcionamiento varias máquinas a la vez". Cuando llegaron a la parte del rock, Baker y sus ingenieros hicieron una mezcla manual, amplificando las guitarras atronadoras de Brian May.

El tema fue número uno en Gran Bretaña y nueve en EEUU. Su inclusión en la banda sonora de la película Wayne's World lo situó por segunda vez en las listas muchos años después, en 1992, con un éxito mayor que sus inicios. Ahora, en 2011, con la celebración de tanto aniversario de Queen y Mercury, es de esperar que vuelva a auparse a lo más alto.

Mercury era dinamita con un rayo láser, su voz de cuatro octavas repetida en un brillante muro de sonido en grabaciones como Bohemian Rhapsody o Killer Queen. Incluso cuando se estaba muriendo (falleció en 1991 de sida), continuaba con su canto operístico majestuoso.

Además de su carrera como vocalista de Queen, banda con la que llegó a vender más de 300 millones de álbumes en todo el mundo, Mercury editó varios discos en solitario. El tema principal de Barcelona, grabado junto a la cantante de ópera Montserrat Caballé y en el que combinó música popular y ópera, se convirtió en el himno oficial de las Olimpiadas celebradas en Barcelona. Caballé consideró al álbum como uno de los mejores éxitos de su carrera.

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